Pistolas impresas en 3D; la realidad que aterra al mundo
Las impresoras en 3D desde hace algunos años fueron vistas como la herramienta del futuro, una fábrica capaz de crear cualquier objeto: desde vasos hasta prótesis y pasteles. Sólo era cuestión de tiempo para que a alguien se le ocurriera imprimir un arma letal con esta nueva tecnología.
En 2013, Defense Distributed creó la pistola Liberator, la primera que podía ser creada con una impresora en 3D. El grupo cree en la Segunda Enmienda y que todo ciudadano tiene el derecho de portar un arma sin importar las circunstancias. La controversial arma únicamente puede realizar un disparo por carga y queda inservible después de varios usos.
Claramente no se trata de un arma efectiva, pero los peligros fueron vistos desde su concepción: cualquiera tenía acceso a ella, no existía ninguna regulación y estaba hecha, casi en su totalidad, de plástico (podría pasar desapercibida por un detector de metales).
Ante esta realidad, las autoridades estadounidenses obligaron a la compañía a bajar el archivo que permitía imprimir el arma, pero recientemente la administración de Trump levantó esta prohibición, lo que significaría que desde este 1 de agosto, Defense Distributed podrá subir nuevamente el controversial archivo. Un juez federal bloqueó esta decisión, pero la amenaza sigue latente.
El problema filosófico
La controversia llegó hasta el mismo presidente de Estados Unidos, quien tuiteó: “Examinando la venta al público de Armas Plásticas 3D. Ya hablé con la NRA ¡no parece tener mucho sentido!”. Esta afirmación es una muestra clara que todavía existe una gran ignorancia respecto al tema, que es mucho más complicado que un arma convencional.
No se trata de la venta de un “arma plástica 3D”, como dice Trump, es un archivo digital con el potencial de crear un arma de fuego. Esta decisión significaría la prohibición de un plano, la idea de una pistola, lo que estaría más relacionado con la libertad de expresión más que con la regulación de armas.
Un caso similar se dio con The Anarchist Cookbook, un libro con todas las instrucciones para crear explosivos, drogas y armas. Su legalidad ha sido cuestionada en varias ocasiones, pero sigue siendo distribuido, ya que está protegido por la libertad de expresión.
La pistola Liberator se ha llevado los encabezados por la decisión de la corte, pero actualmente existen casos más preocupantes.
El menor de los problemas
En Estados Unidos legalmente el receptor inferior es el arma de fuego, debido a que ahí se encuentra el número de serie. Por esta razón es posible comprar partes de un arma sin ninguna regulación alguna, e incluso es posible comprar receptores sin terminar, que son finalizados por personas que desean crear un arma sin registrar.
La innovación tecnológica ha llegado a este mundo y ya están en circulación los archivos para imprimir receptores inferiores para el AR-15, uno de los rifles semiautomáticos más populares, lo que facilita armas sin registro.
El problema mayor es que en Internet nada desaparece por completo, cualquier persona que busque el archivo de la Liberator o un receptor inferior lo puede hacer a pesar de la prohibición. La caja de pandora está abierta y sólo nos queda esperar las consecuencias de esta innovación tecnológica.
