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La burbuja inmobilaria del país vecino, hizo que la compra de una casa se volviera toda una odisea. Además, para los millennials (generación que anda entre los 18-34 años), la idea de “atarse a un espacio” y a una deuda no es por demás seductora. Las tiny houses, se convirtieron en el ideal: espacios económicos, autosustentables y móviles. Sus seguidores decidieron tener vidas más sencillas, con menos cosas, menos consumo y en general, convertirse en los nuevos hippies. La tecnología, la posibilidad de trabajar a distancia y el deseo de viajar, han suplido los antiguos ideales de estabilidad, patrimonio y “certeza” laboral.
Este movimiento ha crecido de manera sorprendente en Estados Unidos al igual que en Europa. Por supuesto, este tipo de acciones requieren cambios de raíz en el estilo de vida, pero sobre todo en la mentalidad, y bueno, eso sólo ocurre cuando existe el deseo de probar cosas nuevas. Tiny House recupera el valor de la tierra, por encima del “espacio”: comprar un terreno económico por encima de un endeudarte con una casa preconstruida. Y bueno, tierra es tal vez la única certeza que podemos llegar a tener. ¿Te atreverías a intentarlo?