#DesvaríosNocturnos: ¿Por qué ellas fingen los orgasmos?
Por @SandraCorcuera
sandracorcuera.com
Queridos amigos, me da mucho gusto encontrarme con ustedes de nuevo con uno de los temas que siempre me ha tenido intrigada: ¿por qué las mujeres fingen orgasmos? Cuando he lanzado esta pregunta al aire entre mis amigas, la respuesta automática ha sido “¿a poco tú nunca finges?”, a lo que yo respondía con cara de espanto “¡obvio no!”, ¿qué caso tiene? El resultado sería evidente, una mujer insatisfecha, y ¿quién quiere quedarse a medias? Si una finge se está condenando a no correrse jamás porque su pareja nunca sabrá realmente lo que le gusta ni cómo hacerle disfrutar, el sexo se terminará convirtiendo en un mero y tedioso trámite para la mujer, y él quedará como un inútil entre la población femenina. Uf, no. No queremos eso.
Mi asombro fue descomunal al descubrir que la mayoría de mujeres a las que pregunté tienen el “orgasmo-fake” como una práctica habitual. Impactante, ¿verdad? Lo sé… Pero, ¿por qué lo hacen?
Razón 1: por no hacer sentir mal a su pareja. WTF! Resulta que algunos hombres se culpan y dudan de su hombría y virilidad si su amante no alcanza el orgasmo como y cuando ellos quieren, es decir, con la penetración y justo a la vez que ellos. Oh, sí. Mi amiga Sara invitó a su novio a “echarle una mano” ya que él había acabado antes que ella. Ante la sorpresa de mi amiga, él se ofendió y le reclamó : “¿Qué problema tienes?¿Por qué tardas tanto con el rato que llevo ya…?”. Tras culparla de su frustración se vistió y se fue todo enojado. Sara se quedó a medias y con la sensación de ser frígida o algo. Desde entonces decidió optar por fingir si él se le adelantaba y poco después se buscó a alguien más aventurero respecto a la exploración sexual femenina.
Razón 2: por flojera. Ok, lo admito, una vez fingí, ¡una sola vez! Pero es que eso no había cómo salvarlo… Después de 10 años volví a ver a un ex novio con la ilusión de que, con la experiencia acumulada de ambos, nos iría mejor a nivel íntimo (yo achacaba los malos polvos de antaño a nuestra juventud, qué ingenua…). En cuanto comprobé que era una cuestión de maña y no de experiencia, preferí acabar rápido con dos o tres gemidos, y por supuesto no volver a verlo más…
Razón 3: por estrategia. Ésta fue la más impactante e inverosímil para mí, pero admito que tiene sentido. Mi amiga Marisa domina el arte de hacer que su pareja sexual se crea el “sexmachine” por excelencia, y en consecuencia ella se erige como la reina del sexo también. ¿Cómo? Ella le hace creer a su amante que gracias a él es multiorgásmica, y que todo lo que él le hace es puro erotismo y placer. El resultado es un ego masculino por las nubes, y en ese momento Marisa lo tiene en su poder: él obviamente quiere repetir con la mujer que, antes de acostarse con él, no sabía de los multiorgasmos. Ahora ella tiene vía libre para darle instrucciones de la manera más sutil y llevarlo a su terreno, porque como lo tiene contento y orgulloso, él siempre estará abierto a probar “cosas nuevas” o “alternativas”, que en realidad no es más que lo que a ella siempre le gustó. Resultado: todos contentos. Aunque aquí la cuestión sería: ¿cuántos orgasmos habrá falseado tu novia hasta que la hiciste disfrutar de verdad…? Si es que lo conseguiste y no se aburrió y se buscó a otro.
Imagino que debes de estar pensando “conmigo nunca han fingido, estoy seguro”. Error. Cualquier mujer puede fingir un orgasmo y tú jamás lo sabrás. Créeme. O tal vez no te importe saber esto, y piensas que si fingen es problema de ellas. Pero si por el contrario te desagrada la idea de tener parejas sexuales insatisfechas y tú quieres ser de esos amantes que nunca se olvidan y con quien siempre quieren repetir, la clave sigue siendo la misma: comunicación. La humildad y las ganas de que ella disfrute tampoco están de más.
El cuerpo de la mujer es caprichoso y a veces “nomás no” (similar a cuando ustedes toman de más). Nosotras “sabemos” cuándo no va a suceder por muy buena chamba que nos estén haciendo, y no es culpa de ustedes, así es la naturaleza y no pasa nada. A veces preferimos parar, verlos disfrutar, volterarnos a dormir cuchareando y seguir en otro momento. Si la relación goza de buena salud, tendremos la libertad de decirles “hoy no puedo” sin que ustedes se frustren, o también proponerles cómo ayudarnos a terminar sin que se lo tomen como un ataque a su orgullo de macho, sino como la oportunidad de hacer que su pareja toque el cielo de manera auténtica, y de que les pida más y más. En definitiva, los hombres pueden dejar el ego a un lado y subir de nivel, o las mujeres podemos seguir fingiendo orgasmos. ¿Qué prefieren?