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El Haragán y Compañía: nunca nos cansaremos de cantar

Escrito por:Arturo J. Flores

“¿Ya se cansaron de cantar?”, preguntaba recurrentemente Luis Álvarez a quienes se descolgaron al primero concierto de El Haragán y Compañía. este sábado en el Pepsi Center. La negativa que recibía como respuesta estaba de más. Basta observar los videos que grabamos para comprobar que la voz de Luis se vio eclipsada por los pulmones de la mayoría.

Los hijos de Sax junto a El Haragán y Compañía. Foto de César Vicuña / Cortesía de Ocesa

No estoy muerto: el homenaje a Sax

Se vivieron muchos momento emotivos. Quizá el más, la presencia en el escenario de Andry y Natasha, los hijos de Eulalio Cervantes “El Sax”, el sempiterno saxofonista de Maldita Vecindad, para interpretar una mezcla entre “Kumbala” y “No estoy en muerto”.

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En este última, además de la imagen de Sax, desfilaron por las pantallas otros músicos fallecidos, como los ex Haragán Octavio Espinoza “El Sopas” y Jerónimo García.

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Pero si los hits fueran latigazos, podríamos decir que el grupo originario de Tlalnepantla de Baz nos azotó sin misericordia. Tanto como se fustigó al Mesías bíblico  y al que se refiere en “Jesucristo del Barrio” y que dedicó a todos los presentes de Iztapalapa.

El Haragán y Compañía. Foto de César Vicuña / Cortesía de Ocesa

Otros momentos emotivos tuvieron lugar con “Odio a la gente buena”, “Mujer de la calle” y “Yo pensaba que”. Esta última, además de acariciar el alma con su bien refinado blues, tocó venas muy sensibles con su letra. Cierto es que a muchos a quienes nos tocó presenciar el lanzamiento de “Valedores juveniles” en 1990, definitivamente nos sacudió comprobar aquello de “que el tiempo que se pierde, no regresa ya”.

El rock urbano a la gran ciudad

Le dicen rock urbano. Así se le ha denominado a la música de grupos como la Banda Bostik, Lira N’ Roll y, obviamente, El Tri. Un género del que El Haragán y Compañía es orgulloso representante. Musicalmente es blues. Pero se le llama urbano porque cuenta las historias de la ciudad y, paradójicamente, porque modas van y vienen, pero el rock urbano (no confundir con el reggaetón al que por razones misteriosas se le denomina ‘urbano’ a secas) hierve sin apagarse en la periferia de la urbe.

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De cazafantasmas a guitarrista. Carlos Trejo con El Haragán y Compañía. Foto de César Vicuña / Cortesía de Ocesa

Por eso es y será noticia que una banda como El Haragán y Compañía, con sus invitados (Pocholo; Carlos, el cantante de Los Gatos; el cazafantasmas y pesadilla de Alfredo Adame, Carlos Trejo; Rubén Albarrán, de Café Tacvba, y los chicos de Triciclo Circus Band), se presente en un foro como el Pepsi Center.

“Muñequita sintética”, “A esa gran velocidad” y “Él no lo mató” dejaron en claro una cosa: no nos cansaremos de cantar.

“No nos cansamos de cantar”. El Haragán y Compañía. Foto de César Vicuña / Cortesía de Ocesa