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El Karolinska Institute en Estocolmo retomó un estudio hecho entre 1969 y 1971 entre 50,000 hombres y descubrió que aquellos que reportaban beber en exceso continuamente eran también los que tienen los IQ más bajos. ¿Cuál es la relación? Simple: la inteligencia regula el comportamiento. Si bien el consumo excesivo durante la adolescencia es algo común, continuar con este comportamiento en la edad adulta, refleja poco desarrollo de la IQ, es decir, una pobre toma de decisiones. Por supuesto, no todas las personas que abusan del alcohol son de poca inteligencia, ni viceversa. La educación y el éxito económico también afectan la manera en que bebemos. Y bueno, tomarse un trago siempre cae bien pero emborracharse en miércoles es claro que no es una decisión muy brillante, ¿no?
Fuente: EliteDaily.com