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Sargento Hardcore: el día que forniqué con una asiática

Por: Sargento Hardcore 17 Sep 2018
Llevaba una semana viendo porno Hentai, y con el calor del verano estaba caliente todo el tiempo. De esas veces […]
Sargento Hardcore:  el día que forniqué con una asiática

Llevaba una semana viendo porno Hentai, y con el calor del verano estaba caliente todo el tiempo. De esas veces que tu cuerpo reacciona ante las curvas de hermosas mujeres mientras caminas por la calle.

Decidí pasar por un trago para bajar la temperatura, entré en el bar más cercano y pedí un tarro de cerveza artesanal, bien fría. Terminé el primero y pedí el segundo, para el tercero ya estaba justo en el mood que necesitaba para conquistar a una hermosa chica.

La música del lugar no era de mis favoritas, pero el reggaetón que pusieron hizo que un grupo de mujeres se parara a bailar, fue ahí cuando mis ojos vieron a una mujer de rasgos asiáticos con un escultural cuerpo. Llevaba un vestido de tulipanes muy entallado, dejaba ver entre el sensual baile sus bien formadas nalgas, toda una diosa.

Se dio cuenta de mi inquieta mirada y comenzó a jugar con sus ojos, me retaba con sus movimientos, era como si me dijera: “ven a mí”.

Me armé de valor, caminé hacia donde se encontraba y la saludé. Ella me regaló una sonrisa y de inmediato me invitó a bailar. Ambos bailamos con movimientos muy subidos de tono, sus nalgas rosaban mi miembro una y otra vez, yo podía sentirla, pues su vestido era muy delgado. Provocador de pecado.

Pasada la media noche, el sudor y la lujuria comenzaba a poseer nuestros cuerpos, su respiración estaba agitada y fue entonces, después de muchos tragos y una buena charla, que decidí invitarla a un hotel. Minutos después, estábamos en mi auto besándonos desenfrenadamente mientras mis manos la tocaban por todos lados, ella gustosa me mordía la oreja y acariciaba mi pene con gran fuerza.

Sargento Hardcore:  el día que forniqué con una asiática 0

Ilustración de Andrés Martínez Sánchez @zenit_ilustracion

Empapados de sudor, arranqué el carro y llegamos a un hotel. Ella me esperó hasta tener lista la habitación, la cargué y aventé sobre la cama, después comencé a tocar sus piernas y fui quitándole la ropa lentamente mientras se tocaba los senos de una manera muy ardiente.

Como todo amante comencé a besar su monte de venus y lentamente usé mi lengua para llegar a su clítoris, tenía que llevarla al cielo. Comencé con pequeños mordiscos y también con succiones suaves para estimularla.

Aquella mujer cuyo nombre jamás pregunté me estaba llenando de placer. Sus pechos, sus nalgas, sus ojos, su boca, toda ella era perfección. Comencé a escuchar sus gemidos y mientras más fuerte le hacía sexo oral, más gritaba de placer. La poseía por completo.

Fue entonces cuando ella se levantó, me tomó del cuello y me aventó en la cama para abalanzarse sobre mi pene erecto, comenzó a succionar sin parar una y otra vez, hasta montarme y dejar que mi miembro entrara por completo en su cavidad.

Fue ahí cuando mi fantasía se cumplió, sus gritos parecían de película porno Hentai, yo le pedía que gritara más fuerte mientras entraba y salía de ella. La conexión fue inmediata y así duramos unos minutos hasta que tuvo su primer orgasmo, ambos empapados de sudor.

En ocasiones la tomaba del cabello y jalaba un poco, ella me cacheteaba a placer mientras mi miembro se extendía por todo su templo. Justo cuando se encontraba en el clímax, llegamos al orgasmo al mismo tiempo, la mejor experiencia que pude haber tenido con aquella chica de rasgos asiáticos. Terminamos al amanecer y la llevé a casa de su amiga. Nos besamos una vez más y bajó del carro.

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