Realidad: ¿Vacaciones? La verdad es que sí nos tienen bien educaditos para creer que cualquier día de descanso son “vacaciones”. Semana Santa son dos días… a lo mucho. Para una gran mayoría se trata de uno sólo y es apenas un puente como cualquier otro.
Realidad: Te explico: las películas de aventura funcionan por la cantidad de edición. Por supuesto que no verás a Indiana Jones esperando a que se libere un pasaje de avión, o un video de Pitbull donde las chicas no tienen donde dormir porque todo está ocupado. Lanzarse a “la aventura” a un destino turístico en Semana Santa es tortura segura.
Realidad: ¿Nunca has ido a la playa estos días, verdad?
Realidad: De entrada, el “todo incluido” es bastante entrecomillado: incluye la habitación y un “desayuno continental” que consta de melón verde, sandía seca y café quemado. Además, en ningún lado ves a las atractivas parejas de adultos caminando tranquilamente vestidos de blanco, que vienen en el folleto. En cambio, todo el lugar está lleno de familias completas, señoras en fondo y niños corriendo. Miedo.
Realidad: Otra vez el video de Pitbull: gente atractiva y fabulosa vestida de blanco con un DJ conectado a nada. No va a pasar. Adolescentes sudorosos tomando alcohol de pésima calidad, sonido ensordecedor con una selección musical de vendedor del metro (de las malas, porque hay unas selecciones muy buenas).
Realidad: La expectativa es viajar a la playa en un jeep descapotable con tus mejores amigos y chicas guapísimas, cantando canciones mientras el viento los despeina. La realidad es un estacionamiento gigante lleno de retenes y vendedores de tamarindos enchilados.
Realidad: Es lo que te dices a ti mismo porque eres un desorganizado y un roto. La verdad, ni siquiera es tanto el dinero, sino que, porque #mexicano, dejaste todo hasta el último momento y ahora ni cómo lanzarte a la playa. No te sientas mal y mejor, efectivamente, dedícate a visitar todos esos lugares a los que ir es impensable por la cantidad de gente que siempre hay… o ponte a pintar el baño.