Por Elizabeth Santana @ElixMorgana
Me gusta la explicación que Pedro Bravo, autor del libro “Biciosos”, da de la palabra “cochecentrismo”, que en resumen hace alusión a que muchos hacen del automóvil el centro de su vida; y aquí entran los haters de las bicicletas que dicen “¿Y los ciclistas no hacen de la bicicleta el centro de su vida?” ¡Pues sí! Muchas veces pasa, pero es diferente…
Me gusta la movilidad multimodal, es decir que usas varios medios de transporte para llegar a tu destino. Y sin embargo, eso no quiere decir que no sueñe, literal, con un país distinto en el que la infraestructura ciclista sea posible. Es una realidad, incluso hasta una tendencia mundial para marcas. Por ejemplo, según la firma de viajes TrekkSoft, dos de las siete cosas que están impactando en el mundo son el “turismo activo y de aventura” y el “turismo sostenible”; y aquí entran el ciclismo y los tours en bici ¿qué está haciendo México al respecto? Ok, algunos hoteles cinco estrellas ya te prestan bici cuando te hospedas en ellos, ¿es esto suficiente?
Aunado a ello, y buscando programas que apoyen proyectos sociales y medioambientales a constituirse en empresas, descubrí que en México, eso no importa, la mayoría están enfocados en tecnología; entonces el emprendimiento en torno a ello, pues bien gracias, no existe eco. Y si nos vamos por el lado de los programas que apoyen proyectos deportivos, no entiendo qué sucede, porque todos están liderados por hombres, y las mujeres pues, también promovemos y hacemos deporte. Se supone que las empresas deben tener impactos, ya sean medioambientales o que generan fuentes de trabajo, por ejemplo, entre otras cosas. ¿Qué sucede si desde las bases del emprendimiento estas ideas no encuentran soporte o “ángeles inversores”?
Si me pongo en el papel de periodista las cosas salen peor. Los responsables de relaciones públicas tienden a culminar sus emails con un cordial: “habrá cortesías de estacionamiento”, estacionamiento que nunca involucra a tu bicicleta; incluso una vez durante una semana me encargué de preguntarles a todos quienes firmaban así sus emails que si eso también incluía a las bicis, y no, no las incluye. Lo más amable que obtuve de su parte fue palabras tipo, “pedimos al portero que meta tu bici” o “te pago el Uber”, y pues no gracias, a veces prefiero que me pegué el aire en la Ecobici. Aunado a ello, cuando quiero reportear temas ciclistas, los datos son pobres, o los dejan en segundo término, por ejemplo, cuando entrevisté a la responsable de UberEats sobre las condiciones laborales de los ciclistas…
A veces me desanima la falta de respeto y empatía por quienes buscamos trasladarnos en bici y comunicar lo que está sucediendo en torno a ella. Sin embargo, otras tantas hay señales. Por ejemplo, la iniciativa que recién comenzó con los trabajadores de la Delegación Cuauhtémoc, la cual apuesta al concepto de “movilidad activa”, y que trata de que, el primer jueves de cada mes las personas dejen su coche y lleguen al trabajo caminando, en bici, patines o transporte público.
¿Te imaginas cómo sería si tu empresa, agencia de relaciones públicas, medio de comunicación o lo que sea también lo hiciera? Seguro, mínimo, te sensibilizarías a abrir un espacio para tener donde estacionar las bicis.