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Delantero, defensa y arquero… ¡gang bang futbolístico! 90 minutos de placer

Por: Playboy México 09 May 2019
Después del encuentro sexual con mi “dieciochañero”, Tiago, mi vida regresó  la “normalidad”. No era alguien presente, no nos veíamos […]
Delantero, defensa y arquero… ¡gang bang futbolístico! 90 minutos de placer

Después del encuentro sexual con mi “dieciochañero”, Tiago, mi vida regresó  la “normalidad”. No era alguien presente, no nos veíamos ni hablábamos por Whatsapp, digamos que entre él y yo sabíamos lo que había, o mejor dicho lo que no… Éramos el uno al otro ese número guardado como emergencia.

Los días transcurrieron sin tener noticias de él, hasta que un día me escribió y me invitó a uno de sus entrenamientos. No era en plan romántico para conocerlo más ni conectar, sino que había algo más oculto… Aquél entrenamiento sería para mí una pasarela para elegir a los demás participantes de mi “Gang Bang”. Sin pensarlo dos veces acepté y una semana después ahí estaba, lista para cazar a mis presas.

La idea era estar por fuera de las canchas viendo todas las opciones disponibles, él y yo no hablaríamos en persona en ese momento. Sus amigos ya estaban advertidos sobre mi fantasía por cumplir… Y como era de esperarse se anotaron todos.

Mientras ellos entrenaban yo observaba a lo lejos sus habilidades y cualidades, anotaba en “notas” del teléfono celular el número del jugador que me gustaba y se los enviaba a Tiago por Whatsapp, obviamente sin recibir respuesta.

Horas después y tras haber recorrido todo el club deportivo, vi que tenía respuesta del teléfono de Tiago.

-“Te espero en los vestidores…”- así, sin más contestó.

Los nervios comenzaron a invadir todo mi cuerpo, ¿Cómo se supone que llegaría allá? No sabía si estaba permitido pasar.

Caminé sigilosamente por un pasillo lateral de la cancha, adoquín rojizo guiaba y combinaba con mis tacones, una reja de arbustos verdes hacían resaltar mi vestido blanco pegado al cuerpo, me rodeaba cual pasillo de cuento de hadas, como un laberinto que me llevaba al encuentro de mi felicidad… Seguí por el sendero hasta llegar a una puerta secreta debajo de unas gradas, entré cuidando que nadie me observara, la cerré, me quité las gafas obscuras ya por fin dentro y comencé a explorar el lugar.

Desde que entré percibí un ambiente húmedo con olor a hombres y sudor, era una nube de testosterona en el aire que encendía mis sentidos en un instante.

Encontré la puerta al edén, hecha de madera, con ventanas de vidrio rugoso empañado por el vapor de la ducha. Un pequeño pedazo limpiado por la mano de alguno de los jugadores me permitía ver al interior decenas de hombres caminando, vestidos únicamente con una toalla en la cintura, de las regaderas a los “lockers”.

De pronto, las manos y la cara de Tiago aparecieron en el cristal dando un beso y cagado de risa. Me abrió la puerta para pasar, identifiqué a mis dos hombres elegidos, desvié la mirada hacia otro lado como queriendo disimular y me invitó a pasar con ellos.

Poco a poco los demás se fueron yendo hasta que quedamos solos los cuatro…

-Soy Are…- dije en un susurro.

-Mateo, defensa, mucho gusto- contestó tímido.

-Luis, portero, un gusto- dijo sonriéndome.

-Bueno, ya que todos nos conocemos…- interrumpió Tiago la presentación al mismo tiempo que me acercaba a él para besarme.

Ahí estaba… En medio de tres hombres que me derretían. Era como un sueño que por fin se hacía realidad, un “Gang Bang” con quienes menos me imaginé. Con hombres menores de veintiún años dispuestos a experimentar y con las ganas de comerse el mundo en  una mordida, de comerme a mí.

Era casi un ritual sagrado, todos de blanco… Mi vestido combinaba con las toallas que apenas cubrían sus cuerpos empapados.

Me encontraba besando al delantero (Tiago), el sostenía mis nalgas con apretones cuando sentí una cálida boca también en mi cuello y otras manos acariciando desde mis tobillos a mis muslos… Comencé a sentir cómo me lubricaba por completo.

