Miika Kitsune: la belleza es una incógnita

No existe nada más sexy que la incógnita. Por eso plantarse delante de Miika Kitsune es permitir que su mirada te arrastre como la marea. Porque del resto de su rostro uno sólo puede tener suposiciones.
Guarda con celo los detalles de su vida privada. Se parece mucho a las parejas swinger que departen en este Playroom con calabozo BDSM en el que nos reunimos para hacer la entrevista.
Sin embargo, comparte algunos detalles.
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“Soy barista en una cafetería y también estudio Ingeniería en Sistemas”, me cuenta detrás de su mascarilla.
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Su compromiso con el anonimato es total. Hasta a la sesión de fotografías, la erocosplayer llegó con su identidad oculta. Y hay que reconocer, hasta el barbijo se ha convertido en un accesorio más de su apariencia, porque se lo cambió para que combinara con cada nuevo levantamiento de imagen.
Mejor sin ropa que vestida, pero siempre con cubrebocas
Miika Kitsune suma más de 20,000 seguidores en Instagram. 10,000 más están pendientes de sus posteos en X y, obviamente, la parte más fuerte de su ejército milita en TikTok, donde 119,000 personas se confiesan adictas a sus ojos de gato.
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—¿Crees que les excita no saber quién eres?
—Sí, ni cómo negarlo. Es muy raro que me ofrezcan dinero para que me quite el cubrebocas.
Su inicio en el cosplay y el erocosplay carece de encanto. Lo hizo porque comenzó a viralizarse en TikTok. Para la plataforma china hacía contenido otaku, aunque desde un principio cuidada de no mostrar su cara.
@miika.kitsune 🌱uwu #fyp #tatsumaki #cosplayer ♬ POKÉDANCE – Pokémon/ポケモン【公式】
“Después de hacer clips, poco a poco me fui comprando mis cositas y después me invitaron a eventos. Así empezó todo”.
Contenplarla mientras le toman fotos es dejarse llevar por el movimiento de sus manos. Por la mezcla de travesura y malicia que caracterizan a Miika Kitsune. Si no flotara en el ambiente su perfume o el sonido de su risa, podríamos jurar que se trata de un personaje animado. Uno que se salió de una pantalla en la que se proyecta un anime o entre las páginas de un cómic, para obligarnos a soñar despiertos.
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Lo que hacemos se parece mucho a los “en vivos” que transmite en plataformas. Ahí también se va quitando la ropa, igual que una flor enmascarada a la que se le van cayendo los pétalos, mientras sus fans se animan a comprarle un cosplay como los que trajo a su sesión con Playboy.
“Me han dicho varias veces que me desenvuelvo mejor encuerada que vestida (risas)”, confiesa en la intimidad de Opus, el club swinger más trendy de la CDMX.
El Chocolate Rosado de Miika Kitsune
Le pregunto por las dinámicas que realiza en las expos. Las de Miika Kitsune son como sus ojos: una mezcla de malicia e inocencia.
Ella ha dejado que un fan le masajee los pies. También ha caminado con tacones por la espalda de otro. Tiene una muy divertida, llamada Chocolate Rosado.
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“Lo que hago es ponerme el chocolate aquí —y mientras lo dice comprime sus pechos— y el fan tiene 15 segundos para comérselo, antes de que se derrita. Mis dinámicas hasta eso no son tan fuertes, pero sí muy ero”.
No tengo idea de con quién estuve hablando. Ni tampoco cómo será su rostro. Sólo sé que ese par de ojos me perseguirá cuando Miika Kitsune ya se ha ido.