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Taxis vs Uber

Por: Jafet Gallardo 19 Ago 2015
Por Pedro Sánchez En la década de 1950 el crecimiento de la Ciudad de México volvió obsoletos a los trenes […]
Taxis vs Uber

Por Pedro Sánchez

En la década de 1950 el crecimiento de la Ciudad de México volvió obsoletos a los trenes y tranvías. Los camiones y taxis ocuparon su lugar y fue necesario regular su servicio. Las autoridades ordenaron que los taxis se pintaran de verde, blanco y negro, y que los choferes se uniformaran. Desde entonces los taxis son parte del imaginario urbano, una forma de movilidad, tema de canciones, películas, novelas y notas periodísticas. Los taxistas han resistido la competencia de microbuses, choferes particulares, camiones escolares y ahora deberán aguantar el embate de Uber: el servicio de choferes privados que ha revolucionado a la ciudad en el último año.

¿Qué es Uber?

Es una plataforma tecnológica fundada en San Francisco, California, por Garrett Camp y Travis Kalanick en 2009. Funciona en 53 países, 300 ciudades, y desde el 2013 opera en la Ciudad de México. En su sitio web, Uber se describe como: “una aplicación de telefonos [sic] inteligentes que conecta personas que buscan moverse de un punto a otro con choferes que brindan servicio de transporte privado”. Los choferes de Uber operan en diversos puntos de la ciudad en automóviles particulares, por lo que no es posible distinguirlos a simple vista; antes de las recientes manifestaciones, eran invisibles para un sector de la ciudadanía, taxistas y autoridades.

Los clientes son los habitantes de la ciudad (y visitantes), mayores de 18 años que cuentan con teléfono, tarjeta de crédito y están dados de alta en la plataforma. Uber, el chofer y el cliente suscriben un contrato en donde el primero garantiza automóviles en excelente estado, choferes amables, facturas y un “viaje suave” (sin acelerones ni enfrenones); el segundo se compromete a estar bien vestido, ser atento, dar botellas con agua, proporcionar revistas y conexiones para recargar el celular, y el tercero, de forma implícita, jura que se portará bien durante el trayecto. ¿Cómo se logra esto? Pues con una retroalimentación en tiempo real: el cliente evalúa al chofer al concluir el servicio (desde una hasta cinco estrellas), y Uber califica a ambos.

Yo soy el ruletero…

Para comprobar los mitos y realidades de ambos servicios, decidí realizar dos viajes: uno en taxi libre, el miércoles, y otro en UberX, el jueves, a la misma hora (2:00 pm), con el mismo punto de origen (metro Canal del Norte), destino (uam Azcapotzalco), y ruta (Congreso de la Unión, Eje Dos Norte, Eje Central Lázaro Cárdenas, y Montevideo).

Para utilizar un taxi libre sólo se necesita hacer la parada, indicar la dirección y contar con dinero en efectivo para cubrir el viaje. Por lo general, el usuario aprueba el servicio de taxis si el chofer conduce bien, la unidad está limpia, el cobro es adecuado y no llevan música a alto volumen. Los usuarios pueden denunciar un mal servicio a la Secretaría de Movilidad, pero su queja suele tardar varias semanas en ser atendida.

Antes del primer viaje hablé con Antonio, propietario de un taxi. Él se encarga del mantenimiento de la unidad, no cuenta con prestaciones sociales y pertenece a una organización de taxistas. Por eso asistió a la manifestación del 25 de mayo. “No sé bien qué sea, ni cómo funcione esa onda [Uber], lo que sé es que baja la chamba. Antes en Reforma agarrabas buenos pasajes, pero ahora ya ni nos pelan, prefieren irse con los entacuchados. Nos ven como si fuéramos la rata”.

