Catalina Saavedra: “En Latinoamérica vivimos del ingenio para sobrevivir”

Rotting in the Sun es el más reciente largometraje del chileno Sebastián Silva, protagonizado por la actriz Catalina Saavedra, una apuesta de la plataforma Mubi a la producción fílmica de coproducción latinoamericana.

Sinopsis

De inicio, los primeros 40 minutos del filme parecen no conducir hacia ninguna parte en la historia basada en la vida de homónimo director de cine que vive en la Ciudad de México y atraviesa por una crisis depresiva.

Misma que se incrementa con su acelerado consumo de drogas, su asistencia a orgías gay y leyendo The Trouble with Being Born del filósofo rumano E. M. Cioran. 

Pero un incidente, que es una vuelta de tuerca magistral, hace evidente que esos aparentemente insulsos 40 minutos llenos de excesos y fiestas eran un minucioso preparativo del thriller.

Convirtiendo de esta forma en protagonistas a la señora Vero (Catalina Saavedra dando cátedra), la mujer que hace la limpieza en la casa de la chilanga colonia Condesa, y al influencer Jordan Firstman, interpretando una versión ficticia de sí mismo, a quien Sebastián conoce en una playa nudista mexicana.

Lo que sigue es un cuidado thriller con buenas dosis de humor negro a partir de un guion del propio Silva y Pedro Peirano, una mancuerna creativa de años atrás que incluye filmes como Gatos viejos y La nana (que puede verse en Prime Video), en los que la desaparición de Sebastián confronta a estos dos personajes en medio de la desidia de Mateo, el dueño del edificio.

Para la experimentada actriz chilena Catalina Saavedra el hecho de que la mancuerna Silva-Peirano estuviera detrás de Rotting in the Sun (título para nada metafórico) era “como se dice en Chile, sandía calada. Digamos, algo que yo sé que va a resultar gratificante para mí. Pues así llegué y me entregué y fui metiéndome en la historia, lo que querían contar, de qué se trataba”, cuenta en entrevista.

¿Cómo preparaste el personaje? ¿Cuáles fueron las indicaciones?

Mira, el mayor desafío para mí era el acento. Porque la señora Vero tenía que ser mexicana, no podía ser una chilena porque ella existe y el personaje está inspirado en ella. Eso fue lo único que dije, “wow, qué miedo”. Porque antes tuve una experiencia similar en Argentina, en términos de acento, y me había ido bastante bien porque creo que tengo un buen oído para eso.

Siempre me gusta el tema de la imitación. Puedo sacar la esencia de cada persona e imitarla como juego; el teatro y la actuación, también se trata de eso.

Básicamente convertirse en otro o en otra y acepté el desafío ayudada de un coach muy bueno, Ortos Suyuz, un experto en enseñar el acento mexicano a la gente que viene a trabajar a México.

Trabajé un mes con él antes de rodar, por Zoom, porque estaba el tema de la pandemia. Y una semana antes, cuando ya yo vine para acá, trabajamos con el texto.

Fue muy bueno, después, que es lo que a mí me gusta, en términos de actriz, es entender todo lo que ocurre, trabajar con el director, entender lo que quiere, lo que no. La escena, los objetivos, la verdad. Pero después, me gusta olvidarlo. Christopher Walken decía, “hay que prepararse todo, todo lo que tú quieras saber. Todo tu acento, todo. Y después olvidarlo al momento de rodar”. 

Eso me hace mucho sentido porque ahí, al olvidarlo, te enfrentas a la situación. Y es vivir la situación como si fuera real. Entonces creo que todos lo entendimos así, este lenguaje de hacerse a sí mismos. Como dice Sebas, “sacar lo peor de cada uno y usarlo en esta película”.

Se logró bastante bien. Llega un punto en que es casi como un documental de esta situación. 

Y este cambio en la trama, parece que va a ser una película sobre Sebastián y de repente… 

Es la gran genialidad del guión, ¿no? Es muy original en eso. Y hay tanto que uno ve, tanta serie extraordinaria, tanta cosa en la web, que cuando ocurren cosas que te sorprenden creo que habla muy bien de los creadores. 

