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Pronóstico reservado: el dólar ante López Obrador

Por: Mauricio Flores 14 Ago 2018
La llegada del nuevo presidente no arrojó las consecuencias fatalistas que algunos anticipaban, pero tampoco habría que lanzar campanas al vuelo.
Pronóstico reservado: el dólar ante López Obrador

Tras el apabullante triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las urnas surgieron múltiples y connotados comentaristas, expertos y analistas (en especial que previamente lo criticaban agriamente) que festinan una “luna de miel” de los mercados con el presidente electo, y en un malabarismo retórico aducen que “los mercados” le han dado un voto de confianza por el discurso conciliador y los llamados a la estabilidad del tabasqueño que reitera el próximo secretario de hacienda Carlos Urzúa. Los críticos de ayer y zalameros de hoy dicen que el voto favorable de los mercados por López Obrador se refleja en una variable clave: la reducción de la paridad del peso frente al dólar que destierra la pesadilla devaluatoria ante el triunfo de Morena.

Sin embargo, los datos fríos de los mercados de dinero dicen otra cosa, y se devela una apuesta del “pago por ver” con un alto beneficio (México hoy ofrece la mejor tasa real de toda América Latina que, dicho sea de paso, encarece a casi 500 mil millones de pesos anuales el costo financiero de la deuda pública del país) y a la expectativa que, pasados los discursos y salutaciones, el nuevo gobierno ejerza el poder y maneje las finanzas públicas sin precipitaciones.

No se puede dudar del buen ánimo con que el grueso del empresariado, de los banqueros y operadores de fondos de inversión tomaron el triunfo de López Obrador, quién, como habilidoso político, desde el primero de julio hizo llamados a la concordia y a refrendar un manejo responsable —sin deuda, sin dispendios, sin corrupción y con eficiencia— del presupuesto, así como respetar la autonomía del Banco de México (institución fundamental para la estabilidad monetaria y control de la inflación), que ganó rápida aceptación en círculos de poder que siempre le vieron con recelo.

La actitud institucional de López Obrador —mucho más centrista de lo esperado por sus críticos y seguidores— hacia la herencia gubernamental de Enrique Peña Nieto fue aclamada. También generó buenas expectativas la primera reunión para crear una agenda común con el Consejo Coordinador Empresarial de Juan Pablo Castañón; y fue útil, cálida y pragmática la primera sesión con la Confederación Nacional de Cámaras Industriales, de Francisco Cervantes, donde el próximo presidente acogió la nueva propuesta de política industrial enfocada al crecimiento económico incluyente. Hubo algunos excesos del “besamanos” por parte de miembros del Consejo Mexicano de Negocios que, en la víspera, incluso impulsaron la serie de televisión Populismo en América y financiaron parte de las “guerra sucia” contra López Obrador, y que luego subieron a redes sociales un video de abrazos y buenos deseos al nuevo gobierno.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro ni todo lo que es verde son dólares. De hecho, la tenencia de inversionistas extranjeros en valor de gobierno se ubicó el 2 de julio en 2 billones 123.6 mil millones de pesos, un aumento de unos 10 mil millones en el primer semestre, cuando en 2017 la acumulación fue de 80 mil millones anuales. Los inversionistas, al considerar la similitud de tasas y el diferencial de riesgos, optaron mantenerse líquidos y obtener buen rendimiento: el dinero no se fugó tras la elección, pero no entra a raudales.

Los operadores de fondos esperan conocer los detalles del presupuesto de Ingresos y Egresos que el 15 de septiembre presentará Carlos Urzúa, quien de manera prudente, anticipa un “Presupuesto Base Cero” con máximos ahorros para redireccionar los contados recursos públicos hacia nuevas prioridades sociales. Mientras no se altere el balance, dice Huerta, no se incremente la deuda y se mantenga el orden del gasto, los inversores mantendrán posiciones y con el tiempo podrían premiar al nuevo gobierno con mejor plazo y menor tasa.

Finalmente, existen tres elementos que impactarán en el tipo de cambio y no dependen de lo que haga el gobierno de López Obrador: 1. Cada que el dólar se fortalece el peso se debilita; 2. El precio del petróleo, hoy en máximos de 69 dólares por barril para la mezcla mexicana fortalece al peso, pero impacta directamente al precio al público de los combustibles y con ello la inflación doméstica; 3. Lo que desee y logre Donald Trump en la renegociación del Tratado de Libre Comercio.

Empero, una ficha que puede jugar a su favor el próximo gobierno es que no hereda vencimientos de deuda de corto plazo (el plazo medio de vencimiento es hasta 2027), por lo que puede apostar a refinanciar o reestructurar y así contener el tipo de cambio. El juego se llama cuerda floja financiera.

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