Bajé mi mano a la toalla de Tiago para meterla por debajo y agarrar su miembro erecto, comencé a jalásela de arriba abajo, mientras las grandes manos de Luis llegaban a mi entrepierna para medir la humectación del nacimiento de agua y los labios de Matías recorrían toda mi espalda. Me encontraba en un trance disfrutando de tanta atención hacia mí, de tanto placer, sentía como la piel se derretía con  cada caricia…

No pude más, quise ver que había para mí, me alejé de todos y los formé lado a lado frente a una gran banca. Uno a uno les quité las toallas para poder admirar sus excitados sables y disfrutarlos con todos mis sentidos. Besé, toqué y lamí cada uno de sus penes durante algunos minutos… Los tres eran para mí… Y estaban así por mí. Mientras le practicaba un “blow job” a uno, los otros dos se auto erotizaban viendo la escena, era como un juego de ronda.

Por inercia mis piernas se abrieron, sentir tantos penes duros me prendieron cual incendio en un bosque en primavera. Deseaba poder sentirlos por todos lados tocándome, besándome y cogiéndomelos… La excitación era mutua.

De repente Luis me levantó para quitarme el vestido, la lencería y me recostó  boca arriba sobre la banca forrada por más toallas blancas.

Ya acostada Mateo se dirigió entre mis piernas para besar mis labios inferiores… Recorrió con su lengua cada labio, succionó mi clítoris, me besó el perineo y siguió con el juego hacia mi agujero negro, anotando su lengua en mi ano.

Tenía los ojos cerrados disfrutando del oral que estaba recibiendo, cuando recordé que estaban otros dos hombres esperando ansiosamente por mí, se encontraban frente a nosotros con el pene firme viéndose el uno al otro…

-Me gustaría verlos besándose y tocándose, me excitaría mucho… – dije en voz baja mientras observaba su reacción de espanto.

-Eso no va a cambiar lo que son, créanme…- rematé.

Se miraron fijamente como con la mente llena de prejuicios, como haciendo un pacto entre “brothers”, cerraron los ojos, se acercaron, se besaron y se tocaron mutuamente… Comenzaron a disfrutar. Se acariciaron el pecho, las piernas, sus miembros… Se la jalaban el uno al otro mientras me veían como en señal de reto.

Verlos sin miedo, disfrutándose como seres humanos, con su masculinidad fuerte, sabiendo que no pasa nada hizo que mi mente y mi cuerpo estallara.

El “cunnilingus” que estaba recibiendo de Mateo se intensificó, por momentos imaginaba que los tres se turnaban para lamerme y frotar con su pene mi vulva húmeda.

Tenía que hacerlo realidad, a mi mente vino la imagen de los tres besándome al mismo tiempo y tocándome.

Llamé a Tiago y a Luis con mi mirada para que se integraran con nosotros, me levanté de la banca, me senté sobre mis rodillas y los acerqué, uno a uno los besé hasta que en un punto sentía la lengua de todos, las narices chocaban, pero no importaba. Tomé mi bolsa y saqué una botella de aceite, comencé a embarrarme y a embarrarles, sus manos se deslizaban por todo mi cuerpo, estaban ahí por mí y sólo para mí… Me dedeaban por turnos y todos juntos, excitación en mi clítoris, vulva y vagina, el punto G… Sentía la diferencia de sus movimientos y sus dedos en mi vulva y vagina. Ni treinta dedos eran suficientes para satisfacer mis ganas, me encontraba en un trance de placer, el máximo éxtasis, sintiendo como nuestros cuerpos se fundían para formar una única masa de carne.

Mientras yo les agarraba sus penes, dos por turno y así sucesivamente. De vez en cuando me bajaba a lamérselos, quedando en “cuatro” como posición y dejándoles la cancha despejada para “anotar”. Tomé la iniciativa y saqué los condones, se los puse con la boca uno a uno… Ya no aguantaba más, necesitaba sentirlos por todos mis orificios.

