RODADA 2.0: Cozumel en bici, movilidad en la isla…
Por Elizabeth Santana @ElixMorgana
Nunca había visto tantas motocicletas en mi vida ni un aeropuerto tan pequeño que encima, diera lugar preferencial a las bicicletas. Esa fue mi primera impresión cuando aterricé en la Isla de Cozumel, en Quintana Roo, donde, las peculiaridades que la habitan, representaron para mi, un antes y un después.
Cozumel es una isla pero también un puerto turístico. Ahí atracan las embarcaciones más grandes del mundo y también las más lujosas, cruceros que entre tripulación y huéspedes pueden cargar hasta casi 10mil personas de más de 60 nacionalidades, y que por ende, provocan que la moneda de cambio sea el dólar.
Aunque en lo personal me incomoda conocer sitios en México donde insisten en cobrarme en dólares o hablarme en inglés, terminé comprendiendo sus razones y aceptando sus normas, pero no del todo. En la zona hotelera la única forma de transportarme era elegir pagar un taxi de ocho dólares o explicarles que soy mexicana para pagar 80 pesos, o bien, rentar un auto, una moto, o una bici…
Al principio no fue fácil encontrar bicicleta, pues aunque se anuncian, al momento de preguntar, te percatas de que se apoyan entre tour operadores para prestárselas. “Son 25 dólares, ok, pero ella es nacional, en cuánto se la vas a dejar con el cambio de moneda. Ok. Le digo que 250 pesos entonces”, conversó frente a mí el agente al que le solicité una bicicleta.
Sin embargo, desconfié, y decidí investigar un poco más. Junto a mi hotel había otra oficina que rentaba coches (850 pesos 24 horas), motos (510 pesos 24 horas) y bicis (no anunciaba precio). Fui a saludarlos y decidí hacerles la plática, conversamos sobre el cambio del dólar y acordamos que rentaría una bici Beach Cruiser para mujer con canastilla y freno contra pedal durante 24 horas por 200 pesos.
Y obvio, como toda chica, me fui contenta con mi negociación, consecuencia del poder nato de la comunicación en mi género. “No te vamos a dar casco porque aquí no se usa. Para rodear la isla son aproximadamente 65 kilómetros. Son 15 kilómetros exclusivos de ciclovía. Y a tres kilómetros y medio se encuentra el centro”, me explicó Manuel tras darme un mapa y su número celular por si me encontraba en apuros.
Pedalear en Cozumel es de las cosas más bonitas que te pueden pasar en la vida. Aparte de que en México no existen ciclovías frente a las playas, a diferencia de Estados Unidos, ésta se vuelve única (y con letras mayúsculas) por la vista infinita de su mar azul turquesa, aunque eso sí, a contraviento y con temperaturas que van de los 29 a 32°C o más.
Al principio, rodar en la isla fue de terror, lo repito, nunca en mi vida había visto un lugar con tantas motocicletas y pedalear con ellos fue un reto. Al grado que no descarto que tengan sobrepoblación de motos o en breve, esto les represente un contratiempo si tomamos en cuenta que en esta isla la población es de sólo 100mil habitantes en 647.33 metros cuadrados, según el último conteo INEGI de 2010.
Al culminar mi trayecto comprendí que Punta Sur se ubica sólo a 25 kilómetros de la zona hotelera; y la ciclovía confinada comienza a medio kilometro. Pero a diferencia de la Transversal de Cozumel en la que pedalee, y que cruza en medio de la isla, casi no vi a ciclistas. Mientras que en la Transversal hasta platiqué con algunos que entrenaban para el GFNY Cozumel que se realizará en noviembre.
Cuando llegué al hotel, en mi intento por conocer cómo es vivir en una isla, me dijeron que no existía transporte público, lo cual es mentira. Porque en bici descubrí que en el centro de Cozumel justo enfrente de la iglesia, que presume que a unos pasos de ahí se celebró la primera misa en territorio nacional, circulan rutas de viejos camiones que por ocho pesos transportan a sus habitantes.
Antes de abandonar la isla, decidí ir por una cerveza a un bar. Ahí, la mesera me explicó que “vivir en Cozumel es muy bonito, pero así como ganas gastas. Un litro de leche es más caro, y la verdura, por ejemplo, el jitomate que vale 15 pesos en un mercado, en el súper de acá lo encuentras en 30 pesos. Prácticamente terminas pagando su transportación”.
La movilidad urbana en esta isla es compleja y diferente, y al final de mi viaje llegó el momento de abordar un ferry, un barco que por 69 pesos me llevó de Cozumel a Playa del Carmen. Trayecto que durante una hora me permitió llevarme más de las mejores vistas de su mar turquesa, mientras a lo lejos perdía de vista la también llamada Isla de las Golondrinas.
¡Felices rodadas!
