“Pásame tu pack”: vender nudes es su pasión
“Pásame tu pack”, es una de las frases que más repiten en el universo de las redes. En tiempos de coronavirus, todavía más.
Más de 1 millón de empleos se perdieron en México durante la pandemia, coinciden especialistas. Tanto que muchas mujeres tuvieron que expandir sus horizontes y apuntar a nuevos modelos de emprendimiento. Vender su pack, por ejemplo.
“Llevaba años mandando nudes, así que me dije, ¿por qué no ahora venderlas?”, dice Vania, periodista y publirrelacionista que desde febrero comenzó a ofertar en Internet sus fotografías de desnudo.
Comenzó con el sticker de preguntas que hay en las stories de Instagram. A menudo le preguntaban: “¿Para cuándo tu OnlyFans?”.
Lo intentó. Pero como no tenía pasaporte no pudo completar el trámite. Encontró una plataforma mexicana similar a OnlyFans, pero con menos alcance. Sin embargo, le pusieron muchos peros porque tenía pocos seguidores en sus redes. Así que mejor resolvió comerciar con ellos, sin intermediarios.
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Hasta cinco packs por semana vende entre sus seguidores en Instagram. Además, ofrece servicios de sexting. Porque hay compradores que no se conforman con recibir el pack en su celular. Prefieren que les envíe las fotografías de una en una, sin prisas, salpicadas con un coqueteo sexy que alimente la fantasía y ponga más horny al ambiente.
“Ha sido un ingreso constante y sorprendentemente algo en esta época. Me sorprende muchísimo el dinero que se puede llegar a hacer con los packs”, menciona.
PROPINAS DE 100 DÓLARES
Lilith Dagon (aka Kinda Vixen) lo sabe. Desde hace casi cinco años vive exclusivamente de producir y vender contenido erótico. Empezó como webcam girl en Cumlouder, una plataforma para que las chicas que recojan propinas entre una comunidad de usuarios a cambio de shows en los que hacen striptease, se masturban o tienen sexo.
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Actualmente, le saca provecho a su belleza en portales como el canadiense ManyVids o el británico OnlyFans. También vende fotografías y videos directamente a través de Twitter, que de las redes sociales es el menos restrictivo para difundir contenido erótico.
“Mis ventas subieron durante la cuarenta. Incluso vendí más que el año pasado”, reconoce Lilith. “Pero esta pandemia obligó a que muchas chicas que antes no vendían sus contenidos, empezaran a hacerlo. Así que crece la competencia y las ganancias se tienen que repartir”.
Sin embargo, esto ha sido también porque la experiencia le ha dado la habilidad de experimentar con los números.
“Juego mucho con las promociones. De repente pongo descuentos del 70% en mi OnlyFans y a la semana siguiente, de 25%. Pero la plataforma te da la oportunidad de también de recibir propinas. Así que me conviene bajar la suscripción porque ese mismo usuario después me da tips de 100 dólares”.
En su caso y de otras modelos, el verdadero enemigo es la piratería. No es extraño el contenido que ella produce para sus plataformas viaje de usuario en usuario sin que ella reciba nada a cambio.
“Aunque algunas plataformas no te dejan descargar las fotografías, nada impide que le tomes un screenshot. Hay grupos en los que se reúnen los compradores y que se cambian un pack de una chica por otro. A mí me pasó, por ejemplo, que subieron un video, que tengo a la venta, a Pornhub, ¡me tardé 3 meses en conseguir que lo bajaran!”.
No olvidemos que como todo negocio, exige una inversión.
EN TRAJE DE EVA
Así sea una fotografía que Lilith se tome con su celular, cuenta con equipo de iluminación, compra lencería y a veces, invierte en una locación. Para su primer pack de venta, Vania rentó un Airbnb.
“Yo lo veo como un emprendimiento. Empezando por el tiempo que le inviertes tanto produciendo las fotografías como intentando crecer en tus redes”, comenta Eva. Estudia Ciencias de la Comunicación en la UNAM y desde septiembre ofrece su contenido erótico en su propia página web. Aparece sin ropa, igual que su homónima bíblica.
