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El lifestyle Keto incrementó mi atractivo sexual

Por: Víctor Hugo Sánchez 04 Nov 2021
El keto style tiene un punto de equilibrio natural: llegarás a tu peso ideal, y la baja de peso se detendrá en automático.
El lifestyle Keto incrementó mi atractivo sexual

Déjenme contarles cómo conocí el estilo de vida keto y cómo aumentó mi atractivo sexual con las chicas.

Siempre, aunque estaba gordo, fui sobradito de confianza en mí mismo.

Tengo ojos verdes, una buena labia, inteligencia y una trayectoria periodística envidiable (34 años, cubriendo a las máximas glorias de la farándula nacional e internacional; para que conste en actas, hasta un libro tengo al respecto: “RP: el otro lado del espejo”, donde narro mis aventuras con José José, Luis Miguel, Eugenio Derbez, Salma Hayek, Paul McCartney, Elton John, Jane Fonda y un largo etcétera; 188 historias, anécdotas con los famosos), lo que me hace salir avante en cualquier contexto y que me ha generado, debo decirlo, una buena cantidad de romances con mujeres, la mayoría, muy hermosas.

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Hoy, 35 kilos menos y con nueva cabellera (estando obeso, me rapaba; por alguna razón, hasta decía que me sentía cómodo), estoy insoportablemente guapo.

Sí, a mis 56 años, estoy teniendo un pegue descomunal, fuera de serie y es que, dicen mi cuates, me quité como 15 años de encima. Y 35 kilos. TREINTA Y CINCO.

Y ando insoportable. Pero adorable, al fin.

No soy un Sugar Daddy

Soy el “señor” que aún puede darse el lujo de salir con chicas más jóvenes, aunque en los restaurantes me pregunten “¿qué le traigo de tomar a su hija?”, a lo que siempre responderé: “no es mi hija… es mi nieta” y soltaré una carcajada enorme, tremenda.

Sí, también soy un cinicazo de primera.

Y es que, debo decirlo, bajar estos 35 kilos ha funcionado directamente en mi apariencia (se entiende), y en mi autoestima. Directo al cuora. Directito.

Y, no; no soy sugar daddy. Para nada. Uno, porque no tengo los recursos para serlo y, dos, porque tampoco tengo necesidad.

¿Que si me gusta consentir a mis novias, amigas, amigovias, free o poliamorosas? Sí. Y mucho. Pero eso no me hace sugar daddy. Siempre, obeso o delgado, he sido así: consentidor de la mujer que decide pasar un tiempo, breve o largo, a mi lado.

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Dos veces me estanqué

¿Cómo baje 35 kilos? Esta es la mejor parte de esta historia:

Primero, por un dolor de ciática que me duró casi seis meses sin encontrar solución médica hasta que topé con una clínica de medicina alternativa donde, en media hora, me curaron.

—¿Volverá este dolor?

—No, pero el sobrepeso no ayuda mucho.

Eso me dijo la doctora que me atendió y acto seguido cerré la bocota. Comencé a ingerir nopales como enfermo. Nopales en ensalada, de esos que venden en los mercados; comía “normal” y cenaba nopales. Durante seis meses tragué nopales y bajé 10 kilos. Diez.

Luego me estanqué. Dos meses más de nopales y sin bajar ni un gramo. Comencé, entonces, a correr. Durante tres meses corrí como 5-6 km diarios y bajé cinco kilos más… Luego, me estanqué.

Comencé, así, otro método: mi dieta de las mitades. Si me zampaba 10 tacos, le bajé a cinco. Si me tragaba una pizza completa, me daba la mitad. Así, durante otros seis o siete meses, bajé otros diez kilos.

Me volví a estancar y, además, me lastimé la espalda y la rodilla. Dejé de comer y volví a aplicar las mitades: de cinco tacos, me comía tres, a veces dos. Y no cenaba.

Estaba comiendo poco y muy mal

Al cabo de dos años y medio había bajado 30 kilos. Ya era talla 30. Algo que, para mis ancianos 56 años, ya estaba bien. Y, aunque no estaba en mi peso ideal, pues ya había cumplido mis metas y rebasado mis expectativas. Yo habría querido llegar a talla 32, pensando que, a mi edad, estaba bien.

