¿Qué hay que hacer en Barbados, la tierra de Rihanna?
A Rihanna le gustaba jugar en el cementerio. Lo dice ella en la placa que en 2017 se colocó en la calle donde creció en Barbados. A la futura estrella mundial de la música le divertía volar cometas mientras corría entre las tumbas.
Por eso el minitour por el que un taxista local me conduce hace una parada en el Cementerio de Westbury. El barrio en el que la futura estrella del pop iba al karaoke con sus amigos.
Llueve copiosamente cuando el conductor se orilla y me dice que puedo bajar a hacer una fotografía de la necrópolis. Tenía razón cuando me sugirió no dejarme solo. No es que el barrio sea peligroso, pero además de la casita pintada de verde en la que Robyn Rihanna Fenty NH pasó su infancia antes de ser descubierta, la placa y el camposanto, no hay mucho que ver.
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Pero obviamente no podría abordar el vuelo de regreso sin llevarme una selfie del lugar. Ha sido una semana completa en la isla situada en las Antillas Menores. La que hasta 1966 fue colonia británica y que en hasta el año pasado funcionó como monarquía constitucional con parlamento pero que el 30 de noviembre de 2021 se transformó en república parlamentaria con la que hasta hoy es su Jefa de estado, Sandra Mason.
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De ahí que el escudo en la Bandera de Barbados sea un tridente. Idéntico al que empuña la diosa Britania en su personificación y que a los barbadenses les recuerda que fueron capaces de acabar con el sometimiento del imperio.
La estatua que no falta
Barbados es un paraíso, sí. Pero uno consciente de su historia. Mientras los periodistas convocados a conocer sus bondades como sitio turísticos dábamos un recorrido de la mano de un historiador local por el centro de Bridgetown, las referencias a los tiempos de esclavitud brotan continuamente en la conversación.
A un costado del muelle hay un pedestal sin estatua. Justo enfrente de la Plaza de la Independencia donde se erige el monumento al “Padre de la independencia” de Barbados, el abogado Errol Barrow, existió hace poco otra mole de bronce que rendía homenaje a un almirante de la Armada Británica que se distinguió por haber vendido y comprado seres humanos para obligarlos a trabajar.
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Igual que ha sucedido en otros países, como Estados Unidos y México, la efigie por retirada por exigencia del pueblo y el historiador ni siquiera menciona su nombre. El olvido será la condena del infame militar. Pero la esclavitud es también uno de los temas recurrentes en las piezas de arte exhibidas en “Against all odds” en la National Cultural Foundation. En ellas, a través de diferentes técnicas y disciplinas que van de la pintura al arte digital, 25 exponentes cuestionan los límites y alcances de la libertad.
“Desde la abolición de la esclavitud en 1834, la libertad de oportunidades y elección, incluso si se le cuestiona, ha crecido y evolucionado a medida que esta nación ha logrado hitos más amplios en su desarrollo”, escribe en el catálogo la CEO Carol Roberts -Reifer.
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Por su parte, la artista originaria de Trinidad y Tobago Sian Pampellonne explica así su cuadro en un posteo en Instagram: “’Libète’ habla de la continua división racial en Barbados y de cómo nosotros, como nación, continuamos fomentando esta división. Nuestra historia está entrelazada en nuestro ADN, fusionándose tanto con nosotros que las influencias coloniales están incrustadas en nuestra cultura y la reclamamos como nuestra”.
El puro relax
No es extraño que Rihanna aparezca en uno de los murales que hay afuera de la galería. La intérprete y desde 2018 embajadora de Barbados ha colocado a su nación en los ojos del mundo. Su irrupción en la cultura pop representa un triunfo para la isla, la destrucción simbólica de una cadena de invisibilidad.
En medio de una animada cena entre los periodistas y Corey Garret, el carismático director de la Caribbean & Latin America at Barbados Tourism Marketing Inc, el funcionario comentó que una vez superados los tiempos más aciagos de la pandemia por Covid, con la reanudación del vuelo de Copa Airlines que conecta la isla con Panamá, la reactivación del turismo resulta primordial.
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“¿Qué tenemos en Barbados? Playas hermosas, un clima fenomenal, excelente gastronomía y unos tragos exquisitos. Ahora, si llegaste por Rihanna está bien, pero disfruta de todo lo demás”, expresó.
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La isla es un lugar de contrastes. Cuenta con una veloz conexión a Internet y WIFI gratuito en casi todos los bares, hoteles y restaurantes. Una red de fibra óptica que sirve para publicar en Instagram las estampas de un sitio en el que tiempo transcurre más lento. No es queja. Para el viajero intoxicado de estrés, basta gozar de una mañana haciéndose a la mar en un Catamarán en Tiami para deshacerse de los manojos de nervios.
Ayuda mucho devorar una pasta con mariscos, un carpaccio de atún o una hamburguesa de kobe. Porque en Barbados son pocos los restaurantes que no cuentan con una terraza. Entonces mientras se consiente el paladar, se puede uno entregar al espectáculo hipnótico de las olas que se rompen contra las rocas. El sol se va escondiendo muy lentamente.
