Pa’l Norte 2021: Así fue el primer festival en pandemia

Sucedió. Volvieron los conciertos. Ya se habían celebrado algunos. Pero no un festival de la magnitud de Pa’l Norte, que durante dos días reunió en Monterrey a miles de personas después de más de un año y medio de que se reportó el primer caso de covid en México.
La amenaza de un nuevo repunte en los contagios nos persigue como un fantasma. Pero también la imperante necesidad de recuperar algo del patrimonio que esta pandemia redujo a migajas.
—Desde hace más de un año yo no trabajaba, pero ayer estuve de pie y sin comer desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la madrugada.
Habla una stage manager. De esas que por las características de su empleo no podía hacer home office. De las muchas historias de esta época oscura que, además de la muerte, encierran desplomes financieros.
Cuidado: industria no trabajando
Hasta el chofer de la app de transporte me contó, cuando me recogió en el aeropuerto, que hace quince meses el tenía un trabajo, dos casas, tres autos y una familia. Otra vida.
La pandemia se lo quitó casi todo. Del trabajo lo corrieron sin liquidación, vendió una de sus propiedades para pagar sus deudas y de su esposa se separó porque las presiones económicas comenzaron a fracturar su relación de pareja.
De los tres autos le queda solo este, en el que me lleva al hotel. Desde que lo abordé me advierte que trae un ruido en el motor.
—Me da pena traer así el carro, pero para arréglalo hubiera tenido que dejar de jalar todo el fin de semana y no me puedo dar ese lujo.
Los que se pudieron disfrutar del privilegio de no trabajar son las estrellas de rock de talla mundial. Pero aunque nunca se vaciara su refrigerador, no significa que la ausencia de escenarios no les golpeara emocionalmente.
A los músicos les gusta ser adorados. Igual que a los influencers que nadan en las peceras de los hospitalities del Pa’l Norte haciéndose selfies a la menor provocación después de 18 meses de solamente hacer lives.
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Street Foo Fighters
Dave Grohl agradece una y otra vez al micrófono que pueda cerrar el escenario Tecate Light del Pa’l Norte y nos conmina a cuidarnos. Abre con una versión de “Times like this” compuesta sólo por su voz y su guitarra cuyo estribillo se escucha como un epílogo de la interminable pandemia:
“En tiempos asi aprendes a vivir otra vez”.
Quizá por eso la ilusión de normalidad se apodera de los cuerpos que transforman el distanciamiento a social en empujones y caballazos. Porque no se pueda tener enfrente a un viejo lobo del punk como Pat Smear todos los días y romperse la crisma, como pandilleros con cubrebocas, mientras él toca la guitarra es lo menos que se puede hacer.
Foo Fighters se encuentra un público hambriento de guitarrazos. Una horda de leones a quienes recién se les abrió la jaula en la que estuvieron encerrados. Aunque la mayoría se dio tiempo de elegir cuidadosamente el outfit con el que habría aparecer una vez más en la calle.
La bendición del arcán-gel
A Pa’l Norte llegan miles de personas. Vacunadas en su mayoría y acreditadas todas con una prueba de Covid con resultado negativo. Cuando menos ese es el requisito para franquear las puertas y participar de la música y las activivaciones de marca. Lo mismo que embadurnarse las manos con alcohol y se agradece que pasada la una de la mañana de cada aún hay dispensadores de los que gotea el santificado desinfectante.
Son varias las agrupaciones y solistas que hacen referencia al tiempo que estuvieron alejadas de un escenario. Álex Lora le pide a quienes se acercan a escucharlo en un escenario Fusión Telcel recién llovido que “hagan un minuto de desmadre que se escuche hasta el cielo” por las víctimas letales del Covid.
Mark Foster, de Foster The People, que dicho sea de paso tuvieron unas de las actuaciones más impecables y energéticas del Festival, dice que no tocaban en vivo desde 2018. Exactamente el 31 de diciembre cuando interpretó dos canciones para despedir el año en Times Square, Nueva York.
De la casa llena al vacío profundo
Pa’l Norte 2021 es una biblioteca musical en aleatorio. Un caprichoso algoritmo vivo en el que Piso 21 con Mau y Ricky pueden arrastrar a una horda que haría que al bárbaro Atila le temblaran las piernas y que a Todos Tus Muertos los relega al final del viernes a un escenario tan remoto y olvidado, como las cloacas under de las que emergió la banda argentina en los 90.
