Placeres Mundanos: ¿La comida afrodisíaca también es sexo oral?

De romanos a cristianos, a la Edad Media, al Renacimiento, a la Edad Moderna. Afrodita, la diosa griega del amor, sigue haciéndose presente en cualquier alimento que estimule la líbido por efectos fisiológicos, generalmente placebarios, o por lo que provoque en la imaginación.

El primer gran ejemplo documentado en la era moderna es Madame Du Barry que le daba a su sugar daddy Luis XV unos bombones condimentados con ámbar y mencionaba una y otra vez que era una receta había sido trasmitida por cierto Jeque árabe que tenía locas de felicidad a sus ciento cincuenta concubinas y además lograba desayunarse a ochenta vírgenes a la semana. Pero pues una “ayudadita” con la luz de las velas, el vinito, el vaho en la oreja, el escote de la condesa y un poco de salivita, ¡cómo no van a hacer efecto!

Yo siempre he sostenido que un buen platillo consiente a los cinco sentidos, y el buen sexo también, no por nada ambos son considerados pecados capitales, por la cantidad de placer obtenidos en una buena sesión de alguna de las dos. Agreguemos una buena compañía, se dice que es el mejor condimento y yo lo avalo. Este factor indiscutiblemente potencia enormemente el placer.

Los japoneses tienen una práctica en donde convergen el sexo y la comida: el sushi al desnudo, como coloquial- mente se le conoce. Acomodar bocados pequeños en partes del cuerpo específicas, comerlo directamente, la mezcla de aromas, sabores y texturas entre la comida y el cuerpo, para que el comensal tenga un viaje al cielo. Se le llama nyotaimori cuando es mujer quien presta su cuerpo para servir de bandeja viviente y nantaimori cuando es hombre. Aunque raya en sitofilia(*), pero digamos que puede mantenerse en la categoría de afrodisíaco.

Ha sido siempre tal fascinación por la mezcla de gula y lujuria que en París, en el siglo XIX, se pusieron de moda los cabinets particuliers, una alcoba/comedor, solo para pudientes. A finales de ese siglo, en San Francisco abundaron estos lugares, para orgullo de unos, placer de otros y escándalo para otros más.

Un buen juego previo está acompañado de los mejores comestibles y bebidas. No solo por ser parte de la danza con que se impresiona a la pareja en cuanto a buen gusto, solvencia financiera, tener “mundo”, sino porque tenemos los tanques llenos. El cuerpo recién comidito y el buen humor a tope, obviamente com- binados con la técnica de Madame Du Barry pues tenemos las condiciones ideales para echarnos un buen pal…rtido.

Pero los afrodisíacos no terminan en el orgasmo, también hay que darle su espacio al monchis. Esa sensación de antojo justo después, que nos ayuda a terminar el faenón volviendo a compartir alimentos que no precisamente por promover el deseo, sino porque ah qué bien caen para compensar el desgaste físico.

La cocina afrodisíaca es un arte, saber aprovecharla de principio a fin es una ciencia, tan amigable como placentera, pero tan compleja como efectiva.

Te reto lector a que le escribas un poema erótico a tu pareja, que sepas que no podrá ni pensar en decir que no. Redonda, efectiva, contundente. Y cuando la hayas escrito, conviértela en un banquete, 3 platillos y 3 bebidas. Y festejen así el 14 de Febrero y demos gracias a Afrodita.

(*)Sitofilia. Fetichismo donde se combina el erotismo y la comida.