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HELLOWEEN: LOS AJUSTADOS PANTALONES DEL TIEMPO

Por: Jafet Gallardo 06 Jun 2018
Dice un hombre calvo a la multitud: “Cuando grabé esta canción, tenía yo 18 años. Llevaba el cabello largo –con […]
HELLOWEEN: LOS AJUSTADOS PANTALONES DEL TIEMPO

Dice un hombre calvo a la multitud: “Cuando grabé esta canción, tenía yo 18 años. Llevaba el cabello largo –con la diestra hace la mímica de acariciarse una melena invisible– y usaba unos pantalones stretch. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Estos pantalones que traigo ya no son stretch”.

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Fotografías de Germán García / Cortesía Dilemma Entertainment

 

Pero lo mismo para varios de los miles que, igual que Michael Kiske, eran adolescentes en 1987 y que este sábado de octubre, 30 años después, usan camisetas de Helloween marca XL en vez de CH. Para quienes nos resignamos a la pérdida del cabello, pero que no podíamos faltar a la cita, a la reunión histórica de las tres voces que el grupo alemán ha tenido a lo largo de su historia: Kai Hansen, Kiske y Andi Deris.

Kiske toca las fibras más sensibles con su interpretación de “A tale that wasn’t right”, mucho por la ensordecedora manera que tiene el público de acompañarlo y otro tanto por la majestuosa descarga de sonido que consiguen las guitarras de Hansen, Michael Weikath y Sascha Gertsner. Sin embargo, los problemas en la voz que un día después del concierto casi lo harían bajarse del barco “Pumpkins United” ya eran evidentes.

Helloween al grito de guerra

Cerca de tres horas de concierto, 24 canciones y un emotivo homenaje al difunto baterista Ingo Schwichtenberg –quien fuera el de la idea para bautizar a esta banda– difícilmente se pueden contar en unas cuantas líneas, por lo que me parece adecuado recurrir a ciertas escenas. Como pasó en la entrada de esta crónica con “A tale that wasn’t right”.

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Fotografías de Germán García / Cortesía Dilemma Entertainment

Como si se tratara de un partido de futbol internacional, Helloween tenía que inaugurar la noche interpretando su propio himno nacional. La hermosura de “Halloween”, incluida originalmente en el disco “Keeper of the seven keys Pt. 1”, con sus 13 minutos y 18 minutos de duración, elevó rápidamente la energía. Si bien el sonido se tardó un poco en ajustarse, la sola presencia de Kiske y Deris en el escenario de la Arena Ciudad de México, estableciendo un diálogo con los versos de la canción, bastaba para que a uno se le pusiera la carne de gallina.

Igual que una sinfonía, “Halloween” está conformada por diferentes movimientos. El solo de guitarra de salida –con fuertes referencias a la música clásica, en la que los instrumentos de Hansen, Weikath y Gertsner se sincronizan, sencillamente no puede representar un mejor agasajo para los oídos.

No es que las comprendidas entre la canción 2 y la 8 no fueran importantes, pero el espacio apremia. La llegada de “Perfect gentleman” dejó patente que si bien la nostalgia nos orilló a aplaudir a rabiar la presencia de Kiske, Andi ya pagó su derecho de piso. Él es el indiscutible vocalista de Hellowwen. Su carisma, sus ademanes, sus gestos y sobre todo, su voz, ha sido la protagonista de los clásicos que integran, por así decirlo, la segunda vida del grupo. Uno de ellos éste, en el que armado con chistera, nos muestra el rostro más alegre del grupo. Y remonta a un disco que se interpreta poco en vivo, pero que está sobrado de calidad, “Master of the rings”.

Hansen pone orden

Helloween no es un grupo que se caracterice por sus despliegues de pirotecnia, visuales o efectos especiales. Pero 3 décadas merecían que hiciera algo distinto. Entre canciones se proyectó en las pantallas la animación de dos calabacitas que personificaban, por turnos, a cada uno de los integrantes y en la que aparecía una máquina en cuya parte superior giraba un anillo dorado en el que se veían las portadas de todos los discos de la banda.

La gente canta: “Happy, happy, Helloween, Helloween…” y de inmediato, la maquinaria se echa andar. El medley protagonizado por Kai Hansen en la voz y guitarra es el momento más pesado y veloz del concierto. Cuatro canciones interpretadas con la furia de una tormenta eléctrica. A diferencia de Kiske, que a medida que avanza la noche parece cada vez más cansado y falto de aire, Hansen abre la boca y nos queda claro que su voz sigue intacta. El viejo Helloween se levanta de entre los muertos para que suenen “Starlight”, “Ride the sky”, “Judas” y una “Heavy Metal is the law”, que sin pretenderlo podría definir la experiencia completa.

El águila devorada por el tiempo

Dice en español un rubio de cabellera medieval a la multitud: “Cuando yo escuché esta canción la primera vez en un bar de mi pequeño pueblo en Alemania, Kalsruhe, pensé: qué buena música hacen estos gilipollas (porque desde hace años Andi Deris radica en Tenerife) y heme aquí, muchos años después, cantando la mierda. ¡Gracias, Dios!”. Es el preámbulo a “How many tears”, la última canción de un extenso set al que aun le restaba un encore.

“Eagle fly free” no se ol merecía. Tampoco nosotros. Mucho menos Helloween o Michael Kiske. Una de las canciones más emblemáticas de la banda requería de una voz poderosa, de un grupo de cierre que nos dejara con los oídos reventados y el corazón abierto por la mitad. Pero en vez de eso, tenemos a un vocalista disminuido, que se vio en la necesidad de bajar el tono hasta volverla incomprensible. Ni el brazo que le tendieron Hansen y Sascha como segundas voces pudieron sacar a flote un desastroso episodio para un concierto que debía ser histórico. No hay forma de ocultar que el fuego en la garganta de Michael Kiske se ha extinguido.

Por esta noche, al menos.

Luego de un “Future world” que tampoco es memorable, viene un cierre que sí está a la altura de Helloween. “I wan’t out” con todos los músicos en escena. Tal como empezamos hace casi tres horas. Con la gente jugando con pelotas anaranjadas y negras que traen impresa una calabaza. Con la cerveza a punto de hacer reventar las vejigas. Con los recuerdos a flor de piel.

Un día después del concierto, Helloween publica en su fanpage en Facebook que Michael Kiske está enfermo. Según da a conocer la banda, la apretada agenda de viaje afectó su voz. Existe la posibilidad de que no cante y la banda tenga que modificar el setlist de la gira. Sin embargo, este lunes se da a conocer que el músico se siente mucho mejor y subirá al escenario. ¿Cantará mejor que en nuestro país?

Lo que no es posible olvidar es su rostro acongojado, amplificado por las pantallas de la Arena Ciudad de México, diciendo: “Muchas cosas han cambiado desde entonces. Estos pantalones que traigo no son stretch”.

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Por Arturo Flores

 

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Fotografías de Germán García / Cortesía Dilemma Entertainment

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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