¿Por qué estamos obsesionados con los glúteos?
Nuestro amor por ellos es incondicional, cuando tenemos esta clase de sentimientos creamos estatuas, pinturas, poemas y canciones. Nuestros esfuerzos son en vano, nada se puede comparar a nuestra obsesión por los glúteos y todo tiene una explicación.
Orígenes particulares
La primera razón se debe a que los glúteos del ser humano tienen un mayor tamaño con relación a otras especies. Esta particularidad se originó desde el momento en que asumimos una postura erguida, no es sencillo para el cuerpo mantener toda la parte superior derecha, por lo que los músculos de nuestros glúteos crecieron.
A esto se le suma el hecho que por siglos los glúteos grandes fueron un símbolo de éxito. Cuando los alimentos escaseaban, sólo los especímenes más adaptados tenían la capacidad de acumular grasa, hecho que garantizaba la supervivencia y era una muestra de riqueza.
Una gran retaguardia implicaba una mejor capacidad para sobrevivir, pero también da la ilusión de tener caderas más amplias. Cuestión que le mostraba a los machos las hembras que estaban mejor preparadas para el parto.
Cabe resaltar que Jared Diamond, antropólogo estadounidense, cree que la acción de caminar erguido hizo que fuera más difícil guardar la grasa en los glúteos, ya que con la acción física el músculo toma su lugar. Por esta cuestión, los cuerpos de las mujeres crearon una nueva región donde guardar la grasa: los pechos. Una razón más por la cual amar al trasero.
Gustos salvajes
Todos estos factores hacen que nuestro gusto por los grandes traseros se remonte a nuestros orígenes salvajes. Caminar erguidos cambió toda la forma en que nos desarrollamos y convivimos, esto modificó nuestra sexualidad e hizo una realidad el sexo cara a cara (algo poco común en el mundo animal).
La postura del perrito es la más común entre los mamífero; por siglos fue la única, pero cuando nos erguimos otras tomaron su lugar. Por esta razón, nuestro gusto por los glúteos y por esta posición claramente es un vestigio de nuestros ancestros, cuando lo más cómodo era tomar a la hembra por detrás y su parte posterior era la más atractiva.
Sin nuestro gusto por los glúteos evoca a nuestros orígenes, pero para algunos la pasión va supera a cualquier otro gusto.
Pigofilia: un paso más allá
Se trata de una de nuestras partes favoritas, pero algunas personas están más obsesionadas que otros. Son las personas con pifogilia, el fetiche centrado en los glúteos. En una primera instancia parecería que todos nosotros tenemos este gusto, pero es un interés que va un paso más allá.
Las personas que tienen este fetiche pasan tiempos anormales viendo y fantaseando sobre los glúteos de otras personas. Les gusta besarlos, lamerlos o sólo jugar con ellos; incluso pueden tener un placer por el simple hecho de frotar su trasero con el de otra persona.
Desde amor incontrolable hasta odas a dedicadas a su belleza. Nuestra obsesión por los glúteos no es nueva y nos seguirá acompañando hasta el fin de los tiempos.
