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Las diosas del reggaeton: Lizz, las cicatrices de la calle

Por: Arturo Flores 11 Sep 2018
En su más reciente sencillo, canta: “Mi culo es tuyo/ yo soy tuya/ Papi, dame lo que quiero”. Porque ella […]
Las diosas del reggaeton: Lizz, las cicatrices de la calle

En su más reciente sencillo, canta: “Mi culo es tuyo/ yo soy tuya/ Papi, dame lo que quiero”. Porque ella no encuentra nada malo en que una mujer exprese su deseo erótico en una canción sin censura.

“Hice una canción de una mujer que quiere follarse a su novio. Son cosas que me han pasado a mí y seguramente a otras mujeres, entonces digamos las cosas como son. Pero la sociedad no te deja pensar en esas cosas. Así es el reggaeton. Así como puedes escuchar: Llego a la casa, te pongo en cuatro y te lo echo en la cara, también puedes escuchar lo mío, que quizá es más duro y explícito, pero dicho con amor (risas)”.

lizz, las diosas de reggaeton

Fotografías de SANDRA BLOW MUA KARLA DONATO Peinado MARIANA GARCÍA Styling URIEL URBAN

 

Originaria de Concepción, Lizz comenzó a refugiarse en la música desde muy pequeña. Por un lado, su papá escuchaba rock clásico del tipo Led Zeppelin, mientras que su mamá se decantaba por melodías románticas que a la futura cantante y productora nunca le agradaron. Pero al mismo tiempo, su hermano era un headbanger hecho y derecho, aficionado a los discos de Metallica y Slayer.

Antes de que Internet llegara a su vida, Lizz solía ir a los bazares de segunda mano para hacerse de casetes. Fue así que conoció a Thin Lizzy, The Cure y Smashing Pumpkins, que después se sumaron a My Bloody Valentine y Animal Collective, cuando abrió su primera cuenta de MySpace y Bandcamp.

Pero en la calle, en su barrio, se escuchaba rap y reggaeton. Ayudada por programas como Virtual DJ, Lizz comenzó a experimentar con sus primeras mezclas. Unía cosas que aparentemente no tenían nada que ver para conformar un set; no tenía otro objetivo que hacer que la gente de las fiestas a las que asistía se divirtiera. Algo que hasta la fecha no ha cambiado.

“La gente no quiere acordarse de sus problemas cuando va de fiesta… quiere bailar y pasársela bien. Hay quienes piensan que el reggaeton es una mierda, pero yo sabía que tarde o temprano todos iban a terminar bailándolo, porque es la música que nos representa. El reggaeton es nuestro himno latino”.

Lizz comparte su música a través de las redes sociales. Sencillos como ‘Papi, dame lo que quiero’, la han colocado en una visibilidad que provoca que cada vez más gente asista a los perreos donde se presenta. Pero eso no hace de lado que sea víctima de los haters. Los que odian el reggaeton y los que no conciben que las mujeres como ella estén ganando en una escena de la que se pensaba sólo se dedicaban a la contemplación. Ella, que estudió Historia del arte y filosofía, sabe que el reggaeton, por su origen callejero, juega además un papel de crónica social hecha con música.

“Existen tabúes con el reggaeton, pero si te vas a las favelas de Brasil, a República Dominicana, fuera del Resort o en Santiago de Chile tomas la 210 hasta el final (¡Aguan- te el 24 de Vicuña!), Metro el Parrón y Hualpen en Concepción Peñuela 1 y 2, entenderán que esa es nuestra realidad. La de la pobreza, el tráfico de drogas y también la prostitución. Algo que pasa en todos lados y que en nuestra cultura ignoramos”.

 

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