Para cualquier escritor, independientemente de dónde nació, estar en la CDMX y no narrarla, es un desperdicio. No entiendo el regionalismo. En el pasado, porque escribí un cuento que se desarrollaba aquí, aunque nací en Torreón, me tildaron de traidor. Y los de aquí, me criticaron como si la ciudad les perteneciera.
El rayalibros: ¿qué leemos en México cuando no leemos?
Conectar en Tepito es una crónica que me causó muchos conflictos, el más importante es que no puedo volver al barrio. Ir a Tepito es toda una experiencia, no sólo para comprar drogas, sino para comer o comprarte calcetines. Probablemente si voy, pasaré desapercibido, pero es un riesgo que no quiero correr. Esa crónica la hice por hocicón.
No me imagino a Jorge Volpi contando que fue al Vive Latino y que le dio diarrea. No es exhibicionismo, pero es que no pertenezco al establishment literario y eso me da la posibilidad de escribirlo. Mi lector está más cerca de la diarrea que de Jorge Volpi. A mí me interesa que mi lector se entretenga.
Respecto a las crónicas musicales, me ha tocado que muchos editores me dicen: “esto no lo puedes publicar”. Estoy seguro que estoy en la lista negra de OCESA, porque me he quejado mucho de las malas condiciones y los precios exorbitantes de los conciertos. Pero yo tengo la ventaja de poder contar lo que veo sin autocensurarme.
EL LIBRO
Aprende a amar el plástico
Ediciones Cal y Arena, 2019
173 págs.
Nació en Torreón, Coahuila, en 1978. Es narrador y cronista. Entre los títulos que ha publicado figuran La efeba salvaje y El pericazo sarniento, este último Premio Bellas Artes de Narrativa Colima. Miembro del Sistema Nacional de Creadores.