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Redes Ocultas: Bundy y el Chapo; o el peligro de romantizar el crimen

Por: Iván Montejo 05 Feb 2019
Nos fascinan las historias alrededor del crimen, pero últimamente más que una comprensión de las razones se ha hecho una especie de romantización
Redes Ocultas: Bundy y el Chapo; o el peligro de romantizar el crimen

 

Por distintas (pero similares) razones, Ted Bundy y Joaquín “El Chapo” Guzmán han estado en los más recientes titulares. El primero por el estreno de un documental y una futura película que será protagonizada por Zac Efron; mientras que el segundo por su controversial juicio.

La vida de los dos criminales levanta nuestro morbo, existe algo inexplicable que despierta nuestra curiosidad por estas oscuras figuras. Libros, entrevistas, películas y series, todos intentos por explicar esas mentes oscuras que parecen no tener arrepentimientos.

La industria de la sangre

En lo personal tengo un extraño interés por esos temas, amo los documentales, películas y series que me muestran el lado más oscuro del ser humano. Ya sea el tráfico de drogas, la caza furtiva o los asesinos seriales, si son temas crudos me interesan y quiero conocerlos.

No estoy sólo en este gusto: Netfix ha encontrado en el crimen una mina con series y documentales como Mindhunter, Conversations with a Killer, Making a Murderer y Blood Mountain. Entre los podcasts más suscritos se encuentran Serial, Criminal y Last Podcast On The Left, programas que abordan el crimen desde diversos puntos de aproximación, desde la comedia hasta la investigación periodística. Mientras que Helter Skelter de Vincent Bugliosi, The Devil in the White City de Erik Larson y In Cold Blood de Truman Capote encabezaron las listas de los libros más vendidos en su tiempo.

Contrario a lo que los moralistas pudieran defender, no creo que el interés por estos temas signifique que estamos mal de la cabeza. Considero que en mi caso las historias criminales me interesan porque son difíciles de explicar. No es fácil leer y conocer las peores atrocidades que ha cometido el ser humano, pero creo que es mucho más difícil intentar explicar su razón.

Lo peor de todo es que en muchas ocasiones no existe una razón final. Como Yago, el único villano de Shakespeare cuya maldad jamás es revelada. Algunas personas simplemente tienen maldad pura y eso me parece sumamente difícil de digerir, pero sin duda es realidad lo que Alfred le dijo a Bruce en The Dark Knight: “Hay hombres que sólo quieren ver arder el mundo”.

 

La delgada línea entre la comprensión y la idealización

Pensé en el problema que puede tener este medio tras ver el documental de Ted Bundy de Netflix y ver las últimas revelaciones en el juicio del Chapo. Ambos delincuentes ya tienen una serie dedicada a su vida (una con tintes de ficción y otra documental), claramente la intención de los realizadores no era que el espectador simpatizara con los protagonistas, pero al final parece que ambos se convierten en antihéroes. Hombres cuyas circunstancias hicieron que su vida terminara en una terrible ola criminal, pero que en otro mundo su inteligencia podría haberlos llevado a ser caballeros ejemplares.

Muchos buscamos comprender las acciones de los criminales, entender las razones más profundas por las que alguien puede matar a otro sin remordimiento. La comprensión no implica justificación, sino un entendimiento profundo de todas las causas alrededor de un hecho.

Conversations with a Killer es un gran ejercicio documental, la producción es increíble y no es algo extraño cuando se conoce la persona detrás de él. Joe Berlinge, la mente detrás de la serie, se hizo famoso por Paradise Lost un documental de HBO (que terminó teniendo dos secuelas) que le mostró al mundo la historia de Los Tres de Memphis, los tres adolescentes que fueron condenados a prisión por asesinar a tres niños en un “ritual satánico”.

El documental demostró que los adolescentes eran inocentes y que la única prueba que tenía la fiscalía ante ellos era que les gustaba el metal. Paradise Lost fue un documental que marcó a Estados Unidos y desde los primeros segundos marca a cualquiera el que lo ve al mostrar los videos policiales del momento en que descubrieron los cuerpos en estado de descomposición de Steve Branch, Michael Moore y Christopher Byers, que en la fecha del crimen tenían ocho años.

La cámara hace un enfoque a uno de los cuerpos, donde se puede observar el terrible sufrimiento que el niño de menos de diez años sufrió en sus últimos momentos. Muchos podrían considerar que empezar un documental con esta imagen simplemente es morbo, pero creo que más que amarillismo, se trata de una imagen que le enseña al espectador el verdadero horror del crimen.

 

Todas las caras del criminal

Extrañamente en Conversations with a Killer, Joe Berlinge no realiza esta particularidad. La figura de Bundy abarca toda la pantalla y los crímenes parecen ser medallas de honor en la historia de un monstruo.

Bundy se convirtió en el asesino serial más infame de su tiempo por su capacidad de manipular, todo el que lo conoció no podía creer que hubiera cometido los crímenes y los mismos reporteros que lo grabaron que en ocasiones dudaban de su culpabilidad.

Esta especie de carisma causa un gran problema si no se cubre por completo. Si no se habla de que violaba a sus víctimas con diversos objetos, de que cometía necrofilia hasta que el estado de putrefacción hacía que fuera imposible, de que decapitaba a los cuerpos y maquillaba las cabezas,  y de que mató y torturó a dos niñas de 12 años.

Ante esas acciones la figura de Bundy deja de ser romántica, deja de ser ese hombre inteligente que pudo ser un gran abogado. Exactamente lo mismo sucede con el Chapo.

Recientemente se publicaron documentos que detallan la declaración de “Comadre María”, una mujer que confesó durante el juicio que el capo pagaba 5 mil por cada “vitamina” para mejorar su energía sexual. Eso que llamaba “vitaminas” eran niñas de 13 años, a las que drogaba y violaba, según comentó Alex Cifuentes, quien vivió con el Chapo entre 2007 y 2008.

La serie de este capo se ha dedicado a mostrar la gran corrupción que propició el surgimiento del Chapo, una especie de Scarface inspirada en el narco mexicano. No creo que la existencia de la serie en sí cause algún problema, somos muchos los que amamos este tipo de series y documentales, el problema está en la omisión.

Puede ser que argumenten que la crudeza de los actos (como la violación de niñas de 13 años o la necrofilia) no se toca por respeto a las víctimas, pero de ser así, ¿por qué no generar una serie que gire alrededor de ellas?

Los libros, documentales y series del crimen son necesarias para comprender el lado más oscuro del humano, pero no se puede hablar a medias. Si se quieren abordar los más terribles crímenes se deben mostrar tal y como fueron, de lo contrario se cae en el peligro de romantizar e idealizar a los sociópatas de nuestro tiempo.

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