¿Sydney Sweeney y American Eagle promueven la supremacía blanca?

En los últimos días se ha desatado una fuerte polémica en redes sociales y medios de comunicación derivada de una campaña de la marca American Eagle para promocionar sus jeans.
En ella, la actriz del momento, Sydney Sweeney, aparece usando jeans de la marca y hablando sobre lo cómodos que son y lo bien que hacen ver su figura.
Sin embargo, en otro de los comerciales, la actriz habla sobre cómo los jeans se pasan entre generaciones y al final termina diciendo que los de ella son azules, seguido por un voz en off que dice la frase “Sydney Sweeney has great jeans” (el mismo texto aparece en la pantalla).
¿Grandes genes?
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Es claro el juego de palabras que utilizó American Eagle para la campaña.
Genes en inglés (se escribe de la misma manera: genes) se pronuncia de manera casi idéntica a la palabra jeans, lo que permite que la frase “Sydney Sweeney has great jeans” pueda interpretarse como que la actriz tiene grandes genes.
¿Acaso la marca y la actriz están promoviendo la supremacía blanca a través de una campaña con un alto contenido racista?
Transición de la comunicación
Primero que nada, es importante entender que estamos viviendo un momento de transición en la forma en que las marcas se comunican.
No sólo es American Eagle: otras firmas globales como Nike también han cambiado radicalmente su tono.
Hace apenas unos años, Nike era un símbolo del marketing con carga política: campañas con Colin Kaepernick, mensajes de empoderamiento racial y de género, o celebraciones de atletas trans.
Pero hoy, su publicidad parece más alineada con una narrativa conservadora: hombres blancos, campos de golf, frases como “you’ve already won” mientras juega con su hijo. Todo pulcro, todo aspiracional, todo “normal”.
El resurgimiento del conservadurismo
¿Esto significa que las marcas están dando un giro ideológico? No exactamente. Lo que ocurre es que el compromiso con valores como la diversidad, la inclusión o la justicia social no suele ser estructural: es estacional.
Las marcas —con contadas excepciones— no militan causas; las usan.
Y hoy, en un contexto internacional donde en Estados Unidos resurgen los discursos conservadores, donde figuras como Donald Trump recuperan terreno político, y donde valores asociados a la familia tradicional están tomando fuerza, las marcas se acomodan.
Porque su prioridad no es representar a la sociedad, sino venderle.
Por otro lado, casos como los de Bud Light o Jaguar han servido como advertencia para las marcas: en el mundo corporativo actual, la percepción de “go woke” ya no es únicamente una declaración pública, sino también un riesgo comercial.
El caso de Bud Light fue emblemático: tras una colaboración con la influencer trans Dylan Mulvaney, la marca enfrentó un boicot masivo promovido por sectores conservadores.
Las ventas cayeron, hubo despidos en la empresa matriz y hasta el CEO tuvo que salir a dar explicaciones en tono defensivo. Más que defender la inclusión, la marca se replegó.
En conclusión…
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Así que no, American Eagle no está deliberadamente promoviendo la supremacía blanca. Pero sí es evidente que la marca —como muchas otras— se está adaptando a una nueva forma de comunicar, influida por un contexto político y cultural que vuelve a poner en el centro ciertos valores tradicionales: la familia nuclear, los cuerpos normativos, etc.
Más allá de este caso concreto —que puede llamarse como lo que se conoce en Estados Unidos: bad writing — lo preocupante no es tanto el comercial, sino lo que refleja: una industria que, ante la polarización creciente, empieza a replegarse.
En lugar de sostener narrativas de diversidad y cambio, muchas marcas están optando por complacer a una audiencia más conservadora, más cómoda, más segura.
Y mientras el debate se concentra en si Sydney Sweeney tiene “great jeans” o “great genes”, lo que realmente deberíamos estar discutiendo es el endurecimiento de las políticas migratorias y deportaciones masivas, el incremento de la violencia racista, los discursos antigénero que ganan más espacio público y el regreso de figuras políticas que representan todo eso.
Lo preocupante no es la publicidad, sino el clima que la hace posible.
Sydney Sweeney desata polémica (y pasiones) con sus “great jeans” de American Eagle
