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Moria Casán: Símbolo sexual (e intelectual) de los años 70

Por: Arturo Rico 17 Ago 2021
La versatilidad de su carrera hacía que fuera habitual para las audiencias verla hacer un strip-tease por la tarde en alguna película o en el teatro, para después verla entrevistar al Secretario de Economía por la noche.
Moria Casán: Símbolo sexual (e intelectual) de los años 70

Dueña de un porte cautivador, un intelecto sagaz y un físico que sólo podría describirse como monumental, Moria Casán fue el símbolo sexual más grande de los años 70 en Argentina.

Moria Casán: Símbolo sexual (e intelectual) de los años 70 0

Todo lo que es, no es lo que parece. Y todo lo que parece, fue más de lo que se ve.

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Era el verano de 1968, y Moria, de entonces sólo 22 años, cursaba la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires cuando su voluptuosa figura, imponente personalidad, y una serie de eventos fortuitos la llevaron a debutar como vedette.

Pese a haber estudiado danza clásica desde niña, Moria no tenía aspiraciones artísticas profesionales. Aconsejada por su padre, Juan Casanova, oficial del ejército argentino, Moria estudiaba abogacía y se planteaba un futuro en el ámbito político. De repente, y casi por casualidad, conoce al director teatral Carlos A. Petit, quien deslumbrado por su físico la invita a trabajar como vedette en el Teatro Nacional.

Terminando el cuarto semestre de la carrera de Derecho, y en plena temporada de exámenes, Moria debuta con un desnudo integral en la revista ‘Cuando la abuelita no era Hippie’; causando furor en el medio y catapultándose como una de las figuras juveniles más populares de la época.

Consagrada como figura principal, Moria Casan protagonizó innumerables producciones teatrales a lo largo de la década de los 70, y en la cúspide de su carrera es contratada para estelarizar un espectáculo en el ‘Jules Verne’,  el restaurante ubicado en la segunda plataforma de la Torre Eiffel, en París. Recorrió Europa con su espectáculo y se convirtió en un icono de la vida nocturna en toda América Latina.

Entrada la década de 1980 la carrera de Moria dio un giro de 180º. Consolidada como la vedette del momento, Moria supo valerse de su popularidad, y haciendo uso de sus estudios de abogacía se volvió vocal acerca de los problemas sociales y políticos que tanto afectaban a la Argentina de la época. Pese a la censura que caracterizó a la dictadura militar, las opiniones de Moria eran replicadas por innumerables medios de comunicación. Lo cual influyó de manera radical en la construcción de su personaje. Pasó de ser solo una celebridad, a ser una líder de opinión.

“Me daban portadas y portadas de revista de actualidad […] en donde se exponía mi pensamiento como si yo fuera Einstein. Y era rarísimo, porque no era un premio Nobel de literatura, era una mujer que trabajaba con su cuerpo.” Así lo afirmó ella misma durante una entrevista para Telefe en 2004.

Esto no sólo la convirtió en uno de los personajes más influyentes de los años 70 y 80, sino que también cambió la estructura del teatro de manera radical.

Pasó a la historia como la primera vedette en interpretar monólogos en el escenario, rol que se creía sólo era factible de ser realizado por hombres. Se aventuró en el mundo del cine, donde se se convirtió en la figura central de la comedia erótica argentina y, al mismo tiempo, fue la conductora de su propio programa de televisión “A la cama con Moria”, en el que en el que entrevistaba a los políticos más importantes de Sudamérica.

La versatilidad de su carrera hacía que fuera habitual para las audiencias verla hacer un strip-tease por la tarde en alguna película o en el teatro, para después verla entrevistar al Secretario de Economía por la noche.

Sin duda, fue esta dualidad la que la convirtió en el icono de la cultura pop que es hoy en día. A más de 5 décadas de haber iniciado su carrera, y luciendo espectacular a los 74 años, no ha surgido figura capaz de ostentar el título de sucesora. Por eso ella misma se autodenomina como el último exponente de una especie en extinción. Su impacto va más allá del mundo de las artes escénicas. Es igualmente admirada por su físico y por su intelecto.

Su erotismo absoluto, polémica personalidad y físico monumental le ganaron la portada de Playboy en dos ocasiones. Primero en 1987, con el encabezado ‘Moria desnuda la historia’,  y después en 2016, donde posó al lado de las bailarinas que la acompañaban en el espectáculo que producía y estelarizaba, ‘The Hole’.

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