Con la obsesión con la inmediatez, la reacción natural es querer ir por el lado contrario: revalorar el hacer las cosas con calma. Primero fueron los productos artesanales, después lo orgánico, más adelante la slow food y ahora, el slow sex.
El slow sex es la tendencia en la que se busca recuperar el disfrute de la sexualidad poco a poco, despacio. Según dicen, la sexualidad se ha perdido en la búsqueda del orgasmo y la finalidad del slow sex es regresarle un aire casi ritual.
En el slow sex, ha diferencia del tantra, más que buscar retardar el orgasmo por complicadas técnicas, lo único que se intenta es “distraer al cuerpo” cuando está a punto de llegar al climax. Si bien, el alargar el coito puede resultar atractivo, habría que preguntarse qué tanto es tendencia y qué tanto es ocurrencia. Por otro lado, tomarse tiempo para el placer, siempre es buena idea. Tú, ¿qué opinas? Cuéntanos.