Call of Duty, sin miedo a mostrar los horrores de la guerra
Call of Duty en los últimos años entró en el desafortunado ciclo anual, presentando cada año un nuevo título con ligeras innovaciones que separaran a cada uno. Este camino eventualmente impacta en la calidad de la serie y todo parece un intento para que los amantes del multijugador cada año tengan que comprar un nuevo ejemplar.
El año pasado esta tendencia se agravó con la noticia que Black Ops 4 no tendría una campaña individual, demostrando que el único interés de Activision está en el multijugador, el contenido descargable que conlleva y en los Esports.
No soy fanático de las entregas anuales de videojuegos, alguna vez entré a ese ciclo con Madden y dejé de comprarlo cuando me di cuenta que cada “nuevo” juego no innovaba en nada y sólo actualizaba los vestidores (el último que compré fue Madden 13). Esto ha hecho que cada año desestime las nuevas entregas de Call of Duty, más de lo mismo con un multijugador repetitivo y cortas historias que podían ser acabadas en pocas horas.
No obstante, Call of Duty: Modern Warfare parece que romperá la tendencia de sus antecesores. Se trata de, en la palabra de sus creadores, una nueva aproximación de su exitosa serie Modern Warfare.
Claramente el multijugador continúa siendo la apuesta fuerte, uno de los mayores anuncios de Activision compartió que sería el primer juego de la serie en ser multiplataforma y que eliminará el odiado season pass, por lo que todos los nuevos mapas estarán disponibles para cualquier persona que cuente con una copia del juego.
Los terrores de la guerra
El juego se estrenará el 25 de octubre de este año, pero un avance del multijugador se publicará este 1 de agosto. En la víspera de esta revelación, la cuenta de Call of Duty publicó que las rachas de muertes volverán y que una “recompensa” por ellas era el fósforo blanco, arma incendiaria controversial por sus efectos en la población civil que ya había aparecido en Spec Ops: The Line.
Ante la decisión, Taylor Kurosaki, director narrativo del juego, en una entrevista para Gamespot, aseguró que estos actos tendrán una consecuencia en el juego, de la misma forma en que los soldados enfrentan a cortes internacionales en esos casos.
Este nombre no es el único contenido controversial. La entrega ya había explorado estas tierras con la misión “No Russian” de Modern Warfare 2, donde los jugadores participaban en un tiroteo masivo en el aeropuerto de Moscú. Esta misma tendencia continuará con Call of Duty: Modern Warfare, en el pasado E3 las personas que jugaron parte de la campaña expresaron su incomodidad con la naturaleza de la violencia, la cual también estaba dirigida hacia civiles e incluso en un punto hace que el jugador tome el control de un niño soldado.
Ante estos contenidos, el director de gameplay, Jacob Minkoff, en numerosas entrevistas ha mostrado su deseo por mostrar un producto más maduro. Que vaya más allá de las rachas de muertes del multijugador y que toque temas delicados, como los ataques terroristas de Londres y la Guerra Civil Siria, con toda su complejidad.
De esta manera la nueva entrega de Call of Duty busca ser más que un videojuego abordando escenarios e historias sin una línea entre lo bueno y malo, donde el jugador se vea obligado a participar en sangrientos escenarios para que confronte directamente los horrores de la guerra. Una postura osada cuando se toma en cuenta que su multijugador es uno de los más exitosos en el mundo.