¿Cómo fue para ti haber hecho una película entre un crew chileno en México que se va a exhibir en una plataforma como Mubi, que la va a llevar a todo el mundo? 

La gracia que tienen las plataformas es la masividad, la cantidad de gente que la pueda ver, pero también me da tristeza pensar en que en unos años más la proyección cinematográfica se extinga.

Son sentimientos encontrados, pero también encuentro que plataformas como Mubi, como Filmin, se salen un poco de una programación más complaciente con el público, y eso me gusta mucho.

Encuentro que es muy agradable, sobre todo para los productores, que quieran tener una película de este tipo, donde uno puede ver cosas que ya pasaron, cosas de festivales, cosas independientes, cine de arte. Ojalá existan más plataformas con este tipo de contenido, pero yo ruego que el cine convencional no muera. 

¿Qué te motiva a seguir actuando? 

Me motivan siempre los guiones con un mensaje, que aporten algo a la sociedad, me motiva el desafío de la verosimilitud. He visto tantas cosas tan buenas y siempre, me cautivan cuando yo creo absolutamente lo que ocurre.

Que me cautiven a mí, que soy actriz, que sé todos los trucos, entonces, cuando eso ocurre, me encantaría seguir participando en proyectos con ese nivel de calidad, en el sentido, sobre todo, del guión.

Me mueve mucho el guión, más que la técnica, eso le mueve más a los filmmakers, a los fotógrafos, al equipo de cámaras, ¿entiendes?, ellos como que se deciden más por la técnica que por nada, pero yo, como actriz, me gusta mucho más, o bueno, siempre tengo el deseo de participar con una buena historia, bien tratada, independiente de cualquier cosa.

En Rotting in the Sun, en cuanto a estos detalles técnicos, la escena de la caída, es shockeante…

Totalmente inesperado, un momento muy bueno, que se trató muy bien, con expertos, todo el mundo esperaba ese momento cuando grabamos la película.

Siento que el cine es tan increíble en eso, por ejemplo, cuando a mí me halagan o recibo premios, no puedo atribuirlo solamente a mi trabajo, porque hay todo un equipo gigante, en el cine trabaja mucha gente, es un barco muy grande, por eso yo admiro mucho a los gestores de las ideas, que las lleven a cabo, porque aunque es una película pequeña, necesita mucha gente, entonces cuando cada uno de esos componentes funciona y está en armonía, seguramente va a salir un producto bueno. 

Trabajaron con equipo mexicano… 

Totalmente, yo creo que los únicos chilenos éramos el fotógrafo Gabriel Díaz, Sebastián y yo, lo cual es adaptarse también a una dinámica de trabajo distinta, ¿no?

Después de esta trabajé en una película gringa, de Julio Torres, El problemista, que todavía parece que no la estrenó, y tuve un día para irme a Puerto Rico a colaborar con esta película donde era todo nivel gringo.

Entonces, uno aspira en términos de la precariedad, ojalá tener un catering gigante, increíble, pero son finalmente cosas que no determinan que una película sea buena o mala, pero sí es agradable, en términos de producción, tener mayores posibilidades económicas para las películas. 

Sí, algo que aquí se tiene que resolver con ingenio… 

Claro, pues en Latinoamérica vivimos del ingenio para sobrevivir, y también es triste, ¿por qué? Podría ser también muy amable de otro lado, pero claro, eso a mí no me condiciona para aceptar o no un proyecto, como a otros actores, por ejemplo, que piden viajar en primera clase para ir a… Sí, me dan pudor esas cosas, pero hay de todo.

¿Qué tipo de personajes te atraen?

Nada, cualquiera que a mí me cautive… me gusta el drama, me gusta la comedia, me gustan las cosas más locas, pero no tengo algo favorito. Solamente me dejo cautivar por los guiones. Ese es mi primer aspecto. ¿Está bien escrito? Adelante.

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