Cuando se habla de salud sexual, uno de los temas más importantes —y muchas veces más ignorados— es el de las Infecciones de Transmisión Sexual, conocidas como ITS. No importa tu edad, orientación o número de parejas: todos estamos expuestos si no tomamos precauciones. Conocer qué son, cómo se contagian y, sobre todo, cómo prevenirlas, es el primer paso para vivir tu sexualidad con responsabilidad, seguridad y sin miedo.
Las ITS son infecciones que se transmiten principalmente a través del contacto sexual (vaginal, oral o anal) sin protección. Algunas de las más comunes son:
Virus del Papiloma Humano (VPH)
VIH
Gonorrea
Clamidia
Sífilis
Herpes genital
Tricomoniasis
Muchas de estas infecciones no presentan síntomas en las primeras etapas, lo que significa que una persona puede tener una ITS sin saberlo y seguir contagiando a otras.
Las ITS se contagian a través del contacto directo con fluidos corporales infectados: semen, fluidos vaginales, sangre o lesiones en la piel (como llagas o verrugas). Esto puede ocurrir durante:
Relaciones sexuales sin protección (vaginal, oral o anal)
Uso compartido de jeringas o agujas
De madre a hijo durante el parto o la lactancia (en algunos casos)
Transfusiones de sangre no seguras (aunque esto es muy raro actualmente)
Importante: El sexo oral también puede ser una vía de transmisión, especialmente si hay contacto con lesiones o secreciones.
Algunas infecciones son silenciosas, pero cuando hay síntomas, pueden incluir:
Flujo vaginal o secreción del pene anormal
Ardor al orinar
Dolor o sangrado durante las relaciones sexuales
Llagas, verrugas o sarpullido en los genitales, ano o boca
Inflamación en los ganglios de la ingle
Fiebre, malestar general
No te automediques ni ignores los síntomas. Acude con un profesional de salud para hacerte pruebas.
Prevenir es mucho más fácil que curar. Aquí te comparto formas efectivas de protegerte:
El condón masculino o femenino es la forma más efectiva de prevenir el contagio durante cualquier tipo de relación sexual. Úsalo desde el inicio hasta el final, y revisa que esté en buen estado.
Especialmente si tienes múltiples parejas sexuales o cambias de pareja, es recomendable realizar pruebas de ITS cada 6 a 12 meses. Muchas clínicas ofrecen pruebas gratuitas o de bajo costo.
Una conversación honesta sobre antecedentes sexuales, pruebas recientes y métodos de protección es clave para cuidarse mutuamente.
No compartas agujas, jeringas, juguetes sexuales sin protección, ni objetos que puedan estar en contacto con sangre o fluidos.
Existen vacunas contra algunas ITS, como la del VPH y la hepatitis B. Consulta con tu médico si puedes recibirlas.
No entres en pánico. Si sospechas que tienes una ITS:
Deja de tener relaciones sexuales hasta que consultes a un médico.
Acude a una clínica de salud sexual o con tu médico de confianza.
Notifica a tus parejas sexuales recientes, para que también puedan hacerse pruebas.
Sigue el tratamiento al pie de la letra. Algunas ITS, como la clamidia o la gonorrea, se curan con antibióticos. Otras, como el VIH o el herpes, no tienen cura pero sí tratamientos que mejoran mucho la calidad de vida.
“A mí no me pasa porque me veo sano.”
Muchas ITS no dan síntomas visibles al inicio.
“Solo las personas promiscuas se infectan.”
Cualquiera puede contraer una ITS si no se cuida, incluso con una sola pareja.
“Con sexo oral no me puedo contagiar.”
Falso. También hay riesgo de transmisión por esta vía.
Uno de los mayores problemas que enfrentan las personas con ITS no es la enfermedad, sino el estigma. Sentirse juzgado o avergonzado impide buscar ayuda, hablar del tema o tomar medidas preventivas.
Hablar de ITS no es inmoral, es responsable. Necesitamos normalizar el autocuidado sexual, las pruebas rutinarias y el respeto a quien vive con una infección.
Cuidar tu salud sexual es una muestra de amor propio y de respeto hacia los demás. Las ITS existen, sí, pero con la información correcta, puedes protegerte, detectarlas a tiempo y vivir una sexualidad sana y sin culpa. Recuerda: el placer y la responsabilidad pueden ir de la mano.