Tatuajes de tus Guns N’ Roses llevo
En el disco Slash, que el melenudo guitarrista publicó en 2010, cuando él y Axl Rose no se dirigían la palabra, incluyó la canción Crucify the dead. Aunque la letra fue acreditada a Ozzy Osbourne, quien además la interpreta, existe un verso que hace pensar que Saul Hudson –como realmente se llama el de la chistera– le sugirió al vocalista de Black Sabbath que dedicara unas palabras al rubio cantante de Guns N’ Roses.
“Compartimos el mismo sueño,
vivimos la vida al extremo,
una pistola cargada,
accionada por una rosa.
(…)
Éramos como hermanos,
Con el mundo en nuestras manos,
Algún día voltearás hacia atrás
Y te preguntarás por qué lo dejaste ir”.
Pero en la misma canción, Ozzy, sobre la guitarra de Slash, lanza una advertencia que terminó definiendo la realidad: “el futuro no está escrito en piedra”.
Por razones económicas, aunque pudo ser que también por madurez o nostalgia, el enojo que los separaba, se superó definitivamente el 1 de abril de 2016. Fue la primera vez, desde el 17 de julio de 1993, cuando los GNR actuaron en el estadio River de Argentina, que Slash, Axl y el bajista Duff McKagan volverían a pisar juntos un escenario.
El 1 de abril, la fecha antes mencionada, el triunvirato, acompañado desde entonces por el baterista Frank Ferrer, la tecladista Melissa Reese, el guitarrista Richard Fortus y el pianista Dizzy Reed, que data desde los días del disco Use your Illusion, ofreció un concierto sorpresa en el Trobadour de Los Angeles, el mismo nido que los acogió al principio de su carrera.
Como un augurio maldito de lo que habría de significar la reunión de tres de los componentes más ilustres de Guns N’ Roses, esa noche Axl se rompió el pie. Durante los dos primeros meses de la gira que desencadenaría un flujo de billetes sobre los músicos hasta la fecha no se ha detenido, el cantante, acostumbrado a saltar como gacela por el escenario, aun en los días que el sobrepeso lo transformó en su versión pintada por Botero, se vio a obligado a oficiar desde un trono que después le prestaría a Dave Grohl cuando el Foo Fighter sufrió un accidente similar en Suecia.
Al final no fue tan mala pata.
La gira llevó por nombre Not in this lifetime. La respuesta que Axl le había lanzado en 2012 a un periodista, afuera de un hotel en Los Angeles de donde venía saliendo en compañía de Lana del Rey, cuando le preguntó si existía la posibilidad de una reunión de Guns N’ Roses con su alineación clásica.
Luego de tres años, más de 420 millones de dólares, decenas de paradas en los cinco continentes y hasta la posibilidad de que el grupo grabe un nuevo disco, según palabras de Slash, Guns N´Roses volverá actuar en nuestro país. El 18 de octubre lo hará en el estadio Jalisco a las 5 de la tarde y el 20, en Tijuana, como parte del Fronterizo Fest.
Un detalle singular es que la canción a la que me referí al principio de la nota, Crucify the dead, literalmente dice en su coro, “no puedes crucificar a un muerto”. Tomando en cuenta que Axl lleva tatuada en el brazo derecho la cruz del disco Appetite for destruction, con las calaveras que representan a sus compañeros; siempre, aunque se separara de ellos, los trajo crucificados y muertos, impresos en su piel.
Pese a todo, sucedió en esta vida.
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