La Iglesia de Satán y ¿la revolución sexual?
Cuando Anton LaVey comenzó a dar sus misas negras la oscuridad se había mantenido oculta, se nos advirtió que si nos adentrábamos a los rincones más terribles de nuestra mente podíamos ser sujetos a seres oscuros que nos harían sufrir por la eternidad. Nadie se atrevía a mirar al vacío.
La pesadilla medieval surtió efecto en una multitud de generaciones, pero para un ocultista estadounidense fue una inspiración para crear un movimiento. LaVey se adentró en el pecado y vio en las advertencias de la Iglesia un camino para la liberación individual.
Creó a su alrededor un aura oscura: se rapó, se rodeó de animales despreciados y utilizó símbolos prohibidos. En 1969 cristalizó toda esta imagen en la Biblia Satánica, un texto que tomaba sus inspiraciones en Ayn Rand, Nietzsche, Freud y W.C. Fields. En aquel controversial libro resumiría la filosofía que le daría forma a su movimiento y en The Satanic Witch reuniría los principios de seducción y manipulación.
LaVey llamó a su grupo la Iglesia de Satán; desde sus inicios anunció que se trataba de un grupo ateo que no creía en ninguna enseñanza del cristianismo, incluido el mayor representante del mal. En lugar de adoración, se planteó como un movimiento centrado en la aceptación de la naturaleza humana como una bestia carnal.
Bajo esta percepción, Satán es visto como una idea positiva que representa el orgullo, individualismo, ilustración y un combatiente en contra de las creencias abrahámicas. A pesar de esta concepción, en la Iglesia de Satán existen ritos, que en lugar de ser medios de adoración, son caminos para generar un objetivo y en muchas ocasiones tienen un giro sexual.
Ritos sexuales
En la época el sexo todavía era tabú y LaVey quería acabar con esa realidad. Erigió la Casa Negra, una mansión en San Francisco que había funcionado como burdel en el siglo XIX y como un bar clandestino durante la prohibición. Las misas negras en un principio eran especies de protestas en contra del cristianismo: mitos de fertilidad, “brujas” desnudas, altares de mujeres y blasfemias constantes. Estas protestas con el tiempo se transformaron en ritos mágicos para traer positividad y bien a sus participantes.
La biblia satánica menciona que existen tres tipos de ritos: sexuales, para atraer a posibles parejas; de compasión, para ayudar a otro; y de destrucción, para dañar. Durante las prácticas sexuales los hombres deben vestirse de negro y las mujeres prendas del mismo color, pero que estimulen los sentimientos sexuales. Los altares pueden variar, en ocasiones el cuerpo desnudo de una mujer puede servir para este fin y se coloca la imagen de Baphomet, una deidad medieval, rodeado de velas negras.
Liberar la sexualidad
Como el satanismo de LaVey se basa en la búsqueda de la libertad, un aspecto central es la revolución sexual. Cada individuo debe encontrar qué es lo que más satisfaga sus ímpetus sexuales y dejarse llevar por su lujuria, siempre y cuando siga las once leyes satánicas, entre las que están: “no hagas avances sexuales a menos que te sea dada una señal de apareamiento” y “no hieras a niños pequeños”. Razón por la cual todas las personas están obligadas a buscar su fetiche y aceptarlo como una forma natural de sexualidad.
Las religiones normales cargaron al sexo de una negatividad y de pecado, LaVey, con el fin de combatir esta postura, creó los rituales eróticos. El objetivo es normalizar esta actividad, aunque no son una parte central del movimiento, cada quien es libre de experimentar su vida sexual conforme a sus intereses y experiencias.
Más que adoración de demonios y rituales centrados en el sacrificio de animales o doncellas, la Iglesia de Satán se trata de un movimiento filosófico que busca la aceptación personal; objetivo donde el sexo juega un papel determinante.
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