Para entonces se habrá uno olvidado de enviar “el correo urgente” o de escrolear en el feed de TikTok.
Para tomar en cuenta
* Debido a su historia, los autos tienen el volante del lado izquierdo y se conduce del mismo modo que en Inglaterra. Es importante considerarlo si se piensa rentar un auto.
* Hay taxis, pero en general la movilidad no es muy sencilla. Las distancias son cortas, sin embargo.
* La moneda es dólar barbadanse, aunque en cualquier lugar se reciben dólares norteamericanos a una equivalencia de dos dólares locales.
* Hay Internet libre y de alta velocidad en casi cualquier establecimiento.
* El clima es tropical y aunque llueva, hace mucho calor.
* El uso de cubrebocas no es obligatorio en espacios abiertos, pero sí en museos, galerías y restaurantes cerrados.
* No se requiere vacunación para entrar al país pero en caso de no contar con un esquema completo, los viajeros deben realizarse una prueba Covid al llegar.
Las criaturas subterráneas de Lovecraft
Unos días antes de llegar a este sitio también pensé (y googlé) aquello que a todas las personas que les comenté del viaje me preguntaron: “¿Qué hay que hacer en Barbados?”.
Tanto. Además del baño de historia, de favorecer la gula y el descanso, la isla cuenta con un parque y reserva nacional denominado Harrison’s Cave, una gruta subterránea a la que se puede acceder por medio de un vehículo para admirar las formaciones que el agua se ha encargado de tallar con gran paciencia en las rocas.
Las estalactitas y estalagmitas adoptan caprichosas representaciones de criaturas de un cuento de H.P. Lovecraft. Son como velas que se derriten a costa de ser acariciadas por la filtración del líquido.
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La cueva fue mencionada en documentos históricos en 1795, pero fue descubierta oficialmente por el explorador Jack Peeples en 1970. Se ubica a más de 200 metros de profundidad. Pero no es lo único. En ese mismo parque se puede practicar tirolesa.
Pero para el sibarita promedio, la visita obligada es la destilería de Mount Gay, que se precia de ser el ron más antiguo del mundo. Aunque se consume ron en casi todas las islas aledañas, como San Vicente, Santa Lucía, las Bahamas o Cuba, la destilería más vieja es la de Mount Gay, documentada desde 1703. Su historia nuevamente nos trae de regreso al fantasma de la esclavitud. Fue en los campos de cosecha de caña de azúcar donde comenzó a producirse esta bebida, que si bien es amigable con la coctelería se disfruta mucho mejor sola. Beberla es consumir una tradición. Esta vez la de brindar por la libertad.
La vida es un carnaval
En esos mismos plantíos de caña comenzó otra costumbre que se convirtió en el Crop Over, el carnaval que en este 2022 se llevará a cabo nuevamente desde que la pandemia de Covid obligó a suspenderlo. Históricamente, el Crop Over celebraba el final de la cosecha. Pero en la actualidad, atrae a cientos de turistas a la isla porque compite en importancia con el Carnaval de Río.
La diferencia es que aquí se baila Soca, un género musical originario de los 70 que cuenta con influencias africanas e indias. Un “perreo” extremo que demanda no únicamente de elasticidad y ritmo para bailarlo, sino también un completo despojo del pudor. A quienes nos invitaron a ser parte de uno de los ensayos nos tocó ser parte de escenas increíbles, como la del tipo en zancos que se abrió de piernas para pegarse al trasero de otra bailarina que igualmente se había dejado caer en split sobre el pavimento; la de otro zanquero que cargó a su pareja de baile para perrear en todo lo alto o la del sandwich humano que dejó prensada a una de las participantes en medio de dos tipos.
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Después de una hora de ser partícipe del ritual, que incluye litros de ron y de pintura para lanzarse los unos a los otros, no puede uno dejar de pensar: “si así está el ensayo, ¡tengo que volver al Crop Over!”.
La última selfie
Barbados cuenta con todo de tipo de hoteles. Me tocó alojarme en el Sugarbay Barbados, un all-inclusive resort de descanso situado a pie de playa. Enfocado a un público más adulto, babyboomer, el hotel tiene destellos de boutique en su funcionamiento. Después de los decibeles que me inyectó la fiesta, se agradecía llegar a un sitio silencioso en el que podía escucharse los sonidos de la fauna nocturna y el murmullo del mar.
El carnaval: la fiesta de los placeres y la carne
Había regresado de conocer la casa donde George Washington y su hermano Lawrence vivieron en Barbados y de explorar los túneles subterráneos que la cruzan. Faltaban unas horas solamente para abordar el vuelo de regreso de Copa Airlines cuando encontré a aquel taxista amable al que le pedí algo que nunca pensé que le pediría a nadie:
“¿Podría llevarme a la casa de Rihanna?”, le pregunté y él pisó el acelerador.
