2×1: Entre risas y sustos

La verdad es que la comedia boba, estilo Una película de miedo o Esta no es una tonta película de… no son de mi agrado, me parece que apelan al adolescente que tiene miedo de ser homosexual y que su máxima diversión es emborracharse y fumar marihuana; razón por la cual prefiero alejarme de cualquiera de esos productos. Sin embargo, Este es el fin de alguna extraña manera me atrajo.

 

La premisa es común a todas: un grupo de amigos, en este caso actores de medio pelo de Hollywood que se interpretan a si mismos, se reúnen para celebrar una juerga memorable pero el Fin del mundo sucederá mientras ellos se drogan y beben. Evan Goldberg y Seth Rogen directores y guionistas, se dedican a burlarse de ellos mismos, de las convenciones del género de terror y hasta de sus amigos, lo que hace la película un pelín inteligente y bastante divertida.

 

Memorable la escena en que Emma Watson golpea con una hacha a la panda de juerguistas y escapa luego de robarles su comida. También Rihanna hace su aparición, aunque a ciencia cierta no sabemos si fue víctima de una broma o ella misma se parodiaba; me daba la impresión que es la típica chica guapa de pocas luces que nunca sabe cuándo la broma es a sus costillas.

 

La película está en la misma sintonía que Los Cazafantasmas pero sin el talento de Iván Reitman. Incluso los demonios que aparecen a cuadro recuerdan mucho a los que Zulu, el dios babilonio, tenía a su alrededor. Este es el fin es la película ideal para ir a ver en grupo, para saliendo irse a beber cervezas y recordar los chistes más procaces que vieron en pantalla.

Con el auge de las tecnologías digitales cualquiera con ganas de hacer una película puede hacerla, si es lo suficientemente tenás. Esto ha hecho que la serie B este llena de cintas mediocres con poca técnica. Por eso es de celebrarse que periódicamente lleguen al medio artesanos que conozcan su oficio y que nos brinden películas que funcionen a nivel técnico y de guión.

  

El debutante Nicholas McCarthy nos da cátedra de lo que se puede hacer con poco presupuesto y un guión muy bien trabajado. El Pacto es la historia de dos hermanas, que presumimos tuvieron una infancia dura con una madre que rayaba en la locura, cosa que confirmaremos conforme avanza la película. Entre otras cosas, su progenitora las encerraba en el closet cuando se portaban mal, amén de otros castigos bizarros que sólo se sugieren, por lo que ambas no le tienen un cariño muy grande.

 

A su muerte, las hijas deciden regresar a la casa de la infancia para encontrarse un oscuro secreto que guardaba la no muy sana progenitora. La cinta no es nada innovadora, incluso cumple punto por punto los convencionalismos de la casa embruja (apariciones– fantasmales–secreto a revelar–crimen terrible) pero McCarthy sabe ir dosificando la tensión, nunca abusa de los efectos especiales, no apuesta a los desnudos o las muertes gráficas ni promete nada que no se cumpla. Incluso saca una actuación decente del mediocre Casper Van Dien, y pule cual diamante a la semi desconocida Caity Lotz.

 

Lo que más se agradece es que la cinta dura poco menos de media hora y que no deja cabos sueltos. Es increíble atestiguar como con algunos planos, unos pocos ruidos, una banda sonora que prácticamente es inexistente e incluyendo los estereotipos básicos (vidente–asesino despiadado–policía) pudo haber creado tanto miedo. Infaltable.

Este es el fin se estrena este viernes en todas las cadenas. El pacto está en cartelera.