Porno hecho a la medida; la mejor forma de cumplir tus fetiches
El porno gratuito ha hecho que la industria del porno caiga en una crisis, el dinero que antes se repartía entre varios estudios y productoras ahora se centra en unas cuantas páginas que ofrecen contenido para adultos sin cobrar un centavo.
Este fenómeno dio origen a una extraña industria que está cumpliendo los fetiches más extraños del mundo. Se trata del porno a la medida, o una especie de “servicio” donde productores o actrices porno filman un video a partir de los deseos de sus clientes. Aseguran que ninguna petición es extraña y realizarán todo lo posible para llevarla a cabo.
Un extraño medio de sobrevivir
El periodista Jon Ronson se adentró a este extraño mundo y les preguntó a los protagonistas de estas películas sobre las peticiones más extrañas que han recibido. Estas curiosamente no implican actos que la mayoría consideraría eróticos, a pesar de que en cada video los clientes tienen a su disposición a hermosas actrices porno para realizar cualquier acto sexual.
Dan y Rhiannon de Anatomik Media, que trabajaban en el porno convencional, le confesaron que en una ocasión recibieron la petición de viajar por un fin de semana en una camioneta para hacerla explotar a la mitad del desierto. Cobraron por todo el servicio 30 mil dólares.
Los ejemplos de peticiones sin implicaciones sexuales son vastos: un video de una mujer que intenta, sin éxito, matar a moscas con un matamoscas; mujeres que cubren su cuerpo con toallas que “accidentalmente” deben tirar la que llevan en el cabello y, por último, vaciar condimentos (como mostaza y cátsup) sobre una mujer en traje de baño mientras ella se encuentra en una alberca inflable. Cada una de estas extrañas solicitudes genera preguntas sobre los extraños fetiches de los clientes, aunque en el último caso está muy claro: se trataba de un dueño de un restaurante.
Una relación única
El porno bajo pedido establece un vínculo único entre los realizadores y los clientes, que devela más cosas sobre estos últimos. Pueden demostrar traumas y obsesiones sin superar, como en el caso del “hombre estampa”, o el hombre que ha mandado a diversos estudios álbumes de su colección de estampas para que las actrices porno las destruyan. Jon Ronson le preguntó sobre la intensión de acabar de esta manera su tesoro más preciado y él le contestó que con el tiempo llegó a tener vergüenza sobre su hobby y sólo quería destruirlo de la manera más sensual posible.
En ocasiones los casos son más tristes que sensuales, un día recibieron una pregunta que si una actriz podía sentarse en el suelo con las piernas cruzadas y decir: “eres amado, las cosas van mal pero no siempre estarán así y el suicidio no es la respuesta”, cuando contestaron afirmativamente no recibieron respuesta alguna; pero aun así filmaron la escena y se la enviaron.
Con el porno a la medida todas las convenciones de la industria se derrumban: los productores se convierten en los confidentes que escuchan los secretos más ocultos de su único espectador, mientras que las actrices se acercan a su público de la manera más inusual posible. Extrañamente se convirtió en el lado más humano de una industria acusada por deshumanizar a todo el que la rodea.
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“Jon Ronson on bespoke porn: ‘Nothing is too weird. We consider all requests’”,The Guardian.
