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El hombre al que los maridos buscan para que se acueste con sus mujeres

Escrito por:Arturo J Flores

Cuando terminemos esta cerveza, Luis se verá con una mujer casada a la que es muy posible que se lleve a la cama.

La última vez que salieron estuvieron a punto, pero ella tuvo que irse para atender una emergencia con su hijo. Ahora los tres se quieren sacar la espinita. La chica, su marido y Luis.

Hace diez años, este diseñador y fotógrafo de 33 años se inició en el mundo swinger como Corneador. Él no tiene una pareja con quien realizar un intercambio. Más bien, a Luis lo buscan matrimonios en el que al esposo —conocidos en el argot como Cuckold o Cornudos Consensuados— le excita que su mujer tenga experiencias sexuales con otros hombres mientras él le es completamente fiel.

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Nos vimos en un bar de la colonia Cuauhtémoc para platicar. Una hora antes de que llegara la pareja con la que por segunda vez intentará concretar el “encuentro”. Así se le denomina al ritual.

Fotos cortesía de @_TuCorneador

 

La bitácora infiel

Luis es un tipo bien parecido. Viste un blazer negro encima de su camiseta y jeans. Lleva el cabello largo en una coleta y aunque pudiera presumirme acerca de las decenas, calculo que sean decenas, de mujeres casadas, comprometidas o con pareja, con las que se ha relacionado eróticamente, al final prefiere guardarse la cifra. Dice que me la confiaría off the record, pero no le gustaría que la escribiera.

Con todo y que lleva una bitácora pormenorizada de sus hazañas.

—La chica a la que veré al rato me dijo que tiene muchas ganas de leer lo que escribiré acerca de nuestro encuentro, y es que me encanta registrar los detalles. Redacto cosas como “Hoy voy a ver Denisse. Ya he estado con ella antes, la vi en este mismo bar y ella traía un vestido negro…”; le asigno un número al encuentro y voy contando lo que sucede.

Pero esa libreta no es todo. Luis suele cargar con un par de cámaras profesionales y un tripié, con el registra los detalles de sus encuentros, sean en hoteles o en la casa de las parejas. A la mayoría de los esposos les gusta verlos. A veces él tiene que borrar los tatuajes, para que no lo reconozcan a él o a la chica cuando comparte los videos en sus redes sociales, pero en términos generales los comparte en su cuenta de Twitter @_TuCorneador, que es también a través de la cual los matrimonios hacen contacto con él.

Fotos cortesía de @_TuCorneador

¿Cómo empezó todo?, pregunto cuando en el sonido del bar los Amigos Invisibles toman la palabra: Esas son puras mentiras, esa noche yo no andaba ahí…

Diez años atrás, Luis hacía su servicio social en un reconocido museo. Entonces tenía 22 años. Una directiva entrada en los 40, indiscutiblemente atractiva, cortaba la respiración de toda la población masculina, él incluido. Durante la fiesta de fin de año, se quedó convenientemente a solas con ella y su marido. De pronto, ellos intercambiaron miradas, ella se levantó al baño. Los sentidos de Luis se habían adormilado bastante con el alcohol cuando el esposo le dijo:

—Mi esposa me ha dicho que la miras bastante.

Pensó que lo que seguiría sería un reclamo y en el peor de los casos, un golpe. Pero más bien recibió una propuesta:

—Ella y yo tenemos un acuerdo, hemos fantaseado con que te acuestes con mi mujer, ¿te gustaría?

Minutos después, los tres iban camino a un hotel, aunque en el último momento el marido de la funcionaria reculó. Eso sí, le entregó una cámara a Luis.

—Si estoy yo, ella se va a cohibir. Sólo te pido que grabes todo.

Fotos cortesía de @_TuCorneador

 

Tríos no, gracias

Después estuvo con la hermana de una exnovia a la que encontró en redes sociales. Fue ella quien le mostró que existía un submundo sexual de intercambio de parejas, singles (hombres solos) y unicornios (chicas solas). Después comenzó a seguir en redes sociales a  @MiauMiauHW y su marido, @MrMCuckold, pioneros en México del Cuckold y fue así que su propio perfil como Corneador fue creciendo en seguidores.

Sin embargo, había quienes reportaban su contenido y tuvo dos cuentas antes de configurar la que posee en la actualidad.

Le pregunto si en sus aventuras le han sucedido cosas fuera de lo común. Claro, me responde Luis. Desde el esposo que pretendía que estuviera con su mujer mientras dormía (“prácticamente quería que participara en una violación y jamás haría algo así”), los que le han pedido que embarace a sus mujeres (“traer a un bebé al mundo es cosa seria, por supuesto que tampoco lo haría”) y una chica que le pidió que le hiciera un cunnilingus disfrazado de árabe con todo y turbante.

—Esa chica sí sabía bien lo que le gustaba, claro que lo cumplimos— responde y se acaba lo que resta de su cerveza.

La cantidad de matrimonios con los que ha interactuado se los reserva. Sus reglas no: si se graba, siempre lleva un antifaz; nunca sube fotos de su pene a Twitter, tampoco hace tríos HMH (“porque no soy bueno”) y tampoco se relaciona sentimentalmente con la mujer (“lo hemos intentado, pero siempre sale mal”).

Durante su trayectoria como Corneador sólo ha tenido dos relaciones semiformales y a pregunta expresa sobre si se ve haciéndolo por el resto de su vida, me contesta:

—Es que esto no es mi vida, es algo que siempre está en segundo plano por debajo de mi trabajo y mi vida personal. Decir que me aburriría de ser Corneador, es como preguntarme si me aburriría de salir de vacaciones. Uno sale de vacaciones precisamente por eso: para no aburrirte de tu vida.

Su cita está por llegar. Tengo una última pregunta para el Corneador antes de pedir la cuenta y dejar la propina.

—La Biblia dice que no deberíamos desear a la mujer de tu prójimo, ¿qué piensas de ello?

—¿Por qué no? Si la mujer lo quiere y el esposo está de acuerdo en que la desees, no le veo nada de malo.