En su caso, su intención inicial era tomar fotografías. Se apuntó a varios talleres hasta que un colega le propuso fungir como modelo. Eva aceptó. Significaba entender cómo la dirigiría un fotógrafo profesional.
“Era la primera vez que me desnudaba delante de una cámara. Lo más complicado es desprenderse de los estereotipos que socialmente te dicen lo que es un cuerpo bonito. Pero créeme, después de los primeros diez minutos ya estaba yo como si nada”, relata.
Eva tiene novio. Se conocen desde que eran niños pero hace seis que comparten una relación. Cuando le dijo que quería modelar sin ropa, él le respondió que era su cuerpo y si lo quería mostrar, la apoyaba. “Si hubiera dicho que no, hubiéramos tenido que pelear”, se ríe
Sabe que sus compañeros de escuela podrían comprar sus packs, pero no le quita el sueño: “No pasa de que tenga que entrar a mi clase en Zoom y que todos me hayan visto encuerada (risas)”.
Esa es una de las razones por las que las plataformas de venta de contenido son tan exitosas. Aunque muchas de las personas que parecen son modelos profesionales, mayoritariamente se trata de chicas “normales”, que se salen de los patrones estéticos impuestos.
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Con su familia no fue lo mismo. De hecho, aunque ganó buen dinero con su contenido, reconoce que no vale por las personas que le dejaron de hablar porque la veían como si fuera una actriz porno. Pero tampoco piensa detenerse y no tanto por el negocio, “sino por lo mucho que lo disfruto”.
Lo refleja en la cámara. Contemplar sus fotografías es recordar las palabras de Herman Hesse: “La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla”. En este caso, a quien adquiere su pack.
Le pregunto si le molesta saber que habrá quien utilice sus imágenes para –en términos grecolatinos– adorar a Onán. Eva ríe y responde: “No, hasta cierto punto es un halago. Sí ha habido quienes me escriben para decirme: ‘te voy a dedicar una’.”
TODO SEA POR EL ROCK AND ROLL
Similar es el caso de Vania. Igual que Lilith, su público ha sido casi exclusivamente masculino. “Aunque si una mujer me quisiera comprar mis nudes, seguramente se las regalaría”, expresa la primera.
Además de OnlyFans, existe otra plataforma de compraventa de contenido muy popular. Se trata de Patreon. Fue desarrollada por el músico Jack Conte como una ventana de “mecenazgo digital” que permitiera a otros creadores como él poder financiarse a partir de suscripciones y donaciones de su público.
La práctica es casi tan antigua como el arte mismo. Leonardo Da Vinci pudo realizar gran parte de su obra gracias al mecenas Ludovico Sforza, que le sacudió de encima cualquier preocupación económica. La diferencia es que ahora se hace en el ciberespacio.
Ilse Mares alias Lakorn, bajista de las bandas de metal Mystica Girls y Driven, encontró otra forma de salir a flote durante la pandemia. Recordemos que ante la ausencia de conciertos y la dificultad de monetizar los shows online, la industria musical ha sido una de las más golpeadas.
“Iba a ser casi un año de no tener shows y ni modo de quedarme cruzada de brazos”, explica. “La verdad me ha ido muy bien”.
Además de la música, a Lakorn desde siempre le interesó el modelaje. A fines de 2019 lanzó un calendario con fotografías de corte sexy. Su Instagram también aloja un contenido similar. En Patreon ofrece fotografías, videos (algunos musicales) y hasta una videollamada en privado.
“Desnudo no me he animado a hacer, pero no por falta de ganas. No ha llegado una buena propuesta”. Hay quienes la critican por vender este contenido al mismo tiempo que, en su caso, estudió música de manera profesional.
Lakorn dice: “Siempre habrá a quien no le guste, pero bastante he luchado por mi libertad”.
Como la tierra, los packs son de quienes los trabajas y en plena pandemia, hay quienes han visto la luz vendiéndolos.
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