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Mar del Zur y el relato de un chef surfer

Escrito por:Jafet Gallardo
Se llama Eduardo Wichtendahl Palazuelos, tiene 40 años de edad y es el Chef del restaurante Mar del Zur. Narra que desde pequeño tuvo la oportunidad de viajar por distintas partes del mundo y a los 20 años ya casi conocía todos los continentes: “Estas aventuras se dieron porque iba con mi mamá (Susana Palazuelos) a promover la cocina mexicana. Soy de Acapulco. Crecí rodeado de una vegetación exuberante tropical, de litorales de costa con abundantes mariscos e ingredientes increíbles”.
 
Se formó dentro de una empresa de banquetes, era mesero a los ocho años. Estudió hotelería en la Universidad de Glion, en Montreux, Suiza. Después trabajó en una casa de banquetes en Paris, Francia y posteriormente en el hotel Royal Garden Riverside, en Bangkok, Tailandia: “Ahí conocí la comida tailandesa que me volvió loco y me fascinó”.

Fue así como surgió el restaurante Mar del Zur “un menú que es el reflejo de todos esos viajes y vivencias”. Palazuelos se autodefine como chef, empresario y promotor de las raíces de nuestra cultura gastronómica. De ahí que el concepto de su cocina sea “Mextai Seafood Grill” y que los postres se sirvan siempre en alguna artesanía procedente de Acapulco que puedes llevarte de obsequio a tu casa. 
 
En la cocina de Mar del Zur trabaja un equipo de 18 personas donde el sabor es la brújula que orienta sus creaciones culinarias. El restaurante da cavidad para 180 personas. Esta entrevista se realizó dentro del contexto de su primer aniversario en este mes de marzo y al mismo tiempo festeja haber obtenido Cinco Diamantes; distinción que otorga The American Academy of Hospitality Sciences.
 
 
Afuera de la cocina
Su comida favorita son las almejas, el pescado, la langosta y el camarón. “Me gusta la comida casera no se trata de cosas que estén muy elaboradas. Pasta, chayotes rellenos y así como me hacía de comer mi mamá”, dijo Palazuelos tras exponer que su bebida predilecta es el chocolate, el vino mexicano y el mezcal. 
 
Y aunque le gusta meditar, hacer yoga y cuidar su alimentación, cree que lo mejor que puedes hacer para fortalecer tu espiritualidad es el deporte: “Con media hora que tú hagas ya. Aquí estoy nadando. Y en Acapulco para mi, poder ir a surfear era una experiencia religiosa. Era yo y el planeta. Pero por eso aquí, en México, ando en bici. Diario llego al trabajo en ella”. 
 
Y aunque su bici aún no tiene nombre ni recordó la marca, dijo que la favorita de sus tablas para surfear se llama “La Batitabla” (fibra de carbono y cuatro quillas). “Es como Batman”, finalizó el chef surfista. 
 
¿Dónde?
Emilio Castelar 163, Polanco. 
 
¿Cuándo?
De lunes a domingo.
 
Cheque promedio
$700 

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