Así me la llevé unos meses hasta que conocí a Yunuén Zuuz (Delgado, en realidad, es su apellido y condición física), licenciado en nutrición y con maestría en programación neurolingüística quien, de tajo, me dijo: yo te bajo esos cinco kilos en un mes, más o menos.

—Oye, pero si como muy poco: siete galletas María con una taza de café con leche, endulzada con Splenda, por las mañanas, y en las tardes, dos, máximo tres tacos, y no suelo cenar nada. Nada.

—Pues, amigo, estás comiendo muy mal.

Para comer keto y para llevar keto

Largo de explicar y, no, pues no soy un experto en el tema, así que no le contaré las buenas horas que nos hemos aventado Yunuén y yo, él explicándome lo que es el estilo de vida Keto (llamarle dieta encierra, de por sí, una carga emocional que hay que eliminar, desde el inicio; así que le diremos estilo Keto), pero le diré que estoy vuelto loco de alegría porque, además de haberme llevado a mi peso ideal (68 kilos), a mi talla ideal (28, de pantalón y, camisa, small fit) y, ¡lo mejor de lo mejor! No estoy comiendo… ¡Estoy tragando!

Sí, en una sentada puedo comerme un kilo de rica y jugosa arrachera, un vacío de res, un cabrito, unos cortes mamalones y quesos, haaaaartos quesos maduros (provoletas, manchegos, etc), así que, amiguitos, no la estoy sufriendo; antes, al contrario, la pura gozadera gastronómica.

Y, sí, pues he tenido que dejar de lado algunas cosas: pan, tortillas, granos, arroz, frijoles, garbanzos, pastas, frutas, postres, azúcar y cualquier dulce. Pero esos cinco kilos que me faltaban los bajé en un mes, aproximadamente y, lo mejor, me estoy caaaaaaaaasi marcando. Bendita genética, no quedé colgado de mis carnes. Ni tantito.

Adiós hambre, hola sex appeal

Hoy, en el desayuno puedo zamparme tres huevos con tocino y champiñones; en la comida, un kilo de carne con guacamole y chicharrón de cerdo, y en la cena, lo mismo o, para suplir al taco, una costra de queso, rellena de pastor, de suadero, de lengua… y seguir bajando de peso.

Y, lo mejor, que el keto style tiene un punto de equilibrio natural: llegarás a tu peso ideal, y la baja de peso se detendrá en automático.

Cabe señalar, comentar, decir, aclarar: si tomas el paquete completo, Yunuen te llevará a tu domicilio tus tres comidas y snacks diario; si, como yo, sueles comer en calle, te dirá qué, sí, y qué, no puedes ingerir. Y santo remedio.

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Se regala ropa enorme

Acabo de regalar mis pantalones 38, 36, 34, 32 y estoy a nada de regalar mis tallas 30, porque ya me compré harta y sabrosa ropita 28 y small fit; lo mismo hice con mis camisas, mis chamarras, suéteres, todo, porque no quiero regresar a ser el gordito y excelente periodista que fui muchos años. No quiero. Ni tantito.

Especialmente, porque no la estoy pasando nada mal. Al contrario: la estoy pasando sensacional.

Y la confianza en mí ha regresado; la autoestima está por las nubes, y mis romances son, así, así, el motor que impulsa esta nave de sabiduría periodística y laboral que, bendito el cielo, me ha generado romances maravillosos con maravillosas y hermosas mujeres que mantienen a flote esta embarcación que ha renovado su casco.

Y fuera de payasada y egolatría, y en serio lo más importante: aunque estaba delgado en mi talla 30, traía un tema de salud muy complicado. Delgado y lo que quieran, pero con niveles de triglicéridos en 750, y glucosa y colesterol a punto de Gayosso. Hoy, a un mes y una semana de haber comenzado este estilo de vida, mis niveles van a la baja (triglicéridos en 200, y lo que debo bajar) y me siento mejor de salud y mejor, emocional y físicamente.

Inmamable, me dicen.

Insoportable, comentan.

Estúpidamente guapo, digo yo. Me siento tan bien conmigo, que lo estoy proyectando y me están cayendo muchas bendiciones gracias al estilo de vida keto. Síganme en mis redes sociales.

 

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