La Sexoteca de Eugenia: ¿El tamaño importa o no?

El mes pasado trascendió a mejor vida el hombre al que le escuché la respuesta más sabia a esta pregunta: Efigenio Amezúa, Doctor y profesor en sexología, defensor, teórico, profesor y divulgador de una sexología humanista, mi querido maestro con el que me formé como sexóloga hace ya muchos ayeres, nos dijo: “El tamaño importa, porque le importa al hombre”.

Y de aquí parto para compartir con todos ustedes algo que muchas mujeres, —no todas, pero sí muchas—, comentamos en las charlas con las amigas, y es que solemos salir huyendo más de penes grandes que de penes chicos o medianos, ¿por qué? pues porque nuestra vagina no es del tamaño del que se la imaginan o la ha pintado el porno. Y porque muchas veces, cuando mezclas un pene grande con esa energía del mete-saca-mete-saca, más que placer, lo que sentimos es dolor.

Es probable que, a muchos de ustedes, e incluso a muchas mujeres, sentir dolor durante el coito les sea muy excitante, esa es una peculiaridad erótica común que nada tiene de malo. Pero para algunas mujeres suele ser displacentero, es decir, no nos da placer ni nos excita. Y cuando eso sucede, lo que puede seguir es una tensión, que provoque resequedad y con ello, aumentar la molestia, el dolor, y las ganas de no volver a salir con el chico en cuestión.

Recuerdo en una ocasión haber recibido en un asesoramiento privado a un joven de unos 23 años, más o menos, contándome que todas, literal, todas las chicas con las que él intentaba salir, lo rechazaban en la primera cita debido al tamaño de su pene. En ese momento pensé que se refería al tamaño pequeño, pero no, se refería al tamaño tan grande. “Soy capaz de chupármela yo solo”, — me dijo—. Lo que le enseñé fue a colocarse “topes” o “donas” en la base del pene para no penetrar totalmente. Tiempo después me escribió para darme las gracias y decirme que había funcionado de maravilla.

Por otro lado, un caso totalmente distinto, un tipo alto, bastante apuesto, casado, con micropene. No más de tres centímetros en estado erecto. Y podrás preguntarte: ¿casado? Pues sí. Resulta que ella tiene vaginismo refractario, nunca pudo conservar una pareja, ya que todos querían coito, algo imposible para ella. Hasta que lo conoció a él, y juntos construyeron una sexualidad y, sobre todo, una amatoria (forma de atraernos, seducirnos, excitarnos con todas nuestras formas peculiares), tan de ellos, que encontraron su pareja deseada, o ideal, como solemos llamarla co- loquialmente. Y aquella situación frustrante de aquel hombre con micropene, terminó. Junto con la angustia de aquella mujer de verse forzada a tener coito con el hombre que amaba.

Aquí tenemos un par de claros ejemplos de cómo es que el tamaño importa, pero importa de otra manera y no como nos lo han hecho creer. Y a ti, ¿te importa?

Soy Eugenia Flores, sexóloga sustantiva y recuerda que, “el mayor placer, te lo da el saber”.