Tardé seis minutos en abordar un taxi modelo Platina que aún no cuenta con los colores oficiales. En el tarjetón leo que el taxista se llama Jorge. Es amable y reduce el volumen de un noticiero radiofónico para preguntarme si tengo una ruta establecida. Pese al tráfico, los coches estacionados en doble fila, el autobús en contraflujo y los gritos de los franeleros, conduce con precaución, misma que lo obliga a detenerse en cada semáforo. Cuando abro mi mochila para sacar el teléfono y una libreta me observa con recelo en el espejo retrovisor. En el Eje Central le pregunto qué piensa de Uber y si considera que le quita el pasaje. Espera hasta una luz roja para reflexionar su respuesta: “Pues ha de ser de [Miguel Ángel] Mancera, pues ni les hace nada y los defiende. Y no me quitan nada. Hay días buenos y malos. Mis clientes son señoras que van al mercado de Jamaica y que pagan en efectivo, ya ve que para usar esa cosa hay que tener tarjeta”. Las obras para construir el Metrobús sobre Montevideo interrumpen la plática ya que el taxista va atento a las piedras dispersas por el asfalto y a las indicaciones viales que algunos albañiles dan con una bandera descolorida. El costo del servicio fue de 90 pesos y el tiempo de 38 minutos.

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Yo soy chofer de Uber

Unas horas antes de hacer el segundo viaje conversé vía telefónica con un conductor de Uber. El chofer, a quien llamaré Rodolfo, pues me pidió no dar su nombre verdadero, trabajó por cinco años en una oficina de atención a clientes de una compañía telefónica. Cuando se fastidió del mal trato de sus superiores y de la prepotencia de algunos clientes decidió renunciar. Con su liquidación y algunos ahorros dio el enganche de un coche que intentó convertir en taxi. “Me traían a pura vuelta con los papeles, según no había placas pero los ‘coyotes’ decían que con un varo me hacían el trámite. Entonces un amigo me dijo que revisara en Uber, hice los exámenes y mírame.”

Rodolfo es chofer UberX desde hace un año y medio. Le pregunté cómo es el ambiente en Uber: “trabajo en una empresa seria, que me da prestaciones y me apoya con el mantenimiento del auto.” ¿Qué hace diferente a un chofer de Uber de un taxista? “Nosotros somos respetuosos, nos vestimos bien y cuidamos nuestros coches. Los taxistas son groseros, cobran de más y se accidentan a cada rato.” ¿Gana más un chofer o un taxista? “Pues por lo que sé en el servicio de UberX… Como que ganan igual, pero tal vez le quedé más ganancia al de Uber, pues no gasta tanta gasolina, y como son clientes registrados no hay tanto riesgo de que te atraquen.” Intenté hacerle otras preguntas (horas de trabajo, si hay accidentes, si sabe quién o quiénes son los dueños, si los apoyan con la gasolina) pero ya no quiso responderlas.

Como no tengo tarjeta de crédito, le pedí a un amigo que es usuario de Uber que me acompañara a realizar el segundo viaje. Nos vimos afuera del metro Canal del Norte. Ahí solicitó el servicio y se le indicó que un chofer de nombre Erick llegaría en un Tiida en 10 minutos. Once minutos y 35 segundos más tarde llegó el auto. Antes de iniciar el viaje le pidió a mi amigo que se sentara en el asiento del copiloto y nos entregó una botella con agua. Erick puso en marcha el vehículo y marcó el inicio del viaje en un teléfono celular que trae en el tablero, nos preguntó si teníamos una ruta determinada y si deseábamos escuchar música. El viaje es placentero, el auto está muy limpio, el chofer conduce con extrema precaución sobre un mismo carril a una velocidad constante. Erick debe tener 27 años, viste un traje azul marino, con camisa blanca, corbata de rayas azules y rojas, y usa anteojos. Cuando saqué de mi mochila el teléfono y la libreta no se inmutó. En un alto me dijo que si deseaba recargar mi teléfono me podría prestar un cable. Intenté hacerle las mismas preguntas que a Rodolfo pero se disculpó por no poder responderlas. A la altura de la Central Camionera me dijo que no era algo personal: “no platicamos tanto ya que nuestro deber es estar atentos al camino”. El costo del servicio fue de 110 pesos, el tiempo de 35 minutos, mi amigo evaluó al chofer y viceversa, y a mí me entregó un papel con dos correos electrónicos y me dijo: “Ellos te pueden responder tus preguntas.”

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¿Revolución vehicular?

En términos generales no hay gran diferencia entre un viaje en taxi libre y uno en UberX. Sin embargo, hay diversos factores que pueden alterar esta perspectiva: la hora, la zona, el humor del chofer y del usuario, el tránsito, el clima, otros conductores.

