El jardín de las delicias donde la ropa estaba prohibida
La piel es incómoda para muchos cuando la ven, es aceptable en dosis pequeñas, pero cuando se descubre por completo se trata de un pecado; todos debemos hacer lo imposible para cubrirla, como si fuera una anomalía que debemos ocultar del mundo.
Ya superamos la época donde los talones, cuello o rodillas eran una parte sensual que las mujeres debían cubrir; a pesar de ello, todavía vivimos en un mundo donde la violencia es mucho más aceptada que el desnudo. Han existido una gran cantidad de esfuerzos por cambiar esta mentalidad, y entre ellos destaca una extraña comunidad a la mitad de una ciudad estadounidense.
El grupo tuvo su origen en una de las Ferias Internacionales, donde se presentan las mayores innovaciones tecnológicas y arquitectónicas, desde maquillaje para Hollywood hasta la Torre Eiffel. También organizaban actos culturales y artísticos provenientes de todos los rincones del mundo, y entre ellos se encontró la extraña colonia de los Jardines Zoro en el Parque Balboa, durante La Exposición Internacional de California y el Pacífico en 1935.
El público abarrotaba las taquillas para poder entrar; los afortunados que lo lograban disfrutaban de un espectáculo sin igual, mientras que los desafortunados se conformaban con mirar a través de las bardas de la comunidad. El tumulto estaba justificado, todos deseaban ver a la extraña colonia nudista.
En los programas se podía observar que el objetivo era mostrar los ideales y ventajas de la vida natural al exterior, sus desinhibidos integrantes invitaban a cualquier persona interesada a conocer sus costumbres y la libertad que solamente se podía alcanzar sin una sola prenda.
El acto por la que todos deseaban pagar se llamaba “The Naked Truth”, o la verdad desnuda, duraba 40 minutos y se realizaban cuatro actos al día. Se trataba de una especie de zoológico, las personas que asistían no sabían lo que iban a atestiguar. Desde juegos de voleibol hasta parrilladas, la visita mostraba acciones comunes de no ser por la ausencia de ropa. Los afortunados podían ser testigos de un extraño ritual casi religioso llamado “Sacrificio al Dios del Sol”.
La particular exposición presentaba a los habitantes como amantes del desnudo que deseaban vivir toda su vida sin una sola prenda, en la realidad se trataba de un performance artístico ideado por Nate Eagle y Stanley R. Graham, y los supuestos pobladores eran actores que recibían un pago. Además, no estaban completamente desnudos, ya que las mujeres portaban solamente una tanga y los hombres un taparrabo.
A pesar que se trataba de un acto simulado, y los actores no estaban completamente descubiertos, el objetivo de la obra fue claro y resonó en todos los participantes: si era posible abrir un parque nudista a la mitad de una ciudad, ¿por qué continuar con el miedo hacia el cuerpo humano? ¿Qué había de extraño en la piel desnuda?
La propuesta naturalmente impactó a una sociedad donde mostrar el ombligo todavía era considerado una indecencia. Organizaciones católicas y civiles organizaron constantes protestas en contra de la Colonia y la calificaron de indecente. En respuesta, el Administrador de la Ciudad les prometió que no habría un acto similar en la segunda temporada de la exposición. No obstante, el acto sí se mantuvo en la segunda entrega.
El único incidente con la autoridad se dio el día de la inauguración, cuando una de las mujeres fue arrestada por cabalgar en un burro en otra de las instalaciones, pero al poco tiempo fue liberada y la situación no pasó de una advertencia.
La extraña Colonia de los Jardines Zoro fue un llamado a derrocar los prejuicios que rodean al desnudo, desgraciadamente hoy continúan muchos de los sentimientos negativos ante uno de los elementos más naturales: el cuerpo humano.
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