La música como transporte a un estado de sensualidad y libido

Por la pintora Luciana Cacciaguerra Reni 

​El erotismo no se limita a una representación momentánea de gestos, palabras, posturas, vestimenta o suspiros; el erotismo es como el amor que es un conjunto de sentimientos y emociones que lo conforman y lo transforman en un solo concepto.

El erotismo está hecho por mil cosas a la vez o por separado; una mirada lánguida o lasciva, una falda corta, un pecho varonil, un murmurar al oído, una respiración cercana, un perfume o una música.

La música como tal tiene orígenes lejanas, se puede decir que desde el nacer del ser humano la voz de la madre ha producido una especie de música para el recién nacido, el latido del corazón materno que marca un ritmo especifico, luego una canción de cuna y a partir de allí la música se vuelve parte profunda de nuestra percepción, de nuestras emociones y reacciones.

¿Por qué decimos que hay canciones sensuales, eróticas o inspiradoras para el acercamiento intimo entre dos o más personas?  ¿Por qué una música tiene el poder de inducirnos a sacar nuestro erotismo, a aumentar nuestra libido y deseo sexual?.

Aún hoy en día  no se ha estudiado tan profundamente este tema como para llegar a una conclusión certera y completa, porque la música es una mezcla de notas, silencios y espacios que conforman un todo que empieza por el oído y se adentra en nuestro cerebro provocando emociones especificas y variadas. ¿Cuál es el proceso que sigue el oír estas notas o combinaciones musicales como para poner en marcha ciertas hormonas o reacciones químicas que definitivamente  son las productoras de nuestras posteriores reacciones?

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 La música suave, de tonos y volúmenes bajos parecieran tener el mismo efecto desinhibidor que el alcohol, algunas de ellas nos relajan tanto que de hecho las usamos para la meditación, el yoga y cualquier otra practica introspectiva; nos relajan para concentrarnos y poder trabajar más centrados y productivos en lo que estamos haciendo; también nos inspiran un estado de ánimo lleno de sensualidad, con ganas de intimar física y mentalmente con otras personas y dejarnos ir completamente sin inhibiciones , mas dispuestos a saltarnos los tabúes.

La psicología comercial, sabe perfectamente que poniendo en las tiendas determinado tipo de música la gente se siente inducida a comprar más, porque esa música le recuerda alguna publicidad o algún comportamiento familiar repetitivo que indica que comprar es un acto de poder, de tener dinero para hacerlo; otra música  recuerda que el tipo de compra mas refinada es porque se asocia con que personas famosas, elegantes y glamorosas compran en determinado lugar; o inclusive puede inducir a comprar cualquier cosa  porque el subconsciente se aturde y hace que se borre cualquier tipo de razonamiento selectivo o comparativo a la hora de adquirir.

La música que nos transporta a un estado de sensualidad y libido, generalmente es la que llamamos “soft”, el blues es un buen ejemplo, la música “chill out”, las instrumentales con el arpa, el saxo, la flauta, las que son acompañadas por voces de timbre bajo y grave o alto pero modulado y lento. 

Hay muchos cantantes que parecen haber apuntado a ese estilo sensual de hacer música, como Sade cuya voz suave y dulce nos transporta hacia una rememoración de momentos sexuales y sensuales; Marvin Gaye o  Barry White que tenían voces profundas, graves y muy masculinas, lo que provocaba una inspiración sexual irresistible; igualmente hay textos  musicales que pueden disparar el mismo efecto erótico en quienes los oyen. 

Japón y China han tenido una larga tradición erótica que remonta a antes del 300 a.C. y siempre los encuentros sexuales se acompañaron con música; una o dos personas dedicadas exclusivamente a tocar melodías consonas al momento erótico, conocidas como el “shomyo” o “el hombre gordo que canta” y el “gagaku” o “música orquestal de corte”. 

En el arte cinematográfico contemporáneo hay muchos ejemplos de tramas eróticas en las que se acompaña con música los rituales sexuales, como en “El Imperio de los sentidos” del director  Nagisa Oshima; en ella aparecen a menudo los músicos que llevan el fondo musical mientras los personajes se dan a sus momentos de extrema libido. 

Otras películas con bandas sonoras tentadoras son “9 semanas y media” que se volvió un ícono de sexualidad y se volvió famosa  por inspirar cualquier situación erótica; “El último tango en París”, sin duda alguna un concentrado de pasión sugerente; “Eyes wide shut” otra película que indudablemente recrea una atmósfera de sensualidad y erotismo al máximo en quien la ve. La lista de músicas provocadoras que acompañan las tramas de muchas películas es infinita, no se trata solo de lo que se ve sino de lo que se escucha, el sentido auditivo es tan poderoso como el visual.

Finalmente no podemos determinar científicamente la razón por la cual la música nos puede inspirar todo tipo de emociones fuertes y a veces incontrolables como la sensualidad, sin embargo es un hecho que los seres humanos seamos un receptor de sentimientos y estados de ánimo que nos dirigen la vida en la mayoría de los casos; el instinto, la impulsividad son factores difíciles de controlar pero son parte integrante e inevitable de nuestra vida, dejarnos arrastrar por ellos puede convertir la situación en la  mas agradable y excitante por la adrenalina que nos produce o la mas terrible y equivocada, pero sin dudas, únicas en todo sentido.

Para estas Fiestas Navideñas háganse un regalo, compren música sensual, expónganse a la vida, disfruten del erotismo con quien quieran, aprendan que la vida es esta, la de hoy, y el sonido que nos conduzca al placer será siempre un recuerdo imborrable. LCR

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