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Sargento Hardcore: “Su lechita y a dormir”

Escrito por:Sargento Hardcore

Era una tarde calurosa de unos 30 grados, el ventilador estaba encendido frente a mi cama y escuchaba música de The Police. Había terminado de trabajar, así que descansaba en el calor de mi habitación cuando abrí la aplicación, sí, también uso Tinder, después de la pandemia se convirtió en mi herramienta favorita para usar y conseguir encuentros casuales. Las mujeres también son cachondas, también buscan sexo sin compromiso y últimamente la gentrificación en la ciudad de México la ha convertido en un paraíso de hermosas mujeres.

Comencé a deslizar a la derecha, rubias, morenas, asiáticas, había de todo. No tengo una preferencia en específico, me gusta el sexo y me dejo llevar por el momento. De pronto un Match, era una chica de nombre Patricia, una hermosa colombiana y de curvas tentadoras, al menos eso era lo que veía en su perfil, así que sin más ni menos, comencé a escribir e intercambiamos mensajes, estaba muy cerca de mi apartamento, me comentó que estaba con unas amigas en una cafetería, así que la invité y le mandé mi ubicación. Jamás hubiera imaginado la respuesta: “Y me vas a dar lechita”. Es de las mías, así que no perdí tiempo y en ese momento le dije que estaba disponible, que le aguardaba una tarde calurosa.

Ilustración de Pachu M. Torres ART

Al poco rato tocaron el timbre, era ella, una hermosa colombiana dispuesta a todo, su perfil se quedaba corto, tenía hermosos ojos, hermosas nalgas y una cara de perversión que me la ponía dura. Al cerrar la puerta me pidió quitarme los zapatos y me sentó de un empujón en el sillón, comenzó a lamer mis pies, así de la nada, una experiencia que me calentaba muchísimo, el sentir su lengua pasar por mis dedos, uno a uno. Después, se quitó la blusa y comenzó a frotar sus pezones con mis dedos de los pies, quizás un fetiche, ¡no importa! Qué no pare.

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No me di cuenta en qué momento se quitó la ropa, ella estaba desnuda frente a mí y yo rendido de placer con solo lamer mis pies, entonces, comenzó a subir, me quitó los pantalones y comenzó a probar mi verga dura, comenzando por la cabeza que palpitaba por sentir su boca, húmeda y caliente. Lo hacía como diosa, una mamada brutal que pocas logran, ella, Patricia, sería recordada por mucho tiempo por su increíble técnica, era una experta, podía sentir su garganta profunda, deseosa de seguir probando por mucho tiempo de mi miembro.

“Déjame que te penetre” le decía, pero ella solo mamaba, era como si hablara con su succión a mi miembro, deseaba penetrarla, pero al mismo tiempo no quería que parara. La agarré por las nalgas y las tocaba como si no hubiera un mañana, ella sumisa, sin decir nada, viéndome como disfrutaba mientras se apoderaba de mi miembro. “Vine por mi lechita y me la vas a dar” me dijo mientras tomaba un respiro para seguir succionando. Usaba la lengua como una experta, se movía en todas direcciones dándome el más delicioso placer oral. Nunca me dejó penetrarla, pero no hizo falta, ella se corrió de solo verme, y casi al mismo tiempo que yo, primero dejó salir mi verga de su boca para dar un grito de orgasmo mientras con mis dedos le daba placer a su clítoris que estaba palpitante de placer. Fue entonces cuando llegué al climax y le dije en voz baja; “Aquí viene tu lechita, no la dejes enfriar”, mientras succionaba una y otra vez, hasta que me hizo venirme en su boca, ella gustosa, succionando sin parar y yo dejándome dar placer.

No cabe duda que soy un suertudo sexual, porque me dió su teléfono, me despaché y me pidió que le escribiera pronto. Por cierto, la guarde en mis contactos como “Patricia succionadora”.

 

Ilustración de Pachu M. Torres