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Juega con su ombligo y hazla sentir un orgasmo único

Escrito por:Playboy México

 

El ombligo se encuentra entre dos mundos: el que lo ve como el receptáculo de la pelusa del ambiente y el que lo concibe como una de las partes más atractivas de una mujer.

Puede ser que la barrera que divide a los universos sea el género, probablemente nuestro ombligo es la parte de nuestro cuerpo de la que menos pensamos; pero con las mujeres es diferente y tan sólo  un ligero vistazo puede incrementar nuestras pasiones.

El psicólogo Leon F. Seltzer escribió para Psychology Today todo sobre los vínculos sexuales que tiene este centro de la vida y demostró que van más allá de la simple atracción.

¿Un hermoso orificio?

Por siglos hemos amado al ombligo, en Medio Oriente era una de las partes más sensuales de una mujer, y como prueba está la danza del vientre, esos movimientos que descubran el abdomen de las mujeres y centraban la atención en su parte central. Esta atracción hizo que las mujeres tomaran pasos para adornarlo, ya fuera  con joyas o con cadenas.

Esta tradición de ombligos perforados llegó hasta nuestros días, y con el tiempo  levantó nuestra pasión hasta convertirlo en uno de nuestros gustos sexuales favoritos (se encuentra en el segundo lugar de los fetiches más buscados en Google).

Madonna sólo le echó más leña al fuego cuando en una entrevista en 1985 afirmó: “Tengo el ombligo perfecto… cuando meto mi dedo en él experimento una nervio en el centro de mi cuerpo que va hasta mi columna”.

 

Secretos sexuales

La cantante de pop  no estaba tan perdida. El ombligo está lleno de terminales nerviosas que son ignoradas por la mayoría. Parece la puerta a los genitales y tiene mucho más que ver con ellos de lo que se podría pensar: los nervios que lo integran son los mismos que están en el área genital, razón por la cual un estímulo correcto puede reflejarse en el canal vaginal.

Este tipo de caricias pocas mujeres las han sentido, por lo que si le prestas atención le darás sensaciones que nunca había tenido. Acarícia lo, hazle cosquillas y penétralo con la lengua; todos estas técnicas harán que lo sienta directamente en otros lugares y si lo complementas con otros estímulos la llevarás al cielo.

Nos fascina verlo y admirarlo, ahora nos toca agradecerles y estimularlo.

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