Santiago Cruz en entrevista: “el arte se trata de tomar riesgos”

Santiago Cruz con Elementales, su más reciente disco, realizó una reinterpretación de sus más de 15 años de carrera, una aventura hacia su pasado que demuestra la forma en que ha crecido y se convierte en una forma de encontrar joyas que para muchos podrían haber pasado desapercibidas.

El cantautor colombiano se encuentra en nuestro país para continuar la promoción de su nueva entrega, y hasta este 9 de junio se encontrará deleitando los sentidos de sus seguidores. Para nosotros esta gira se presentó como la oportunidad perfecta para reflexionar con él el camino que ha tomado su  carrera musical.

Pb: Estudiaste Finanzas y Relaciones Exteriores, ¿Encontraste alguna relación en esas disciplinas con la música?

Santiago: Cuando yo estaba en el último año escolar tenía muy claro que mi vocación era la música, pero en aquel momento había muy pocos referentes colombianos como para que tus padres vieran con buenos ojos una carrera en la música. Mi madre me dijo que estudiara una carrera seria y terminé estudiando Finanzas y Relaciones internacionales por los jardines de la universidad. Fui a distintas instituciones, en el Externado (donde yo estudié) entre por un jardín bellísimo y le pregunté a mi mamá cuál era la carrera de ahí, me contestó que Finanzas y ahí supe el nombre de lo que estudiaría. Quería ver esos jardines todos los días [risas].

Pb: Esos tiempos de formación fueron complicados para Colombia políticamente hablando, ¿te marcó artísticamente ese tiempo?

Santiago: A todos, para mí una de las razones de la explosión musical de Colombia es justamente ese momento histórico tan doloroso que hemos vivimos y no hemos superado aún. Eso nos marcó como sociedad, se fue generando una necesidad de expresión artística, de abstracción de esa realidad a través de la música y para mí es una de las explicaciones: ese momento doloroso nos hizo crear la necesidad de expresión musical.

Siempre hemos sido un país muy musical, pero esos episodios generan ese tipo de reacciones. Pasó en Argentina con la dictadura, pasó en España con el Franquismo, pasa en Cuba (una de las potencias musicales más grandes del mundo); justamente por esa necesidad de expresión que crean episodios sociopolíticos complicados.

Pb: De expresión y luego de escape

Santiago: ¡Claro!, está el camino de ser contestatario a través del arte y está simplemente como arte, una especie de oasis. Creo que la gran mayoría ha optado por ese lado, escapar en lugar de colocarle la lupa a la realidad.

Pb: Hablando en específico de tu proceso creativo, creo que todos tenemos manías a la hora de crear, ¿cuál sería la tuya?

Santiago: No sé, porque seguramente si nos ponemos a mirar a detalle encontraremos cosas en común a través de mis canciones, como  ir a un determinado grado de la escala, de pronto podemos encontrar eso al estudiar musicalmente el asunto. No obstante, cada canción tiene un universo y origen distinto, hay canciones que uno busca (ahí está parte del oficio, cuando te sientas a trabajar), y hay otras canciones que te encuentran.

He tenido canciones que me han despertado en hoteles. Me pasó con una en Buenos Aires, estaba dormido en el hotel y a las dos de la mañana me despierta la canción, agarro la guitarra y el teléfono, grabó y me voy a dormir de nuevo; al otro día me olvidé. Al mes estando en mi casa me pregunté si soñé o pasó ese episodio, entré al celular y ahí estaba la canción, la terminé grabando. A veces te encuentra el asunto.

Pb: Con Elementales realizaste una reaproximación a tu carrera musical, cuéntanos un poco sobre el origen del proyecto.

Santiago: Quería de alguna manera celebrar los 15 años desde mi primer disco. No sé si tiene que ver con la crisis de los cuarenta [risas], que uno tiene ganas de parar y ver lo que ha hecho. Asimismo, también la necesidad de traer algunas canciones a quien soy como persona y artista, que es distinta a la que las escribió. Me vi en la necesidad de actualizar el sistema operativo de alguna manera, de traer a las canciones con nuevas ropas y de una forma distinta al público, con el riesgo que eso supone (de pronto al público hay canciones que no le gusta que se las toques). Al final el arte se trata de tomar riesgos.

Pb: ¿Cómo realizaste la selección?

Santiago: Me basé en los sorteos de campeonatos de futbol, apliqué la fórmula de los bombos. Para mí era indispensable que hubieran canciones inéditas, entonces había un grupo de ellas; en otro bombo estaban las “cabezas de serie”, o las canciones fundamentales que no pueden faltar en un concierto; en otro bombo estaban las “canciones buena nota”, las que el arreglo y la letra te dan una vibra positiva; el otro se llamaba “viejitas pero nuevas”, porque mi carrera explotó en el tercer disco, por lo que quise traer las canciones de los primeros dos discos al proyecto; y un último que lo denominé “joyitas” (que fácilmente se pueden ver como caprichos), canciones no muy conocidas comercialmente hablando, pero que para mí significaban mucho como compositor.

Pb: Parece que este mundo avanza a una velocidad vertiginosa, en especial la industria musical, ¿cómo te mantienes vigente?

Santiago: Este proyecto tuvo una concepción en cuanto a su contenido y su difusión. Habitualmente se lanza una canción, se espera un poco, se lanza otra y luego el disco completo; como estamos en este déficit de atención generalizada, ese paso tradicional está claramente reevaluado, lo han demostrado artistas de otros géneros que permanentemente bombardean con nuevo contenido. Lo que hice, a pesar de venir de la escuela del álbum, fue dividir el disco en tres temporadas y cada una la dividimos en 15 días entre canción y canción, todo para estar acorde a la nueva forma de consumir música.

Hay un libro de David Byrne de los Talking Heads que se llama Cómo funciona la música, muy interesante y en el primer capítulo explica cómo los espacios físicos determinaban qué tipo de música se hacía: las catedrales góticas tenían una reverberación natural muy grande y no permitía que lo que se tocara tuviera mucha variedad de acordes, porque en la reverberación se armaba una mezcla armónica desagradable para el oído; después se pasó a los pequeños salones de los palacios ya permitían que la música fuera mucho más barroca, con muchos más movimientos; de ahí hasta llegar al CBGB, el bar en Nueva York,  con el techo bajo que hizo al ruido fundamental y propició la proliferación del punk. Esa teoría aplica, no a un espacio físico;  sino a la red, ella determina cómo mostramos la música.

Pb: ¿Y este cambio ha afectado tus proyectos?

Santiago: No sé si la palabra sea afectar, siento que tiene una connotación negativa; pero sí te replantea muchas cosas, sobre todo cuando vienes acostumbrado a una manera distinta de hacerlo. De igual manera, representa un reto para intentar que no se pierda el encanto, creo que en este proyecto nos funcionó muy bien.

Pb: Y actualmente regresas a México con una serie de conciertos, ¿cómo te ha recibido el público?

Santiago: Es muy generoso, hemos hecho un camino muy lindo en México, comenzamos en un Lunario y ahora estamos en un Plaza Condesa, primero sólo a la Ciudad de México y ahora venimos con una gira de ocho ciudades. Es un país muy grande y muy generoso, esperamos abusar de esa generosidad por mucho tiempo más [risas].

Pb: ¿Cuál es la particularidad que ves en los mexicanos?

Santiago: Son un público muy abierto, están acostumbrados a oír mucha música y a ir a espectáculos de distinta índole, eso es un plus para cualquier artista. Por otro lado, México tiene una tradición musical muy rica y un respeto por el artista del cual podríamos aprender en otros países, para llamarse artista aquí hay que llenarse los zapatos.