El espectáculo en México tuvo grandes figuras femeninas que deslumbraron con su talento, belleza, sensualidad y carisma. Las vedettes marcaron una era dorada en la vida nocturna y el cine nacional, convirtiéndose en íconos del entretenimiento. Entre ellas, destaca Yolanda Montes “Tongolele”, precursora del baile exótico en la década de 1940. Con su apariencia hipnótica y fusión de danza tahitiana y afrocaribeña, dejó una huella imborrable.
Lyn May se consolidó en los años 70 y 80 como la reina del cabaret. Su belleza oriental y destreza en el baile la hicieron brillar en los cabarets más famosos del país y en el cine de ficheras. Olga Breeskin destacó con su combinación de música y sensualidad. Como violinista y vedette, fue una de las artistas mejor pagadas y más aclamadas de su tiempo. Sasha Montenegro también dejó una fuerte impresión, combinando talento y sensualidad en el cine de ficheras, ganándose el reconocimiento del público con su elegancia y audacia en el escenario.
Wanda Seux, de origen paraguayo, llegó a México para convertirse en una de las vedettes más queridas. Su carisma y elegancia la llevaron al cine y la televisión, trascendiendo generaciones. Grace Renat brilló en la época del cine de ficheras con su imponente presencia y destreza en la danza, consolidándose en los teatros y cabarets más importantes.
Las vedettes representaron glamour, libertad y empoderamiento en el espectáculo. Su impacto sigue vivo en la cultura mexicana y ha inspirado a nuevas generaciones de artistas. A pesar del paso del tiempo, su legado sigue presente en la memoria colectiva, recordando una época donde el brillo de los escenarios estaba dominado por su talento y presencia.
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