Una Venus que perrea sola: así son las visitas virtuales al Museo del Louvre
En tiempos de coronavirus, el entretenimiento cotidiano se encuentra en la casa. Afortunadamente, internet es maravilloso y nos ofrece alternativas para todos los gustos que van, desde conciertos, hasta opciones de cine y teatro en casa. Pero para quienes ya ni la ficción les ayuda a aguantar el confinamiento, existen alternativas como la visita virtual al Museo del Louvre.
Se trata de una forma de viajar y conocer algunas de las obras de arte más valiosas en la historia sin necesidad de salir de casa y bajo el costo único de tu servicio de internet. Eso sí, puede que la experiencia sea menos contemplativa y trascendental de lo que esperas, así que te recomendamos disminuir tus expectativas un poco.
Lo que debes saber sobre las visitas virtuales al Museo del Louvre
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Acorde a The Art Newspaper este recinto cultural es el museo más visitado del mundo. Según cifras del propio Louvre, en 2018 recibió 10,2 millones de visitantes, rompiendo su propio récord. Por ello, la idea de poder acceder a este, de manera gratuita y en la comodidad de tu casa, es bastante atractiva para los amantes de la cultura.
La visita virtual al Museo del Louvre era posible aún previa a la pandemia del COVID-19, pero ante el toque de queda instaurado en países como Italia y España, así como el aislamiento preventivo que el propio México ha solicitado a su población, el recorrido en línea del recinto es una actividad que ayuda a pasar el rato y despejar la mente, mientras que conoces la historia de diversas piezas de arte.
Sin embargo, no todos los espacios están disponibles en esta modalidad. Esa fue mi primera gran decepción al abrir el sitio del museo. Por ejemplo, seguramente esperas ver la legendaria Gioconda de Da Vinci, pero la sala de los Estados, que durante casi toda su historia ha albergado a la Mona Lisa, no está dentro del catálogo de la visita virtual al museo.
Pese a esto, la oferta del museo vale la pena para conocer el Antiguo Palacio Real del Louvre, fundado entre 1775 y 1776 por el Conde de Angivillier, director general de los Edificios del Rey, e inaugurado en 1793 como Museo Central de las Artes de la República en el Palacio del Louvre. Es por ello que decidimos darnos a la tarea de vivir esta experiencia para decirte qué esperar.
Así es una visita virtual al Museo del Louvre durante la cuarentena
Como muchos millenials que viven en una de las ciudades del país, donde el costo de rentas es de los más caros, aún vivo con mis padres, algo que si bien ha hecho más fácil el periodo de aislamiento voluntario, no siempre optimiza las experiencias virtuales.
Mientras escojo una de las cinco salas disponibles para iniciar el recorrido, por ejemplo, mi madre discute con mi padre sobre qué habrá de comer mientras prende la licuadora; mi padre por su parte, entra a mi cuarto a preguntar si el pay de limón que lleva meses en el congelador es mío o si puede comérselo. Definitivamente la visita virtual al museo del Louvre no será una experiencia pacífica.
Me decido por la Petite Galerie, un espacio en el corazón del museo que busca contextualizar al museo mismo a partir de diversas temáticas. En esta ocasión, la muestra explica la diferencia entre artesano y artista a partir de su independencia, aspecto que se presenta en diversas formas dentro de las obras de artistas renacentistas (o eso es lo que mi bajo y algo oxidado nivel de francés me permite entender).
En la entrada, me recibe una impresión de la Mona Lisa, la única imagen de esta que brinda la visita virtual el museo. Entre la mala conexión del internet, la cual ha empeorado como consecuencia del home-office que muchos godínez como yo vivimos en estos días, y la lentitud propia de mi computadora, el recorrido tarda en cargar.
Mientras espero, uno de los vecinos empieza su martilleo habitual que lleva ya más de una semana haciendo a la misma hora. Cuando finalmente carga la visita virtual al Museo del Louvre, la Vénus accroupie de Antoine Coysevox mira al vacío, y me pregunto si hay algo de poesía en el martillazo que ya se convirtió en una melodía de fondo para la contemplación de la escultura de mármol, como una banda sonora del trabajo detrás de su creación.
Justo en ese momento, la rutina del vecino cambia y ahora el acompañamiento musical queda a cargo de otra vecina, con uno de los más recientes lanzamientos de Bad Bunny: Yo perreo sola. Sí, es posible que la Venus de Coysevox perreara sola, su postura incluso pudiera interpretarse como un perreo congelado en el tiempo y la protección de su cuerpo como una demanda feminista —sin la música de fondo, dudo que se pueda llegar a esta conclusión—.
A continuación, la visita virtual presenta el cuadro de Anne Vallayer-Coster Los atributos de la pintura, la escultura y la arquitectura junto con Le Salon Carré en 186 de Giuseppe Castiglione, ambos firmados correspondientemente como forma de reivindicar su autonomía. De forma similar, Ip Man destaca su autonomía en el arte marcial del wing chun haciendo suyas las técnicas tradicionales, según la cinta El gran maestro 3, la cual ven mis padres mientras terminan de comer.
De igual manera, los autorretratos de Rembrandt, Elisabeth-Louise Vigée Le Brun, Eugène Delacroix, Albrecht Dürer y Nicolas Poussin, sirven como muestra de la emancipación del estatus de artesanos a través de diferentes interpretaciones artísticas, en este caso, la pintura, cada uno de ellos muestra un estilo propio que busca distinguirse del resto para brindarle valor a su nombre.
Justo a la mitad del recorrido, me gana el antojo y recuerdo que tenemos helado en la casa, así que me sirvo un poco y continúo la visita. Ahora, es la escultura de mármol Groupe de Venus et cupieron de Praxíteles Epoiesen la que toma el centro del siguiente módulo en que se explica la importancia de la vida de los artistas como signo de su relevancia y prestigio desde la antigüedad grecorromana, destacando el papel que Vasari tuvo en este aspecto durante el Renacimiento, documentando la biografía de una gran mayoría de ellos, incluyendo momentos como la famosa pelea entre Miguel Ángel y Rafael, de la cual ya te hablamos en esta nota.
Al recordar este capítulo en la historia del arte, se escucha en el patio comunal la pelea de dos hijos de una pareja vecina. Dura tan solo unos minutos, hasta que sale su mamá a regañarlos y entran los tres a la casa. Quizá no sea una riña que trascienda a la historia como aquella de los maestros renacentistas, pero en tiempos de coronavirus, son ya un efecto secundario inevitable de la convivencia cotidiana.
Por último, la visita virtual al Museo del Louvre cierra la exposición de la Petite Galerie con una reflexión sobre el papel de La Academia en este periodo como diferenciación entre artistas y artesanos. Esto termina de dar congruencia a la relación con el propio recinto que es hoy el mayor museo de arte y antigüedades del mundo con una superficie expositiva de 72 m2.
Aunque en definitiva no es la misma experiencia poder admirar las 554,731 obras que alberga el recinto en persona, comenzando y concluyendo con la vista del primer distrito de París, en la margen derecha entre el Sena y la calle de Rivoli, la visita virtual al Museo del Louvre brinda una oportunidad para hacer conexiones diferentes, ampliar el contexto de las obras y, sobre todo, poder acercarse a estas piezas con helado en mano y sin los vigilantes que se encuentran en cada sala.
