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Adri Vainilla: entre el urbano, la poesía y el Tarot

Por: Arturo J. Flores 28 Oct 2021
“Yo defiendo a mis seguidores pajeros. Son mucho más sinceros. Y yo valoro muchísimo la sinceridad en una persona. Aparte, yo también soy pajera, pajerita y algunos días pajeraza”.
Adri Vainilla: entre el urbano, la poesía y el Tarot

La lista de cosas que hace la peruana Adri Vainilla es muy extensa, pero vale la pena revisarla. Canta, escribe poesía y ficción, es modelo, ejerció el periodismo, la publicidad y la conducción. Deseaba estudiar Criminología, pero cursó cuatro años de Filosofía y también Comunicaciones.

En la actualidad radica en México, específicamente en Tulum. Poco antes de que la pandemia pusiera en pausa el mundo lanzó un tema de urbano titulado “Cuéntale”, que nada tiene que ver con el de Don Omar, pero le dio un giro a la trayectoria que ya tenía como cantante de pop electrónico tanto como vocalista del grupo Pestaña, como en solitario.

De atea a Beata

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Además de eso, tiene una marca de ropa propia y lee el Tarot a través de sus redes sociales.

Le gusta la magia, el ocultismo y la espiritualidad. Porque desde muy joven tuvo un encontronazo con la religión.

“Mi familia era atea y aún así, me metieron a un colegio católico de mujeres, porque era el único que conocían. Una vez, mi madre me encontró con la luz apagada, arrodillada y pidiendo perdón delante de una cruz preparándome para mi primera comunión. Se espantó y fue a quejarse al colegio”, recuerda.

“La monja le dijo a mi madre que si me criaba para creer que yo no tenia pecados, me iba a volver soberbia y rebelde. Me decepcioné mucho de la religión. Mi rechazo fue tan rotundo que donde veía un crucifijo, lo volteaba, y le dibujaba lunares coquetos a las vírgenes de los cuadros”.

Irónicamente, más adelante incursionaría como actriz en una película producida por el Convento de Santa Catalina en Arequipa en la que interpretó a la Beata Ana de los Ángeles, quien se hizo monja después de que Santa Catalina de Siena se le apareció en una visión.

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De pajero a pajera

Más adelante, Adri Vainilla comenzó a estudiar teatro y se matriculó en la carrera de Filosofía. De ahí que hasta la fecha sea una devoradora de libros: “Mi librero está lleno de Oscar Wilde, Sartre, Nietzsche, Kant, Shopenhauer, Freud, Carl Jung y El Marqués de Sade. Tengo libros de magia, hipnosis, psicología, numerología, ocultismo, estudios de mentes criminales y cuentos de Lewis Carroll y Horacio Quiroga”.

A la par, se interesó por la música. Aunque entonces no era reggaetón, sino punk. Podía no llegar a dormir a su casa cuando había conciertos. Se unió a Pestaña como cantante y empezó a trabajar en una agencia de publicidad, porque ya entonces muchas personas la seguían en redes sociales.

Eso no ha cambiado hasta la actualidad. Pero quien hurga un poco más allá de sus sensuales fotos en Instagram, encuentra que Adri Vainilla posee un abanico de contenido: una cuenta para su línea de ropa, una para el Tarot, una para su música y hasta un blog en el que comparte sus textos.

Tiene algunos muy duros. “Mis fotos son arte y no porno” y “¿Sabías que te siguen sólo porque muestras el culo?”, por ejemplo. En ellos, reflexiona con sarcasmo acerca de esas personas que, basándose en sus fotografías de desnudo, en las que pueda aparecer bajándose la blusa para mostrar un pezón, piensan que Adri Vainilla es una persona superflua, hueca y hasta promiscua e insaciable.

En “Los pajeros también leen”, escribe: “Yo defiendo a mis seguidores pajeros. Son mucho más sinceros. Y yo valoro muchísimo la sinceridad en una persona. Aparte, yo también soy pajera, pajerita y algunos días pajeraza”.

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Su cuerpo protesta

Es imposible no mirarla y experimentar una sacudida emocional. Adri está consciente que su belleza no es la que ajusta en el estereotipo (ni se le antoja encajar, por eso “no me puse tetas”) pero está consciente que su labia emana una avalancha erótica. De ahí que tenga OnlyFans.

Sin embargo, pajeraza como se reconoce, no son los lugares comunes los que la erotizan.

“A mí me erotiza verme en el espejo”, afirma. “Ver tocar a Nacho Cano, de Mecano, y a Jonathan Davis, de Korn, retorcerse en el suelo mientras canta y sufre en el show. El porno me comenzó a aburrir, pero me gustaba el porno alemán por sus planos generales. Cuando los cuentos eróticos están bien hechos, también me erotizan”.

Y, añade contundente, acerca de la diferencia entre desnudo artístico y pornografía: “La gente divide la pornografía y el arte. Ambos son subjetivos, sobre todo si haces foto erótica. Yo me expreso y eso debe ser respetado y si no lo es, tampoco voy a parar. Siento que protesto con mi cuerpo”.

 

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La depresión de Adri Vainilla

No le avergüenza reconocer que sufre depresión, Trastorno Obsesivo Compulsivo y toma medicación desde los 14 años. Tampoco la vida se la ha puesto fácil. Enfrentó el suicido del líder de su primera banda y el Covid que contrajo su padre. Por eso le ha costado tanto terminar de escribir su biografía, el proyecto el que lleva buen tiempo sumergida. Ella misma tuvo un intento por quitarse la vida.

Entre tanto, se mudó indefinidamente a México para seguir aprendiendo a tocar el sintetizador, estrenar más música en Spotify (urbano por el momento, aunque no descarta volver al pop electrónico y quizá, al punk) y profundizando en sus estudios de ciencias ocultas.

Adri Vanilla rubrica: “En realidad no tienen nada de ocultas, pero me sirven para ayudar a más personas en mis sesiones de Tarot. Por lo pronto, quiero aprender de las celebraciones mexicanas de Día de Muertos”.

 

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