Cuando viajamos en taxi somos parte del paisaje urbano y pasajeros visibles. Pero no todo es miel sobre ruedas, ya que existe la posibilidad de que algo salga mal (un mal taxista, música que no es de nuestra preferencia a todo volumen, un robo, un cobro indebido…). Lo anterior no es culpa de todos los taxistas, sino de aquellos que hacen todo lo posible para estigmatizar al oficio.

Cuando viajamos en Uber somos (o creemos ser) parte de la población que cuenta con un automóvil particular y el paisaje urbano acompaña nuestro viaje. El servicio de choferes está destinado a una población definida y establece sus propias reglas de operación, que deben ser aceptadas por el chofer y el usuario; de lo contrario, no hay viaje.

En los últimos días, Uber ha sido un tema recurrente en periódicos, noticieros y redes sociales. Las descargas de su aplicación se incrementaron de forma exponencial (800% durante las marchas), se registraron nuevos usuarios y se convirtió en una moda. Si entendemos a Uber como una tendencia que produce un consumo inducido (algo que no necesitamos pero que queremos usar) es inevitable que generará su propia competencia en igualdad de circunstancias, lo cual ya sucede con Cabify, y puede hacer realidad el dicho popular: “En México, a mayor competencia, peor servicio”.

La historia favorece a los taxis; antes ya han resistido la lucha contra otras formas de transporte. Los taxis son una alternativa para las personas que no tienen altos ingresos y debido a las desigualdades sociales que imperan en la Ciudad de México seguirán vigentes y con clientes.

En un escenario ideal, las autoridades crearán leyes que establezcan una competencia leal entre taxistas y plataformas que gestionan transporte. La ciudad será más transitable, habrá más oferta para el usuario y más fuentes de empleo para choferes.

 En el ámbito real, el asunto avanza a la politización y no se han hecho los ajustes pertinentes en las leyes. Los taxistas siguen quejándose, las plataformas se multiplican con diversos estándares de calidad, los choferes van de una a otra buscando la mejor ganancia. Hay más oferta pero sin calidad, mientras los usuarios recurren a otras opciones de transporte.

Finalmente en una prospectiva catastrófica, al no existir regulación, los taxistas toman la justicia por sus propias manos (como sucedió en Bruselas en febrero del 2015), la ciudad se colapsa debido a marchas y cierre de avenidas, estas compañías crecen pero los usuarios no las usan ya que temen ser agredidos junto con los choferes, mientras se aprueban leyes que no resuelven el conflicto.

Veremos lo que sucede en nuestro próximo viaje.

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¿Quién gana más?

Servicio Conductor Tarifa Ganancia Unidades

Taxi Taxista $8. 74 banderazo Entre 200 y 400 139 mil taxis oficiales

$1. 07 por cada pesos por 10 viajes

250 metros o 45 segundos

Uber Chofer ejecutivo $7. 25 base Entre 300 y 550 No disponible

$2 por minuto pesos por 10 viajes

$3. 50 por kil—metro

¿Chofer o ruletero?

Servicio Operador Edad Escolaridad Presentaci—n Su labor es QuŽ piensa del otro

Taxi Hombre 18 en Ninguna Informal Una chamba Competencia desleal

o mujer adelante que les roba el pasaje

Uber Hombre 25 a 55 Secundaria Traje Servicio ejecutivo Competencia

o mujer que les permite mejorar

¿Y si se portan mal?

Servicio Sanciones QuiŽén lo sanciona Tipo de sanci—ón

Taxi Como prestadores de servicios Normatividad vigente y usuarios Multas y cancelaci—n de la licencia 

Uber Como particulares y empleados Uber y clientes Cancelaci—n de perfil de chofer

I want you!

Para conducir un taxi del Gobierno del Distrito Federal, es necesario contar con una licencia tipo B (tarjet—n), aprobar el examen de pericia, presentar un comprobante de estudios, acreditar buena salud, seguro y apegarse a la normatividad vigente. El taxista puede ser propietario (o chofer), trabajar como libre, en sitio o radiotaxis, y estar afiliado a una asociaci—n. 

Para ser chofer de Uber, se requiere contar con autom—vil, cualquier licencia, acreditar los ex‡menes de confianza, tener entre 25 y 55 a–os, conocimientos del ‡rea metropolitana, manejo de tecnolog’a, actitud de servicio, excelente presentaci—n, estar dado de alta en la shcp y no tener antecedentes penales. El chofer trabaja las horas que desea y no pertenece a ninguna asociaci—n.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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