El habitante promedio de esta aldea en la que nos aislamos del resto del mundo durante dos días se sabe las llegaderas de Alejandro Fernández, pero también las melodías jazzeadas de Whitest Boy Alive. Las norteñas de Los Cadetes de Linares y las Batallas de Gallos que a punta de ofensas rimadas resignifican el concepto de guerra.
Hay que reconocer que no es sencillo echar a andar una maquinaria de tal magnitud no ha de ser sencillo. Con los viejas calderas de la Fundidora de acero transformadas en fuentes como fondo, Pa’l Norte 2021 cumple con una puntualidad minuciosa.
Los relevos en los escenarios se dan con la exactitud de cirujano, pero además el audio permite apreciar la música sin que al otro día despiertes con síntomas de sordera.
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Los Románticos de Pa’l Norte 2021
Observar a los headliners en las pantallas te hacen sentir como un Jonás en el estómago de la ballena. Tame Impala se vale de una coregografía ácida de luces y capas de sintetizador para convencerte de que en algún momento aterrizará en medio de nosotros una nave espacial que respondió a la llamada en falso.
Pero no quita que existan momentos de complicidad entre bandas y fans. Chuy, de Los Románticos de Zacatecas, dedica una de las últimas canciones de su set a un chico que les escribió en redes sociales para anunciar que ahí le pediría a su crush que se convirtiera en su novia.
El cantante le pide a los aludidos que levanten los brazos y no hay tanta gente como para pasar desaparecidos, así que alrededor los presentes comienzan a exigir: “¡beso, beso!” hasta que la recién estrenada pareja se levanta las mascarillas para —en palabras de Neruda— “decirse todo lo que ha callado”.
Al final del sábado, que por voluntad de la naturaleza y a dierencia del viernes sofocante se presentó en forma de un día londinense, ya se sienten los estragos en los cuerpos de los asistentes. Sobre todo de aquellos que por sus años prefirieron a The Kooks que a Boy Pablo o Ed Maverick. De quienes le hacen un chiste a Juanes cuando versiona “No tengo dinero”, de Juan Gabriel.
—¡Así no tocabas en Ekhymosis!— aunque al final el colombiano cierra su actuación con un cover de “Enter Sandman”, como el que grabó para el disco tributo al mal llamado álbum negro de Metallica.
¿Por qué tan elegante, Homero?
¿Quién dijo cansancio?
Me dice un agotado compañero fotógrafo, que a cuestas ha traído su caparazón con más de 20 kilos de equipo, de un escenario a otro.
—Desde ayer a hoy, he caminado 34 kilómetros.
El podómetro de su celular está a punto de estallar.
Varios perdimos la condición. Fueron varios meses en los que dejó de sentirse ese dolor palpitante en la planta de los pies, sensual y estúpido en palabras de Homero Simpson, que te dura una semana entera después de haber ido a un Festival.
Tecate Pa’l Norte 2021 puede ser el último festival de la vieja era para los pesimistas y el primero de la nueva era para los pesimistas. Lo cierto es que el miedo no ha conseguido imponer un silencioso ayuno. Los tímpanos nacieron para vibrar. El mundo ha tenido que aprender a funcionar como es.
“Esto es lo que hay”, dice una canción de Los Amigos Invisibles, quienes sin pretenderlo ilustran con su coctel de ritmos aquello que escribió Bernard Shaw y que a la luz de la pandemia adquiere un carácter más sórdido: “El Infierno está lleno de aficionados a la música”.
Volvieron los conciertos. ¿Algo ha cambiado? Sí, porque en vez de perseguir con furia la reventa o aplicar feroces cateos en busca de quienes quieran introducir drogas o alcohol externo, ahora se montan en las entradas carpas para realizar pruebas Covid.
Pero también porque mientras uno escucha a Gloria Trevi o El Guaynaa, que se presentaron como artistas sorpresa, deambulaban entre las personas personal de salud cuya función era recordarle a los presentes:
—Súbete bien el cubrebocas, por favor.
En tiempos así, aprendes a vivir otra vez.
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Fotos: Kenia López/ Cortesía Festival Tecate Pal’Norte
