El pasado sábado, el ex integrante de la banda Oasis, Liam Gallagher, ofreció un show vía streaming titulado Down By The River, como parte de los conciertos de IRREPETIBLE de OCESA.
En verdad extraño los conciertos, extraño escuchar las voces de los vocalistas interactuando con el público, extraño el coro de la audiencia casi desvaneciendo a las bandas; son tantas cosas que añoro de ir a los foros, sin embargo, la pandemia lo ha hecho todo más complicado para la industria del entretenimiento.
Ya hace 9 meses que fui al VL y que juré no vería un concierto en streaming, “¿qué te pueden aportar?, No es lo mismo”, pensaba, y claro que no es lo mismo, pero entendí que en este punto no solo había blanco y negro, sino diferente.
Cómo no me iba a animar a ver al polémico Liam Gallagher en streaming, cómo resistirme a escuchar casi en en su totalidad su último álbum Why Me, Why Not?, ¿cómo evitar sentir envidia por quienes sí lo verían?
Y es que cada que existe un rumor sobre el posible regreso del ex Oasis a México, se vuelve una noticia eufórica que viralizan sus cientos de fans, entre ellos yo.
Así es como creí que este año Liam vendría al Corona Capital recreando el MTV Unplugged (Live at Hull City Hall) que más a uno nos sacó la lágrima. Sin embargo, no me quedó de otra que “conformarme” con un streaming.
Comenzaba el concierto y luego de unas fallas técnicas de mis dispositivos, pude verlo. Ahí estaba Liam en una pantalla de 50 pulgadas interpretando “Shockwave”, era justo como lo imaginé, suena tal cual creí que se escucharía.
Recorriendo el Río Tamesí con vistas aéreas del hermoso Londres, Gallagher cantaba con su confianza, a veces descarada, complementada por sus maravillosos músicos; la polémica y el conflicto pareciera no ser parte de su vida y lo transmite.
“Espero que Noel lo esté viendo y piense dos segundos si ya no quiere saber nada más de Oasis nunca más”, pensé mientras coreo cada una de sus canciones.
“The River” valiendo toda la redundancia, fue la elegida para invitar a un segundo baterista mientras cruzaban frente al Big Ben y algunos curiosos se asomaban desde el puente para presenciar unos segundos de Gallagher, todos queremos un pedacito de él.
Cuando comenzó “Cigarettes And Alcohol” irónicamente yo no contaba con ninguna de las dos, como sería común en un concierto presencial, en lugar de ello, una malteada de leche condensada acompañaba a mi pants y calcetines calientes sobre la cama.
Durante “Supersonic” el imponente London Eye no logró robar del todo mi atención.
Llega “Champagne Supernova” y supe que llegaba el final, las luces de la ciudad fueron los encendedores que acompañaban al sencillo y lo que comenzó en una puesta de sol, terminaba con la iluminación de la Metrópoli.
Cuando comienzan los créditos pensé en apagar la tele pero llegó el encore, “All you’re dreaming of”, me emocioné tanto que cuando llegó el final, ya no quería apagar mi TV, como cuando al cierre de un concierto presencial esperas a que regrese tu banda a pesar de tocar su último Bonus.
Y como dice “Champagne Supernova”: “Wipe that tear away now from your eye, a dreamer dreams she never dies”, (una soñadora sueña que nunca muere, limpia esa lágrima ahora de tu ojo), así me sentí aquella noche.