Me enteré que vendría Mayhem a Mexico y se me quiso salir el corazón del pecho. Comenzó a golpear descontrolado igual que el bombo de Hellhammer en “Funeral Fog”.
No sólo porque la agrupación noruega daría un concierto en el Circo Volador el 12 de marzo, también por lo que eso significaba. La oportunidad de encontrarme con la dueña del Husky.
Antes de ella sabía yo muy poco de Mayhem. Fue la dueña del Husky la que una tarde, mientras recuperábamos el aliento perdido bajo las sábanas, me contó la leyenda del grupo.
Antes le había yo preguntado cuando llegué a su casa:
—¿Cómo se llama? —y le extendí el dorso de la mano al animal, para que me olfateara. Así me enseñaron que podía uno ganarse la confianza de un perro.
—Es perra, se llama Mayhem y le caíste bien.
Un Husky llamado Mayhem.
La dueña del Husky me invitó a sentarme en el sillón de su sala. El único que la ansiedad destructora de canina no había destripado cuando ella se iba a trabajar.
—¿Y por qué le pusiste así? —insistí.
Me preguntó si había escuchado a la banda y le dije que no. Se levantó y rebuscó entre sus discos hasta que encontró una copia del “De Mysteriis Dom Sathanas”, el primer álbum de estudio de los noruegos, en cuya cubierta aparece la Catedral de Nidaros. La misma que, se rumora, los integrantes de la banda planeaban incendiar.
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Fuimos nosotros los que nos prendimos fuego esa tarde. Mientras besaba las clavículas de la dueña del Husky, una voz cavernosa escapaba desde las bocinas de la sala describiendo con mucho mejores palabras lo que sucedía: “Soy un mortal, pero ¿aún soy humano? ¡Qué hermosa es la vida ahora que llegó mi hora!”.
Fue hasta que compartimos un cigarro encima de aquella cama revuelta que me enteré de su boca que tres de los integrantes de Mayhem que grabaron “De Mysteriis Dom Sathanas” son los que se presentarán en el Circo Volador. Mientras miraba a la dueña del Husky dar de caladas, y mis ojos no se podían apartar de su ombligo, una fisura de nacimiento por la que se le salía el diablo cuando se desnudaba, me fue contando la turbia historia de Mayhem, el grupo.
El 8 de abril de 1991, el guitarrista del grupo llegó a casa de Dead, el cantante, y lo encontró muerto. Se había cortado las venas y el cuello con cristales, algo que también realizaba sobre el escenario durante los conciertos, y después de convencerse que tardaría mucho en morir, se pegó un tiro. Euronymous, como se llamaba su compañero, corrió a comprar una cámara desechable y tomó una fotografía que acabó en la portada de un disco semioficial de Mayhem, “Dawn of the Black Hearts”.
Mayhem. Attila Csihar.
Algo singular existía en aquella imagen. La dueña del Husky me relataba una seguidilla de crímenes, porque después del lanzamiento del disco habíamos escuchado tres veces durante aquella tarde mientras hacíamos el amor y el perro permanecía echado, apacible, en el tapete, entre los que destacaba el asesinato de Euronymous a manos de Kristian Vikernes, el bajista que grabó “De Mysteriis Dom Sathanas”, quien a consecuencia estuvo preso durante 16 años en una cárcel que para nosotros parecería un resort.
También fue un promotor de la quema de iglesias y el regreso de la religión vikinga.
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Aunque el Mayhem que viene a México es ya solo una banda de black metal. Una en la que continúan tocando el vocalista húngaro Attila Csihar, el bajista Necrobutcher, el baterista Hellhammer y los guitarristas Teloch y Ghul.
Los ojos de la dueña del Husky eran un par de agujeros negros que me tragaban. Me hipnotizaba su manera de hablar. Fue hasta que el humo del cigarrillo que me echó en la cara me obligó a voltear, descubrí que Mayhem, la Husky, me observaba detenidamente, con la silenciosa sabiduría de los animales. Era consciente de la pasión que yo intentaba ocultar.
Le pregunté a la dueña del husky si la volvería a ver. Me respondió que se lo pidiera a Mayhem, que era una perrita capaz de hacer milagros.
—Para poder rescatarla unos cabrones me pidieron una cuota y yo no tenía un centavo, pero justo ese día por la mañana me cayó una chamba por la que me pagaron justo lo que me pedían por ella. Cómo me acuerdo que me la entregaron muy maltratada en una caja de huevo. Desde que le vi su antifaz dije: te llamarás Mayhem. Era la música que me ayudaba a desahogar mi coraje.
Me prometió que si un día venía Mayhem nos veríamos a un costado del moshpit.
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Por eso, se me quiso salir el corazón del pecho cuando me enteré del concierto en el Circo Volador este 12 de marzo. Busqué en el link si quedaban boletos y compré uno. También busqué el setlist que tocan en la gira para saber si escucharé “Life Eternal”.
Pienso en los ojos de la dueña del Husky mientras susurro: “Soy un mortal, pero ¿aún soy humano? ¡Qué hermosa es la vida ahora que llegó mi hora!”.
Mayhem, un Husky y un concierto en el Circo Volador.