El Libro Vaquero: historia erotica orgullosamente mexicana
El viejo oeste era salvaje, los pueblos se veían amenazados por los ataques de nativos que defendían sus antiguas tierras, y a las afueras los bandidos estaban dispuestos a asesinar con tal de apropiarse de unas cuantas monedas. Pocos podían sobrevivir en este ambiente y los hombres que triunfaban en él eran prototipos que causaban admiración o terror.
No es extraño que nuestra cultura latina se haya fascinado con este brutal mundo; en los años sesenta nacieron los spaghetti western, películas centradas en esta época y producidas principalmente por compañías italianas o españolas. A pesar de su origen extranjero, fueron éxitos que conquistaron a Estados Unidos con títulos como Por un puñado de dólares y El bueno, el malo y el feo.
Nosotros no fuimos ajenos a la admiración. Nuestra versión de Billy the Kid, Nat Love y de Butch Cassidy tomó la forma de un ejemplar de bolsillo y conquistó a toda la nación en la década de los ochenta. Se trata de El Libro Vaquero, proyecto que nació de una conversación entre Rafael Márquez y Mario de la Torre Barrón, en la cual planearon una historia donde el tema central fuera el amor vaquero por una mujer.
“La arrogancia del norteamericano, pero con el corazón del mexicano”, Márquez así calificó a su creación, cuya pasión por el viejo oeste nació gracias a cómics estadounidenses como Bat Masteron, Halopong Cassidy y El Llanero Solitario. Extrañamente, los protagonistas de estas historias era fríos mercenarios o héroes dignos de encabezar un convento, el amor por una dama en pocas ocasiones se tomaba en cuenta y todo estaba motivado por algún robo o disputa de terreno.
En su primera entrega, El Libro Vaquero nos mostró a Tom Stacey, un pistolero que intenta vengar la muerte del padre de su amada a manos de un grupo de forajidos. La historia fue publicada con el título Racimo de Horca el 23 de noviembre de 1978, y al poco tiempo se convirtió en un clásico popular que llegó a imprimir más de millón y medio de ejemplares semanales.
El corazón del mexicano iba más allá de la introducción de una relación amorosa, en cada título se hizo una tradición la inclusión de varias chicas voluptuosas y de, por lo menos, una escena sexual. Si bien el desnudo nunca ha sido total, la inclusión de esta picardía lo ha llevado a ser blanco de una serie de ataques. Como si estuviera en el oeste, la versión mexicana ha enfrentado a un sinnúmero de detractores que califican sus historias como “corrientes” y que fomentan la ignorancia.
Miguel de Unamuno, a principios del siglo XX, comenzó a escribir Kultura con k, y cuando se le cuestionó sobre esta particularidad contestó: “En Alemania, pues, donde las señoritas son neutras, la cultura se convierte en Kultur, y cuando yo escribo Kultura con k mayúscula, quiero decir, cultura a la alemana; y cuando la escribo con una modesta c minúscula, es una culturilla latina, superficial, inconstante, como la que por acá nos permitimos”.Con el tiempo, en la academia mexicana se adoptó el término, pero en lugar de ser referente a la cultura alemana se autodefinía como las “expresiones sofisticadas”, “académicas, “exclusivas” y “clásicas”.
Es así como El Libro Vaquero ha sido condenado: se trata de una cultura con “c”, una cultura latina reducida y digna de causar pena. No obstante, con cada título combate a la Kultura, sus publicaciones se separan de los llamados pornocómics, donde la historia es inexistente y los protagonistas son los órganos sexuales. A diferencia de estas imitaciones, en el famoso título, la historia siempre es la protagonista, en cada narración hay un seguimiento del contexto histórico y los personajes son bien definidos, todo para causar el impacto necesario.
Los eruditos que dicen pertenecer a la Kultura siempre lo descalificarán por su naturaleza, pero ya se trata de un clásico digno de conservarse, admirarse y estudiarse; como lo fue hecho en Praga durante una muestra que abarcó los 35 años de las portadas de El Libro Vaquero, sin duda una representación del arte pop latinoamericano.
Ya sea el precio o su contenido erótico, El Libro Vaquero continuará combatiendo a esa Kultura que desea negar su existencia; mientras algunos buscan su desaparición, la publicación que ha combatido a la corrupción y al analfabetismo está por llegar a los cuarenta años, casi medio siglo de ser parte de la cultura mexicana.
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Raul López Parra, “El Libro Vaquero: un clásico de la cultura popular“
Miguel de Unamuno, “La Kultura y la Cultura”
