Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

El rayalibros: ¿quién te dio el fruto prohibido?

Por: Adán Medellín 09 May 2019
Los encuentros con escritores, críticos, talleristas o personas vinculadas a la literatura tienen un momento de revelación cuando crece la […]
El rayalibros: ¿quién te dio el fruto prohibido?

Los encuentros con escritores, críticos, talleristas o personas vinculadas a la literatura tienen un momento de revelación cuando crece la confianza: la respuesta a cómo empezamos a leer y quién nos metió esa locura en la cabeza.

A veces, en la historia aparece un pariente bienintencionado que nos regala un libro infantil; otras veces es un tío o conocido con su pila de libros raros, que “aún no deberíamos leer porque no lo entenderíamos” y empezamos a ojear con admiración y asombro. O nos topamos con un profesor apasionado, sensible y con algún rasgo magnético que nos lleva a sumergirnos en las historias o la poesía.

Y es que nuestras historias como lectores suelen empezar en dos lugares: en casa o en la escuela. Mi propia historia de amor por los libros se debe de inicio a dos personas: mi madre y mi abuelo, quienes además eran profesores de primaria. A partir de ahí, cada uno traza su camino lector. Y no se trata forzosamente del programa escolar de lectura, sino de rutas paralelas: alguien que descubre algo y lo pasa a los demás: un conocimiento distinto, oscuro, rebelde, como cuando mi mamá me contaba que había leído “Cien años de soledad” a escondidas porque le habían advertido de las escenas de sexo. Otros amigos aconsejaban leer a Henry Miller, al Marqués de Sade, a Baudelaire…

En otras ocasiones, un libro se vuelve todo el estandarte de una generación y los acompaña en las iniciaciones a la vida. Pienso en ello cuando recuerdo la cantidad de amigos que crecieron leyendo a Harry Potter y acompañaron volumen tras volumen las aventuras del mago con anteojos. Tras el fenómeno vendrían las películas, los actores, la cultura potteriana, pero eso es una historia distinta.

Lo importante, creo yo, es esa posibilidad de ser iniciado en la vida literaria, no como una obligación, no como una materia monolítica, ni como una supuesta actitud deseable para volvernos cultos o educados desde pequeños. Lo importante es darse cuenta de que la posibilidad de leer nos seduce y nos confronta a habitar otra existencia, a escuchar y comprender la otredad, a vivir nuevas vidas al máximo.

Porque leer no es aislarse del mundo, sino adentrarse en sus secretos. Los maestros, madres, padres o quien quiera que nos hizo amar un libro nos tendió una llave, aun sin darse cuenta. Nos enseñaron lo bello, pero también lo terrible. La desnudez erótica, pero también sus arrugas. El apetito, pero también el fruto prohibido. Y en ese camino, transgrediendo un mundo encerrado en el narcisismo que se ha cansado de escuchar a los otros, volvemos a hacer comunidad desde la rebeldía de pensar y dialogar con nuevas palabras, voces e historias. ¡Felicidades a esos mentores y generadores de nuestra vida con los libros!

 

Te recomendamos
Foto perfil de Adán Medellín
Adán Medellín adan.medellin
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?