¿Ya no amamos el sexo? El porno VR y su conquista del erotismo
Aldous Huxley en su novela Un Mundo Feliz imaginó un futuro engañoso, que en la superficie había alcanzado la estabilidad y la felicidad de todos sus habitantes; pero en las profundidades se trataba de un estado totalitario centrado en la superficialidad. El escritor inglés concibió que el peor escenario posible para las relaciones humanas sería una especie de fábrica, donde los hombres serían creados en laboratorios y el único contacto físico entre los seres humanos sería para saciar el placer.
Afortunadamente, en muchos casos no nos estamos dirigiendo hacia el mundo que ideó Huxley, pero en otros casos nos acercamos a una realidad más extraña que podría erradicar completamente el contacto entre dos personas y los primeros pasos ya se están dando.
No quiero pecar de ludita (aunque aquellos artesanos ingleses no lucharon contra la innovación, pero la palabra se ha utilizado como un sinónimo de reaccionario a la tecnología), la realidad virtual (VR) es uno de los inventos que tienen más potencial, va más allá de juegos de terror y puede ser aplicada en campos tan diversos como el arte, ciencia, cine y educación.
Por supuesto, el porno no podría quedarse atrás, un gadget que te adentra completamente en el mundo que elijas es ideal para introducirse en una cinta erótica y cumplir cualquier deseo. Se trata de la evolución de los videos tradicionales, un avance donde el usuario se convierte en el centro de atención.
El mayor problema para que esta tecnología llegue a todos es el precio, no son baratos y la gran mayoría necesita una computadora o consola que pueda soportar los ambientes virtuales.
En Japón se es consciente de esta limitación y se acaban de abrir cabinas para experimentar por primera vez la evolución del porno. Los espacios son cómodos y tienen la privacidad necesaria para liberar todas las energías sexuales (incluyendo pañuelos). El precio es de 1,500 yenes la sesión o 250 pesos.
¿Mejor que la realidad?
Japón tiene problemas por los números bajos de su tasa de natalidad y recientemente se ha agravado la situación por la caída del sexo entre personas heterosexuales. Los números son alarmantes: el 42 % de los hombres entre 18 y 34 años no ha tenido sexo, y entre las mujeres las estadísticas aumentan a 44 %; los jóvenes no se están interesando en su vida erótica y la situación parece agravarse.
Tanto los hombres como las mujeres dan toda su vida al trabajo. Para ellos es más sencillo recurrir al porno o a una muñeca sexual, en lugar de mantener una relación. Mientras que ellas están hartas de ser decepcionadas por los hombres y no desean abandonar sus carreras para casarse.
A este mundo llega la realidad virtual… muchos hombres prefieren evitar el rechazo y encuentran en esta tecnología el escaparate perfecto: una relación con la mujer de sus sueños, sin las implicaciones “negativas” de tener una pareja en el mundo real.
La realidad virtual amenaza al sexo, esperemos que únicamente sea algo temporal y que no sean las primeras señales de nuestra extinción.