Pedí un jugador para estar en la banca, Tiago se ofreció. Me senté en él, su pene fue llenando poco a poco mis paredes vaginales llenas de sangre extremadamente sensibles, con su dedo estimulaba mi clítoris… Pero no era suficiente.

Así que coloqué a Mateo, el defensa, detrás de mí, alcé la cadera y le pedí que entrara lentamente… Era la primera vez que estaba experimentando sexo vaginal y anal al mismo tiempo con dos hombres, anteriormente lo había hecho únicamente con dildo y pene.

Un sonoro gemido salió desde el fondo de mí ser y me hizo estremecer, le dije a Luis que colocara su cuerpo frente a mi cara y comencé a chuparle el miembro. Tres cavidades habían sido cubiertas, los diferentes ritmos de cogidas me elevaron a un orgasmo como nunca antes había experimentado, jamás imaginé la capacidad de mi cuerpo para poder recibir tanto placer.

Cada célula estaba en su máximo punto, las gotas de sudor en nuestro cuerpo, el aceite, las caricias, los besos… Podía sentir y escuchar todo; su respiración, sus gemidos, nuestros cuerpos chocando.

Cambiaron de posición, Mateo se cambió el condón para cambiar de lo anal a lo oral, Luis me penetró por la vagina y Tiago por detrás.

Sus penes salían y entraban de mis cavidades a diferente ritmo, diferente tamaño, intensidad, todo era diferente… Más intenso, más salvaje, mi cuerpo no aguantó más y explotó… Una cascada de squirting nos empapó a los cuatro, era impresionante la cantidad de líquido que expulsaba…

Nuevamente rotaron, para hacer la última ronda… Quería que los tres pasaran por todas mis cavidades.

Me encontraba sumamente sensible y ellos a punto de venirse… Así que esta vez lo hicimos lentamente… Me concentraba en el placer por secciones, primero oral, luego vaginal y al último anal. Estaba seccionando la sensación que me daban.

Me estrujaban los pechos, las nalgas, la cara… Dedos entraban por mi boca y los lamía como practicando un “blow job”. Comencé a sentir como sus penes de ponían más duros y se llenaban de sangre. Uno a uno los fui quitando para sentarme sobre mis rodillas en la banca, para hacerles “handjob” y “blowjob”, me pasaban sus penes por mis pechos y mi abdomen.

Me ponía “en cuatro” y se turnaban para deslizar su glande en mi vulva… Despacio, luego rápido, delicado y luego fuerte… La estimulación de mi clítoris me hizo venirme otra vez, inundando la cancha de nuestro juego y dándome cuenta de que el tiempo se estaba agotando. Teníamos solamente el tiempo extra

Todos habían anotado, pero faltaba la parte más deliciosa… La mágica eyaculación de los tres cayendo sobre mi cuerpo.

Me recosté en la banca, les pedí que se colocaran a mi alrededor y les quité el condón.

Les ayudé con mis manos y mi boca, comencé con movimientos suaves y finalmente intensos. Sentí la contracción de sus miembros, la fluidez de su sangre en las venas y finalmente la expulsión de su semen.

Sostuvieron sus penes para exprimirse todo y rociarme por completo el cuerpo con su cálido fluido. Los gemidos fueron incontenibles, un coro placentero ambientó el momento. Finalmente me embarré el semen con las manos por mi piel y los observé con una mirada pícara de agradecimiento.

Me levanté… Caminé hacia las regaderas y los invité a seguirme, en fila fueron tras de mí. Le abrí al agua caliente, me metí y me quité sus restos, entraron conmigo a “ayudarme”. El agua caliente recorría todo mi epitelio junto con sus fuertes manos que se agasajaban en el recorrido de mi cuerpo.

Nos bañamos mutuamente sin encendernos demasiado porque ya debíamos partir, salimos, nos secamos y nos cambiamos.

-Fue un placer… – le dije a los tres con una sonrisa pícara.

Le di un beso en la mejilla a cada uno y me fui.

Salí del club completamente triunfante, con una sonrisa que ni el cielo nublado ni la lluvia que había comenzado me podían quitar.

Por fin había cumplido una de mis fantasías más grandes… Un “gang bang” y futbolístico.

Por Are Rojas @Soyarerojas

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