Tristan Tricks: “En Berlín hay tantos antros como en México taquerías”
Hace dos años, Valentina Plasa y Michael Klotz recibieron a varios amigos en su departamento de la Condesa. Celebraron una venta de garage. Muebles, vinilos, libros, adornos y hasta instrumentos musicales formaron parte de una historia con la que los líderes de Candy, esa banda de post punk que legó tres discos y canciones como Oxidando, Painkiller y Villa Aurora, no querían llevarse al otro lado del Atlántico.
Yo sabía que se mudarían, pero ignoraba que tan lejos. Valentina y Michael desmembraron a Candy. Vendieron todo lo que tenían para atender a la inquietud que compartían, porque ambos son mitad alemanes, y se fueron a vivir a Berlín.
Una vez establecidos en la capital teutona, luego de un periodo de duelo por todo a lo que dijeron adiós, como el grupo con el que que tocaron en el Vive Latino, Valentina y Michael empezaron a componer música otra vez.
Tristan Tricks es el nombre de su actual proyecto. La mitad de la inspiración proviene de Tristan Otto, un esqueleto de Tiranosaurio Rex de 12 metros que fue hallado en Montana, Estados Unidos, y se exhibe en el Museum Für Naturkunde de Berlín, a unas calles de donde su casa.
La otra mitad es en homenaje a Tricks, que me cuenta Valentina, es el otro esqueleto de Tiranosaurio mejor conservado que existe en Europa. En este caso, una hembra.
“Veíamos a diario el nombre de Tristan en la estación de metro. Pero un día, en el andén de enfrente, apareció un anuncio con la palabra Tricks y así fue como dimos con el nombre del proyecto”, explica la ex bajista de Candy.
Después del cambio, Michael y ella vieron Synth Britannia, un documental de Ben Whalley que ilustra ese momento decisivo en la historia de la música en el que artistas como Gary Numan o The Human League se valieron de un sintetizador para transformar el post punk en synth pop.
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“No olvidemos que con Candy hicimos un cover de Depeche Mode, así que siempre nos gustó ese sonido. Por otra parte, tanto a Valentina como a mí nos fascina cocinar. Vemos muchos documentales de chefs y siempre que los entrevistan, coinciden en que fue durante su niñez cuando descubrieron su pasión por la comida. En nuestro caso, así fue también como nos enamoramos de la música: con la radio, escuchando bandas de synth pop”, recuerda Michael.
Hasta el momento han dado a conocer dos tracks: Common Ground y Gravity Loss, que atendiendo a las medidas de confinamiento impuestas para frenar la propagación de la Covid-19, se grabaron en la sala de su casa, con la ayuda de unos sintetizadores, unos controladores y unos micrófonos.
En realidad, añade Michael, desde Candy tenían la intención de grabar con sintetizadores, prueba de ello es que en su último disco, Atlas, coquetearon con el instrumento, “pero fue hasta que llegamos a Alemania que nos animamos a entrarle de lleno. Obviamente, tanto para Valentina como para mí ha representado una curva de aprendizaje pasar del bajo y la guitarra a los sintetizadores, pero nos sentimos muy a gusto con ello”.
Dos años han transcurrido desde aquella banda de garage en la que ambos, igual que los esqueletos de Tiranosaurio, tuvieron que desarmarse para volverse a ensamblar en otro continente. Pese a que por sus venas corre sangre alemana, Valentina y Michael no acaban de acostumbrarse a la ciudad en la que David Bowie grabó su célebre trilogía.
Existe una escena musical imposible de abarcar. Dice Valentina: “En Berlín hay tantos antros como en México taquerías”.
Antes de la pandemia, la pareja había ido a bailar música electrónica en algunos de ellos, pero también a sudar en el slam de los templos del punk alemán. Aterrizaron en el legendario Dunkerclub, por ejemplo. Con más de 30 años de antigüedad, el local solía albergar noches de rock gótico, indie y actuaciones de agrupaciones emergentes.
Igualmente, conocieron el histórico S036, que en su momento fue parada obligada de los Dead Kennedys.
Lo más emocionante, coinciden, fue colarse al interior los edificios Okupa. De día, funcionan como comedores comunitarios y por la noche, explotan en sus entrañas fiestas animadas por un DJ.
Fotografías de Victor Hensel-Coe
De comenzar de cero, Valentina y Michael han conseguido terminar las primeras canciones de lo que esperan se convierta en el EP debut de Tristan Tricks.
Mientras tanto, aprovechan el confinamiento para componer y ensayar. Eduardo Galeano decía que cada acto destructivo escondía en realidad un acto de creación, y yo escribo este artículo iluminado por una de las lámparas que les compré en aquella venta de garage.
